Un verano horrible para los Nuggets

Nadie sabe lo que hacen los Nuggets. Campeones en 2023, eran los máximos aspirantes, favoritos totales, para repetir título en 2024. Pero las cosas no salieron como se esperaban: la derrota ante los Timberwolves en semifinales de Conferencia y la confirmación del papelón realizado planteaba muchas dudas sobre una futura dinastía que no ha sido tal. La NBA tuvo en los Celtics al sexto dueño del anillo distinto en las últimas seis temporadas. Sin un dominador claro, la creencia de que la franquicia de Denver iba a ser la que se hiciera con el poder de forma casi constante se evaporó en un momento. Ahora, son los Celtics los que aspiran a enarbolar dicha bandera. Y cuesta pensar que los Nuggets vayan a volver al trono a corto plazo. La plantilla del año pasado era peor que la del anterior. Y la que se les está quedando para la próxima temporada no tiene mejor pinta. De hecho, todo lo contrario.

Las bajas de Bruce Brown y Jeff Green después de la consecución del anillo no hicieron saltar las alarmas. Al fin y al cabo ahí estaba Nikola Jokic, rey del cielo y de la tierra. Pero eso no bastó: la corta rotación de los Nuggets, su falta de profundidad en el banquillo y una derrota inexplicable contra los Spurs a dos jornadas del final les privó del primer puesto de la Conferencia Oeste y les abocó a un duelo en primera ronda contra los Lakers. Uno agónico, a pesar del 4-1. Kentavious Caldwell-Pope dijo después que sintió que los angelinos, que llegaron por delante al descanso en los cinco partidos y perdieron la eliminatoria por sólo 9 puntos de diferencia totales, debieron haber ganado. El adiós en semifinales contra los Timberwolves, cayendo en el último partido en casa, en la Mile High de Colorado, confirmó el final adelantado. Y las filtraciones de que Jokic había llegado cansado a esa parte de la temporada dejaron bastantes dudas sobre el futuro.

Jamal Murray, a pesar de los dos tiros ganadores ante los Lakers en dos partidos distintos, era una sombra de lo que fue. Su 40% en tiros de campo en semifinales de Conferencia lo confirmó. Aaron Gordon no daba para más y su valía era increíble, pero de donde no hay no se puede sacar y él está para unir piezas y solucionar problemas, no ser el líder. Michael Porter Jr. daba la sensación de ser solo bueno y meter solo los triples contra los Lakers. Y Jokic hacía mucha magia, pero un jugador que tiene tanto tiempo el balón en sus manos y que hay veces que inicia y acaba las jugadas sin contar con nadie más tiene un desgaste notorio... y con algún problema más que no se ha dejado ver. Al fin y al cabo, una estrella generacional como él, que acababa de ganar su tercer MVP de la temporada, no podía llegar con semejante desgaste a unas semifinales de Conferencia. Por mucho que se fueran a siete larguísimos partidos.

Y en verano... nada

Por todo eso es tan incomprensible el papel que han tenido los Nuggets en verano. O, mejor dicho, el que no han tenido. La franquicia de Colorado se ha dedicado a ver la vida pasar mientras perdía a otro de los pilares defensivos, y a la vez triplistas, del equipo: Caldwell-Pope, que se va de la misma forma que se fueron Brown y Green un año antes. Nadie en Denver se ha metido en rumores ni ha dicho nada. Las cosas se han ido diluyendo como la espuma, sin pena ni gloria, mientras los días pasaban y casi todos los equipos fortificaban sus plantillas menos ellos. El conformismo se apoderó de una entidad que sigue contando también con Mike Malone en el banquillo. Y que se encomienda a Jokic como estrella mientras sigue perdiendo una cantidad ingente de piezas que representan los perfiles que en su momento les auparon al anillo. Parece que se les ha olvidado. Por lo que sea.

Para más inri, el único rumor para el que sonaron parecía una broma: Jokic quería a Russell Westbrook en los Nuggets. A Westbrook, ese hombre denostado por errores propios y cuyo pobre nivel en las últimas temporadas ha desmadejado franquicias y proyectos por igual. En algún rincón de la cabeza de la estrella serbia debió parecer que ese era el movimiento adecuado, un base que necesita tener el balón en las manos y que promedió un 27% en triples la pasada campaña, que bajó a un 23% en la primera ronda que los Clippers disputaron ante los Mavericks. Es curioso como Westbrook, incansable donde los haya (y es un halago) encuentra siempre aliados de primera fila que le reclaman para sus respectivos equipos (que le pregunten a LeBron James) a pesar de que no para de salir malparado siempre. Una pena para un jugador que pasará a la historia como el que más triples-dobles ha logrado. Algo que veremos si consigue al lado de Jokic, otro hombre casado con dicha estadística.

Así están las cosas en Colorado. Jokic y Murray consiguieron 69 de los 90 puntos en el séptimo partido contra los Wolves, una dependencia brutal que es siempre del serbio, mucho más constante que un compañero que se ha ido quedando paulatinamente por el camino a pesar de ejercer de cuando en cuando alguna exhibición que demuestra lo que podría haber sido, y no lo que es, lesiones mediante. Los Nuggets han perdido en las dos últimas a tres jugadores clave para ese sistema que va de la defensa a un ataque en el que se necesitan muchos triples y mucha eficacia para que los pases de Jokic se transformen en asistencias. El serbio cumplirá 30 años la próxima temporada y ha disputado los Juegos Olímpicos, lo cual conlleva más desgaste. Y entrará en el segundo año de ese megacontrato de 276 millones que firmó, en su momento el más alto de la historia. De su figura depende todo, ya que cada vez tiene menos cosas alrededor. Una apuesta arriesgada tras conquistar un anillo que parecen cada vez más lejos de volver a ganar. Y un verano en el que no han hecho nada. Bueno, lo de Russell Westbrook. Y ya está. En fin...

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