"Al pavés hay que tenerle respeto, pero no miedo"

La etapa de esta tarde, con final en Arenberg tras 13,1 kilómetros de pavés, del adoquín de la París-Roubaix, empezó para Alberto Contador la noche del pasado 25 de abril en un hotel rural belga. Tras ser décimo en la Lieja-Bastoña-Lieja, Contador fue invitado a pasar dos días allí, en casa de Peter Van Petegem, ganador de la París-Roubaix y del Tour de Flandes en 2003, lo que le coloca en la cúspide de los héroes nacionales en Bélgica. La cita, que pudo realizarse gracias a la mediación de uno de los responsables del Astaná, tuvo un invitado de excepción. ¿Puedo ir a veros?, preguntó Eddy Merckx. Y allí se presentó El Caníbal.

Van Petegem cuenta para AS su experiencia con el ciclista de Pinto: No sabía mucho al principio. Quería usar ruedas de carbono, aunque al final le convencí de que era mejor el aluminio, con menos presión en los tubulares. Al pavés hay que tenerle respeto, pero nunca miedo. El pavés es el único momento en el ciclismo en el que es mejor tener a tus compañeros detrás y no delante. Deben ayudarte si pinchas o te caes. Ese es el único riesgo. El resto es pasar los tramos por el centro de la carretera y rodar en cabeza del pelotón.