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TOUR DE FRANCIA

Los Alpes son la última baza

Desde hoy, cinco etapas de montaña para humanizar al líder. Contador asegura que tiene un día marcado para el ataque y todo hace pensar que lo intentará bajando.

Froome tiene en su mano llevarse el Tour.
AFP

El problema de este Tour no es que lo gane Froome sin conceder opción a sus rivales; el drama será que lo gane Armstrong. La sospecha ha contagiado a numerosos analistas y observadores después de que el líder del Tour se quedara a dos segundos del récord del texano (48:33) en los últimos 15 km de ascensión al Mont Ventoux. No sólo su rendimiento ha traído a colación el nombre (maldito) de Armstrong. También su modo, casi violento, de mover el molinillo, de destrozar adversarios, de aniquilar la emoción.

Ese asunto sobrevoló el día de descanso, prefacio de la batalla de los Alpes. Froome fue bombardeado con preguntas que cuestionaban su limpieza y el Sky respondió poniéndose en manos de la Agencia Mundial Antidopaje. El equipo que nació en 2009 con el objetivo de ganar el Tour con un ciclista británico limpio (lo logró con Wiggins tres años después), el mismo que rechaza el fichaje de ciclistas envueltos en casos de dopaje (Millar, entre ellos), no sólo niega las trampas; se ofende ante las insinuaciones.

Colosos. De ese modo comenzaremos la tercera semana, más aturdidos por el dominio de Froome que por la enormidad de las jornadas que restan, cinco etapas de montaña, incluida una crono con dos puertos y una doble ascensión al Alpe d'Huez. Ante ese panorama, Contador asegura que tiene un día marcado para el ataque y todo hace pensar que lo que no logró subiendo lo intentará bajando. Así se llega hoy a Gap y el viernes al Gran Bornard. En cualquier caso, es de admirar su ambición, igual que conviene valorar que en un mal Tour esté en disputa del segundo puesto (a 11s de Mollema). Si él continúa creyendo es obligado seguir su rueda.