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David Arroyo

"El árbol por fin da frutos tras muchos cuidados"

David Arroyo encontró en Segovia la etapa que se le escapó en el Tour. No tenía que estar en esta Vuelta, pero el talaverano cambió su programa tras caerse dos días antes de empezar el Giro, en el que iba a liderar al equipo.

Tras el gran trabajo de su equipo no podía fallar.

Tenía mis dudas, sobre Kiryienka y sobre mis fuerzas. Pero estaba obligado a rematar. La verdad es que el chaval pecó de inocente. Más que un enemigo parecía un compañero. Me dijo un par de veces que le diera relevos en nuestra fuga, pero yo le contesté que todo el equipo trabajaba para que Valverde ganara y tenía órdenes de no relevar.

¿Qué importancia le da a este triunfo?

Significa la recompensa a muchos años de trabajo. Como cuando el árbol por fin da frutos después de muchos cuidados. En Talavera muchos se habrán llevado una gran alegría. Estoy contento de haber correspondido a los que me han animado en los malos momentos.

¿Le compensa este triunfo de la decepción del Giro?

Hoy se olvida todo. Pero si que fue una desilusión. Allí iba con carta verde para luchar por la general y me caí un par de días antes de empezar y me fracturé el codo. Eso me hizo cambiar el calendario y en vez del Giro, estoy en la Vuelta a España.

¿El destino le tenía reservado estar hoy aquí?

¡Vaya! Eso me dijeron algunos amigos para animarme tras la caída en Sicilia. Ya verás como ganas una etapa en la Vuelta.

El tipo que le 'saca los ojos' a Bautista

David Arroyo (7-1-1980, Talavera) es muy amigo de Álvaro Bautista, campeón mundial de motociclismo en 125cc y también talaverano. Su entrenador, Pablo Cabeza, es el mismo y ambos salen juntos a veces en invierno a entrenarse con mountain bikes. "Álvaro le da bien. Una hora y media la aguanta sobrado", dice Arroyo, que en ocasiones se pica con su paisano. "A veces le tengo que sacar los ojos en las cuestas, porque si no luego él me ataca en los descensos".

David trabajó desde los 14 a los 20 años en el negocio de su cuñado Miguel Ángel. Hacía rótulos para comercios y vehículos. "Y no se me daba mal". Ahora es la alegría del Caisse d'Epargne, el más bromista del equipo y el que anima el ambiente cuando las cosas salen mal.