Ciclismo | vuelta 2012
Degenkolb no guarda luto
El alemán ganó una etapa convulsionada por el caso Armstrong
John Degenkolb ganó su tercera etapa el día que la luna cayó sobre Armstrong. Reconocido su mérito, el joven sprinter alemán no podrá reprochar a nadie que el mundo del ciclismo mirara ayer para otro lado: ganar tres etapas en la Vuelta es menos que perder siete Tours.
La verdad es que al mundo del ciclismo se le da muy bien mirar para otro lado. La noticia del castigo a Armstrong, una auténtica convulsión mundial, se amortiguó al llegar al pelotón. Ya se sabe: presunción de inocencia, agua pasada y conspiración internacional. Todavía hay quien piensa que al ciclismo se le defiende negando las resoluciones de las agencias antidopaje o cobijándose en la incapacidad de los controles para cazar a todos los tramposos. El victimismo de muchos corredores, del que participan no pocos periodistas, es una costumbre tan tóxica como las sustancias que se trata de erradicar.
La esperanza es que todas esas historias queden lejanas para Degenkolb, 23 años, vencedor en reñido sprint con el italiano Viviani, de la misma edad. Para que su entusiasmo juvenil no se vea tentado por los malos hábitos sería interesante que los patrones y directores de otra época dejaran paso a gente nueva, más animosa a la hora de condenar a los tramposos. Todos pasan, algunos pagan y ellos siguen cobrando.
Sky.
Además del triunfo de Degenkolb, la jornada nos dejó otra feroz maniobra del Sky. Ayer supimos que el equipo inglés no espera ni a su mejor gregario, poco importa que ocupe el quinto puesto de la general. La caída de Rigoberto Urán, envuelto en una montonera a 10 kilómetros de la meta, no impidió que su equipo tensara la carrera hasta el extremo. Fingían un sprint para Swift (décimo al final), pero preparaban una revolución. Froome participó en primera persona, junto al poderosísimo Stannard, una especie de Little John. Urán no fue el único ilustre damnificado (1:09). De Gendt y Van den Broeck perdieron 2:21 y Cunego se dejó 3:38.
Vaya una mención especial para los cuatro escapados del día: Lechuga, Aramendia, Rabon (sin tilde) y Lindeman. Se fugaron a los dos kilómetros de la salida, cruzaron juntos Los Monegros (ayer fue una etapa digna de Mad Max) y terminaron atrapados a las puertas de Alcañiz. O Degenkolb se cansa de ganar etapas o el gremio de los rebeldes tendrá pocas opciones.
Tampoco hoy parece día para aventureros de largo recorrido, aunque seguro que los habrá, Andalucía es grande. Lo apretado de la general y las bonificaciones en meta favorecen el control de la carrera. Además, Purito desea ganar en casa y en la montaña de sus entrenamientos, La Gallina, nombre muy propio para un gallo con espolón. Si en puertos menores han saltado chispas hoy podría arder el infierno, muy animado en las últimas horas.