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VUELTA A ESPAÑA | 20ª ETAPA

Chris Horner, rey a los 41 años

Elissonde, francés de 22 años, ganó en el coloso asturiano. Mientras que Horner, con cerca de 42, aguantó hasta cinco ataques de Nibali y se coronará este domingo en Madrid.

Horner camina a la meta del Angliru. Vigila todo lo que sucede a su alrededor mientras Valverde y Purito marchan a su rueda.
Jesús Rubio

Hay dos formas de tomárselo. Tres, si acaso. La primera es dudar del triunfo de un ciclista de 41 años (42 a partir del 23 de octubre), porque nadie con esa edad ganó jamás una gran vuelta por etapas, ni una clásica, ni una carrera ProTour. La segunda es celebrar el éxito de Christopher Lee Horner como una victoria del ser humano contra los radicales libres. Quizá estemos ganando la batalla contra la oxidación: hace doce días una respetable señora de 64 años fue nadando de Cuba a Florida (166 km) sin mediar provocación. La última posibilidad es balancearse entre ambas teorías, aportando el dato de que el archipiélago de Okinawa registra la mayor concentración mundial de ancianos con más de cien años. Allí nació Horner en 1971 por caprichos del US Army (su padre trabajaba como mecánico militar).

De momento, conviene atenerse a los hechos. Tan cierto es que Horner ha completado una Vuelta excelente como que corrió para Bruyneel y fue gregario de Armstrong, lo que no es tan extraño en un ciclista de carrera tan prolongada y nacionalidad estadounidense. A caballo entre dos generaciones (una de ellas tenebrosa), es materialmente imposible librar a Horner de la sospecha. Así será cada paso que demos en su busca. Un zapato pisará tierra firme y el otro arenas movedizas. Mi recomendación personal es prescindir de las personas y enamorarse del amor. Del ciclismo, quiero decir.

Horner, no sé si lo apunté, es el ganador de la Vuelta 2013, salvo accidente que no deseamos y que bien saben evitar las gentes de Okinawa. No sólo resistió los ataques de Nibali (hasta cinco, todos heroicos), sino que además le descolgó en los últimos kilómetros de la ascensión. Únicamente 26 segundos le privaron de su tercera victoria de etapa. Creímos que no podría escalar las terribles rampas del Angliru con su estilo de gorrión, pero nos equivocamos otra vez.

La hazaña de Horner no debería hacernos olvidar la proeza del joven francés Elissonde (22 años), sexto conquistador del Angliru. El chico, que nació cuando el americano era un amateur con pelo, administró su ventaja de cuatro minutos a pie de puerto y cruzó la meta entre lágrimas. Su modo de correr, nervioso y gesticulante, empezó por incomodarnos y acabó por fascinarnos. Esa pulga de 1,68 y 50 kilos será nuestro escalador favorito en la próxima década. Por cierto, la suya fue la cuarta victoria francesa en esta edición, todas logradas con ciclistas menores de 25 años, sin olvidar el reinado de la montaña, propiedad de otro galo, Nicolas Edet (25). Aunque la general lo desmienta, el cambio de ciclo ya es una realidad.

A la hora de la verdad, ni Valverde ni Purito, al límite de sus fuerzas, tuvieron el protagonismo esperado. Fue Nibali quien lo probó con una determinación admirable, incluso en la Cueña les Cabres (23% de desnivel). Confieso que si jalee cada uno de esos ataques no fue por fobia a los hermanos cuarentones, a los yanquis o a los calvos. Fue por odio a las sospechas.