Ciclismo | Tour 2010. 13ª etapa
Amigos para siempre
La etapa podía haber sido recordada por la caída de Armstrong antes del kilómetro cero. O la de la negativa del Columbia a tirar del pelotón como protesta por la expulsión de Renshaw. No será así. Revel pasará como la meta de la exhibición de Vinokourov y las lágrimas de Contador.
Si algo le faltaba a Contador para que este Tour se le pusiera a tiro es tener al patrón contento, más que eso, con la lágrima viva. Dígase patrón del Astaná a Alexandre Vinokourov, arte y parte de este Astaná de su Kazajistán, que ayer ganó la etapa del Tour en Revel después de un ataque a cuchillo a 8 kilómetros de meta. Ganó Vino. Ganó Astaná. Ganó Contador, que al entrar en meta buscó la jungla de las cámaras para abrazarse al campeón, revivido para el ciclismo tras ser pillado con EPO en la crono de Albi del Tour de 2007. Instantes después se quitó las gafas de color oro. "Estoy llorando de alegría. Me alegro más que si hubiera ganado yo", dijo.
Tras la tormentosa llegada a Mende, en la que la porfía de Contador por el amarillo pudo desbaratar la etapa para Vinokourov, el Astaná estaba viviendo un día extraño entre los que cerraban los ojos ante una posible crisis entre los gallos de la formación. Contador, ¿traidor de la patria kazaja? Ni tanto ni tan poco. Al de Pinto le horroriza pensar en un ambiente semejante al que vivió hace un año con Armstrong y Bruyneel. Por esto, el triunfo de raza y de rabia de Vinokourov le alegró tanto que se puso a llorar.
Vinokourov acababa de dar un recital de cómo se gana en el Tour. El pelotón había ido a mil por hora detrás de tres fugados de alta gama (Chavanel, Fedrigo y nuestro Flecha), escapados en el quinto kilómetro a sabiendas de que el Columbia de Cavendish no iba a tirar a por la fuga en protesta por la expulsión de Renshaw por aquellos cabezazos de mal ver a Dean.
El trío hizo camino hasta que la inercia del viento le sobrevoló, pelotón incluido. La cuesta de Saint-Ferréol (3ª categoría), con la cima colocado a 8 km de meta, parecía un buen recurso de la organización para romper las esperanzas de sprint. Acertaron de nuevo. El sábado había sido suficientemente exigente como para que corredores campeones, de los que ganan carreras vamos, se dejaran ver. Alessandro Ballan, campeón del mundo en Varese en 2008, rompió la baraja del mal. Le siguieron Luis León (ojo, puede irse al Sky), Voeckler, campeón del Francia actual, Barredo y otros... Entre ellos resultó estar Vinokourov, excelente bajador, y enrabietado, más. El desorden le llevó en solitario a la meta. Sólo faltó besarse el escudo. Cinco años después volvió a llevarse una etapa del Tour. Contador recuperó en 24 horas al compañero fiel y la sonrisa. Y el Astaná se dio una alegría previa a los Pirineos en un día en el que Dani Navarro se cayó y preocupó a Alberto. Hoy le necesitará.