Yabusele, en el reino de Embiid
El ala-pívot francés llega a un proyecto que jugará con una enorme presión, obligado a llegar lejos con el nuevo big three Maxey-George-Embiid.
Ha sido un buen verano para Daryl Morey. Luego, en la pista, será lo que tenga que ser, pero el escenario se acerca al mejor posible para un ejecutivo que vio, por ejemplo, como todo pendía de un hilo finísimo cuando los Warriors y Paul George parecían entenderse, un acuerdo que nunca estuvieron cerca de aceptar unos Clippers que no querían hacer regalos a un vecino. Así es el trabajo de los directivos: inestable. Hasta los planes más grandes depende de pequeños puntos de inflexión. Así que, sí: tal y como estaban las cosas en Philadelphia cuando acabó la plomiza temporada pasada, ha sido un buen verano. Morey, por ahora, se legitima.
El último movimiento, en principio, ha sido el fichaje (poco riesgo, apuesta interesante de perfil bajo) de Guerschon Yabusele. Había una plaza disponible en la rotación, por lo que no había que hacer movimientos extra para abrir ese hueco, económicamente no se pierde nada (es un mínimo por un año) y en lo deportivo se verá qué puede dar el francés, que quería volver a intentarlo en Estados Unidos, en una NBA en la que tuvo una fea primera experiencia (2017-19) con el gran rival de los Sixers, en el Atlántico, Boston Celtics. ¿Es trasladable a la NBA todo lo bueno que hizo Yabusele en París 2024, incluido su gran primera parte de la final contra el Team USA? Esa es ya, también, tarea para Nick Nurse, que cuenta en todo caso con una pieza cuyo molde es muy útil en la actual NBA: ala-pívot fuerte pero móvil, físico pero bueno de cara al aro y con tiro exterior.
Además, era la posición más débil en la rotación. El recién llegado Caleb Martin, que ha cambiado Miami por Phildelphia, apunta a cuatro titular, sin muchas otras opciones naturales. Así que Yabusele puede, a nada que las cosas le funcionen, hacerse un hueco en la rotación de un equipo que, la presión estará ahí, va a vivir la temporada en formato órdago. Joel Embiid, que puede firmar este verano una extensión de tres años y casi 193 millones de dólares, tiene ya 30 años (jugará los próximos playoffs con 31), un peligrosísimo historial de lesiones (y más para un jugador de su corpulencia) y, la verdadera herida que hace zozobrar el proyecto, todavía no ha jugado ni una sola final de Conferencia. Pese a su MVP de 2023 y sus siete all star. El número 3 del draft de 2014 lleva siete años seguidos jugando playoffs… pero sin pasar de las semifinales del Este.
Morey decidió, mientras manejaba la escabrosa salida de James Harden, convertir el pasado en un curso de transición, siempre un riesgo con una estrella en teórico prime como Embiid y otra en ascenso como el supersónico guard Tyrese Maxey. El objetivo era domar las críticas, tirar de paciencia y acumular assets para posibles traspasos y, en una fórmula cada vez más de vieja escuela, espacio salarial con el que absorber el contrato de otra súper estrella. Y ha funcionado, porque Paul George rompió (parecía improbable hasta primavera) con los Clippers y no hubo forma de arreglarse con los Warriors. El alero firmó finalmente con los Sixers por cuatro años y más de 211 millones. Muy arriesgado porque tiene ya 34 años y, aunque su talento es de megaestrella, su rendimiento parece en declive y hace años que no es constante, fiable todas las noches en playoffs. Pero era la apuesta, y ha salido. Con Maxey (23 años) no ha habido dramas: extensión de cinco años y 204 millones para completar un big three que tiene que devolver a la franquicia a la pelea por ser el mejor equipo del Este.
En esa misión, los movimientos menores de Morey también son de primer nivel: Yabusele, Kyle Lowry y Reggie Jackson han firmado por el mínimo, Caleb Martin por menos de lo que en primera instancia le ofrecían los Heat; Se han cerrado acuerdos de dos años con Eric Gordon, Kelly Oubre Jr y Andre Drummond y se ha drafteado a dos jugadores muy interesantes, el tirador Jared McCain y el interior Adem Bona. Es una buena rotación para acompañar a las estrellas… si las estrellas están a la altura. Con un quinteto en teoría formado por Maxey, Oubre, George, Martin y Embiid y una segunda unidad con Lowry, Jackson, Gordon, McCain, Yabusele, Drummond y lo que puedan aportar Bona, KJ Martin, Council IV… Nick Nurse tiene, desde luego, con qué trabajar.
Para Yabusele, hay un encaje natural en esa rotación, que necesitaba un cuatro suplente. Si puede cubrir ese rol con garantías es la pregunta que resolverá cómo de acertado ha sido este paso y cómo de largo (y lucrativo) puede ser el futuro del francés en la NBA. Pero, para los Sixers, era una opción muy fácil de aceptar: ningún riesgo económico, solo un año en sus libros de cuentas y un talento por exprimir para una rotación que aspira a ser temible. Veremos si esta vez todo sale bien o si vuelve a ser otro año que acaba con sabor amargo en Philadelphia. La apuesta, desde luego, es total: órdago.
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