“Quizá sea mi última ocasión, pero tengo el podio al alcance”

Segundo en la Ruta del Sur por los Pirineos, campeón de España contrarreloj y plata en el Nacional de fondo en Ponferrada. Parece que llega bien a la salida de Leeds.

—Los últimos resultados me dan confianza. En la Ruta del Sur me encontré muy bien tras dos meses sin competir, y creo que ese esfuerzo me ha dado un punto extra muy bueno. Luego, vencer en una crono de 47 kilómetros me aporta muchísima tranquilidad.

—¿Sorprendido por sus prestaciones en la CRI de Ponferrada?

—Un poco, al fin y al cabo Ion Izagirre hace muy buenas contrarreloj y Castroviejo es un especialista. Aunque encantado.

-—¿Cómo se siente? ¿Qué tal ha marchado la preparación?

—Estoy fino, muy bien, sobre todo con ganas de bicicleta. Es importante afrontar el Tour con motivación y la mente fresca. Renunciamos a Dauphiné y a Suiza, y en la concentración de Sierra Nevada pude entrenarme como a mí me gusta.

—¿No pesan los años (tiene 34) y otros intentos fallidos?

—Llego convencido. Cada temporada que pasa soy mayor, pero mi cabeza es joven y estoy con bastante hambre. Esta campaña he disfrutado de uno de mis mejores inicios, me siento más motivado, con una mentalidad positiva y más confianza en mí mismo.

—¿Esa es la clave, tensión competitiva en cada jornada?

—Lo demostré en 2013. Anduve siempre en cabeza y el podio se encontraba a mi alcance. Sin embargo, la mala fortuna se cruzó con esa avería.

—¿Alcanzar el cajón de París es una aspiración realista?

—Sí. Sin la mala suerte creo que ya lo habría conseguido el año pasado. Confío en que tengo ese podio en las piernas.

—¿Por qué no lo ha logrado?

—En otras ocasiones veía al Tour muy grande y le tenía demasiado respeto. Aunque lo mantengo, me considero capaz de hacerlo bien y los adversarios no son tan superiores a mí esta vez.

—¿Cómo definiría su relación con la ronda francesa?

—Quizá no haya sido la prueba en la que mejor he rendido. No obstante, he obtenido bonitas victorias que me han hecho muy feliz. La mezcla de alegrías y tristezas no quita la ilusión con la que participo en el Tour, la carrera más importante y la que más prestigio puede darte.

—¿Qué le parece el recorrido de esta edición?

—Hay cinco finales en alto que me vienen bien. Decidirán los Pirineos, con tres días muy exigentes. Pero para mí la etapa reina no es la de Hautacam, sino la anterior, con cuatro puertos durísimos. Aunque puedes ganar el Tour el penúltimo día, en la crono. Los de Inglaterra resultarán complicados para empezar, y luego el pavés de Arenberg, de colocación y no sufrir caídas ni pinchazos.

—Háblenos de sus enemigos por la general.

—El más fuerte es Contador. Ahora mismo es el Alberto de otros años, motivado, con ambición. Le saldrán tres semanas geniales. Froome está muy bien, pero no como otras temporadas. Sin embargo, se trata del actual vencedor y merece mucho respeto. Ellos serían los únicos un punto por encima de mí.

—Con su edad y la explosión de Quintana, ¿se agota el cupo como jefe en el Tour?

—Con 34 años y ese empuje de Nairo, puede que sí sea mi última oportunidad en esta carrera. No vamos a descubrir ahora su calidad.

—En su siguiente objetivo, la Vuelta, correrán juntos.

—Me encanta la Vuelta, por eso siempre la incluyo en mi calendario. Seguro que Movistar va a ofrecer espectáculo, con Nairo o conmigo. Si debo ayudarle para que gane, lo haré.

—Y para terminar 2014, el Mundial de Ponferrada, en casa.

—Es una motivación extra. Ya hemos comprobado la dificultad del circuito en los Nacionales. Lo mismo que en el Tour a lo mejor no cuento con más oportunidades, no sucederá así en los Mundiales.

—En su palmarés lucen cinco medallas mundialistas, el récord, pero ninguna de oro.

—Siempre lo he rondado y se me ha resistido. Ojalá toque este año. Mis errores se notan más por estar en cabeza, de ahí algunas críticas.

—¿Prefiere el cajón en el Tour o el arcoíris en Ponferrada?

—Nunca he conseguido ninguno de esos dos retos. Al tratarse de dos objetivos tan importantes para mí y el Movistar, no sabría decantarme por uno.