Ediciones
Resultados
Síguenos en
Hola

NBA | SAN ANTONIO SPURS

Wembanyama y la explosión del unicornio

El francés emerge definitivamente y demuestra que puede ser toda una estrella. En un lapso de cinco partidos, mejora sus estadísticas e inclina la balanza por el Rookie del Año.

El francés emerge definitivamente y demuestra que puede ser toda una estrella. En un lapso de cinco partidos, mejora sus estadísticas e inclina la balanza por el Rookie del Año.
RONALD CORTESAFP

Las cosas van cada vez mejor para Victor Wembanyama. El francés llego a la NBA con la vitola de futuro jugador generacional. Y le ha costado, pero se va ganando el derecho a que cualquiera piense que se puede convertir en toda una estrella. En los últimos ocho partidos promedia 24,6 puntos, 11,8 rebotes, 5,3 asistencias, 2,4 robos y la espectacular cifra de 5,4 tapones, una estadística en la que es el líder de la mejor Liga del mundo, yéndose a más de 3 por noche. Y los Spurs han ganado tres de esos encuentros, los dos últimos de forma consecutiva, algo a resaltar si tenemos en cuenta que suman apenas 13, que van a acabar (salvo sorpresa) en la última posición de la Conferencia Oeste y que están inmersos en la peor temporada de su historia. Da igual: Gregg Popovich tenía claro que había que construir los cimientos de un futuro en el que ya veremos si estará el veterano entrenador, que si cumple el último contrato firmado se podría convertir en un octogenario en activo. El que sí estará será Wembanyama. Que, ahora mismo, no tiene techo.

El pívot está siendo muy mimado en su franquicia. Con los minutos estipulados casi de forma genérica, pero con alguna excepción en lo referente al tiempo que pasa en pista y sobre todo cuándo lo saca. Ha mejorado en el pase y en el triple, algo por lo que era muy criticado a inicio de curso. Antes de estos ocho encuentros apenas superaba el 30%; ahora se va por encima del 42%. Cada vez está más seguro y con la intención permanente de seguir mejorando y de que el futuro es a largo plazo. Que los Spurs no tiene prisa, le esperarán lo que haga falta y, mientras tanto, le intentarán rodear de la mejor manera posible. Al menos, mejor que ahora, con la plantilla texana cogida con pinzas y un talento escaso que se ve a simple vista. Ahí emerge Wembanyama, que ya no sólo se siente cómodo en la zona: también le gusta ir de fuera hacia dentro, lanzar en suspensión y atreverse con el triple. Sus increíbles habilidades físicas le permiten lanzar siempre por encima de sus rivales. Y su poder intimidatorio es extraordinario, bloqueando tiros casi sin saltar: en seis de los últimos ocho encuentros ha llegado a al menos 5 tapones, una cifra que ha igualado o superado en 17 ocasiones este curso. Los dobles dígitos también se han visto ahí, con una exhibición la victoria ante los Raptors, donde sumó su primer triple-doble: 27 puntos, 14 rebotes y 10 chapas. Tremendo.

Que está en su mejor momento desde que llegó a la NBA se vio en el duelo ante Chet Holmgren, su némesis y único rival para Rookie del Año, un premio que parece tener dueño. La balanza se inclinó en el Spurs-Thunder, con un gorro puesto sobre el otro unicornio en la recta final que fue muy jaleado por el público. Y otros datos estadísticos tremendos: 28 tantos (5 de 7 en triples), 13 rebotes, 7 asistencias, 2 robos y 5 tapones. Holmgren jugó bien (23+7+5), pero fue superado. Y el hecho de que ganaran los texanos (132-118) fue diferencial. Todo ello unido a que el promedio general (20,9+10,2+3,4+1,3+3,4) del francés es superior al de su homólogo (17,2+7,8+2,7, y 2,6 tapones). Se puede argumentar que los Thunder luchan por el primer puesto del Oeste, que la plantilla compensada impide a su pívot producir más números y que la importancia de Holmgren en un equipo de playoffs es increíble. Pero este premio en particular es permisivo y la NBA no tiene tanto en cuenta el récord como en otros casos. Y eso influye.

Eso, y que hay que alimentar la narrativa, esa que señala a Wembanyama como el futuro de la competición. Los focos han vuelto a centrarse en su persona tras un pequeño bajón, motivado por el pobre nivel de los Spurs. Pero ha vuelto a aparecer en los últimos choques, sumando exhibiciones y highlights constantes. Con LeBron James en su 21ª temporada y camino de los 40 años, la NBA quiere estar preparada para ocupar otro lapso de tiempo enorme y hacerse con una nueva promesa generacional. Y si bien ya hay jugadores que amenazan con ocupar ese espacio (Luka Doncic, Shai Gilgeous-Alexander...) la opción más lógica es que el testigo lo recoja alguien de la dimensión del francés. Un jugador que mientras pasaba por los Lions, vio como la competición norteamericana empezaba a retransmitir los partidos del equipo francés en League Pass. Ya hemos visto esta exposición más veces (Ben Simmons, Zion Williamson...) pero el único que ha cumplido las expectativas generadas fue LeBron. Por eso es hoy quien es.

Ahora, la NBA se encomienda a su nueva estrella. Un jugador que cumplió 20 años el pasado 4 de enero, que mide 2,24, tiene los brazos largos, una envergadura impresionante y unas cualidades físicas inéditas. Un hombre que tiene brazos largos, es delgado (mucho) y bota, dribla y se mueve como un base. Que puede anotar desde cualquier lado, defiende bien casi por inercia y puede ocupar todas las posiciones en pista. Y que, por fin, tras meses de habladurías sobre si era lo que había prometido, demuestra lo que puede llegar a ser. Que los rumores eran ciertos y los vientos de promesa también. Es especial, hace cosas gigantescas y, en cuanto los Spurs sean capaces de crear un ecosistema adecuado para su persona, la cosa puede ir para delante. Por fin, Victor Wembanyama demuestra todo su potencial. La explosión del unicornio.

Normas