Una resurrección en la NBA
Los Pelicans, contra todo pronóstico, han ganado sus últimos cinco partidos con Zion como sexto hombre, fuera del quinteto. En los Warriors, lío con Draymond Green.


Hay pocas aficiones más maltratadas que la de New Orleans Pelicans, un equipo que hace solo unas semanas parecía estar deshaciéndose, desapareciendo en algún rincón de Luisiana mientras se amontonan (algo en lo que influye mucho la situación de su otro equipo, el importante: los Saints de la NFL) las quejas contra la propietaria Gayle Benson. Sin pasadO, porque la era Zion Williamson ha sido un perfecto desastre (de hecho, ni ha sido), sin presente y aparentemente sin futuro después de un traspaso suicida en el último draft que dejó sin su próximo pick de primera ronda, en un draft 2026 de altos vuelos, a una franquicia que iba camino de un top 3 con un horripilante inicio: 3-22. El caso es que ahora mucho de lo dicho en este párrafo sigue siendo verdad, seguramente, pero las cosas se ven de otra manera con cinco victorias seguidas y, ahora, un 8-22 después de ganar a los Mavericks (119-113) en otra demostración de que estos Pelicans, al menos, han salido de la tumba. Que ya es algo.
Resultados de la jornada
CAVALIERS 139-HORNETS 132
CELTICS 103-PACERS 95
PELICANS 119-MAVERICKS 113
THUNDER 119-GRIZZLIES 103
WARRIORS 120-MAGIC 97
TRAIL BLAZERS 102-PISTONS 110
NUGGETS 135-JAZZ 112
Era obvio que tenía que haber un cambio en el banquillo: los Pelicans son mejores con James Borrego que con Willie Green. Pero, sobre todo, son mejores (claro) con más efectivos en pista, a medida que han ido recuperado e integrando jugadores que no paran de entrar y salir de la rotación por culpa de las lesiones. Uno de los males perpetuos del equipo en los últimos años. Contra los Mavs, la victoria llegó en un partido duro, de gesto torcido, en el que el aro parecía minúsculo (8/34 en triples) y después de que el marcador estuviera a punto de romperse (83-94 a falta de menos de once minutos) antes de un tremendo último cuarto (40-26 total, 10-0 desde el 103-103). Así ganan los equipos en inercias positivas: vivos.
Han pasado varias cosas importantes, además del cambio de entrenador. Zion Williamson ha vuelto tras su última y enésima lesión muscular; y lo ha hecho, algo fundamental, desde el banquillo, como una especie de sexto hombre que aprovecha sus virtudes contra unidades de recambio y, sobre todo, que llega así mucho más fresco a los minutos decisivos. Esta vez, anotó 10 puntos en el último cuarto y acabó con 24 y 9 rebotes. Jordan Poole también ha pasado a una segunda unidad (otros 10 puntos en el último cuarto) en la que pronto se puede sumar Dejounte Murray. Los teóricos referentes, al menos para los que ocupan los despachos, se reubican por detrás de una unidad principal con dos rookies prometedores, Jeremiah Fears y Derik Queen (esta vez, 19+10+6), con Trey Murphy y Herb Jones por fin juntos y sanos en las alas y con el regreso de Saddiq Bey (19+7, importante también en el último cuarto), un jugador del que se había olvidado la NBA por su terrible mala suerte con las lesiones.
En total, otros Pelicans. Un equipo distinto, profundo y muy mejorado. Y también mucho mejor entrenado. Que veremos hacia dónde va, cuánto futuro puede amasar y a qué decisiones conduce este repunte antes de un cierre de mercado (5 de febrero) que hasta ahora pintaba a venta al por mayor en NOLA. En eso, en la vista puesta en estas semanas de rumores y movimientos, coinciden los Pelicans con su última víctima, unos Mavericks en el limbo (11-19) que ahora han enlazado dos derrotas por sus problemas para cerrar los partidos y que siguen jugando duro todas las noches y anclándose en tierra de nadie en el Oeste. Al menos, por ahora y a la espera de ese vértigo que está por venir en el mercado. La obvia mejora de las últimas semanas no da, seguramente, para cambiar una estrategia que tiene que centrarse en vender con criterio y construir en torno a Cooper Flagg.
Anthony Davis tuvo momentos tremendos en la segunda parte (35 puntos y 17 rebotes) pero tiene que hacer demasiado en ataque y eso, a estas alturas de su carrera, se nota en su defensa. Flagg no tuvo un día súper (16+6+6 y 5/10 desde la línea de personal: 11/21 todo el equipo) y al progreso de Klay Thompson (20 puntos, 5 triples) le hace contrapeso el estado físico de Daniel Gafford y PJ Washington (que arrastran obvios problemas) y el final del descorche de Ryan Nembhard. Los Mavs siempre lo intentan, en todos los partidos. Pero dos derrotas seguidas recuperan una realidad que pasa examen fuerte de Navidad, ahora, contra Nuggets y Warriors.
Los Warriors, mejor sin Draymond Green
Por fin, una noche tranquila (en el marcador) para unos Warriors que rompieron el eje de Orlando Magic en la segunda parte (62-40) después de un primer tiempo muy igualado y de estar por detrás (66-71) a falta de 8:31 para el cierre del tercer cuarto. Ahí sucedieron dos cosas muy significativas. La primera que, después de un tiempo muerto de Steve Kerr, un Stephen Curry hasta entonces negado y con molestias en un tobillo entró en calor, anotó su primer triple de la noche y continuó hasta 18 puntos en esa segunda parte y 26 en total, sus cuatro triples tras el descanso después de un 0/6 impropio antes de pasar por vestuarios (4/13 final).
La segunda fue más llamativa y veremos si más significativa para lo que está por venir. En ese mismo tiempo muerto, Kerr y Draymond Green se enzarzaron en una muy visible discusión. Green, en un tramo de baloncesto horrendo en los últimos partidos, se marchó al vestuario, muy enfadado. Y ya no jugó más, aunque volvió al banquillo en el parón entre el tercer y el último cuarto. Sin él, los Warriors cabalgaron hacia la victoria sin mayor problema; con Curry cómodo, Jimmy Butler efectivo (21 puntos) y Brandin Podziemski, Quinten Post y el resto de secundarios haciendo su trabajo sin estridencias. Es ahora un 15-15 para los Warriors, octavos del Oeste. Los Magic están 16-13, sextos del Este en lo que es, por ahora, una temporada decepcionante y marcada, como la pasada, por las lesiones.
Draymond Green heads to the locker room after a fiery exchange with Steve Kerr 👀
— ClutchPoints (@ClutchPoints) December 23, 2025
(via @shubhydoo)pic.twitter.com/oi3eRR0crQ
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Después del partido, Kerr no dio (significativo) demasiadas explicaciones ni puso paños calientes a la situación con Green: “Hubo una bronca, es obvio, se salió un poco de madre y él decidió irse al vestuario para calmarse. Eso es todo lo que voy a decir, es algo privado”. Y cuando le preguntaron de quién fue la decisión de que Green no jugara en los últimos veinte minutos, sobre todo en ese último cuarto en el que estuvo en el banquillo, el técnico respondió con un cortante “él se fue”. Green, por su parte, tampoco escondió la realidad de lo que había sucedido: “Los ánimos se habían calentado y pensé que era mejor que me marchara de ahí”. Stephen Curry, finalmente, se limitó a sugerir que el asunto no debería tener consecuencias para el futuro inmediato del equipo: “Estoy seguro de que todos sabemos cómo ser profesionales”.
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