Un aspirante que se desangra
Los Cavaliers caen en Chicago, su séptima derrota en los últimos diez partidos, y ya están a siete triunfos de la cabeza.


Cuando comenzó la temporada NBA había dos favoritos claros a dominar la Conferencia Este, New York Knicks y Cleveland Cavaliers. A los primeros les ha costado arrancar más de la cuenta, pero una vez lo han hecho ya están segundos, acaban de ganar la Copa NBA y tienen aspecto de finalista por este lado de la liga. Los segundos, sin embargo, van de mal en peor. Esta noche en Chicago han perdido su séptimo partido de los últimos diez dejando una imagen pobre una vez más. Los Bulls se han impuesto con facilidad (127-111) después de remontar una desventaja de 11 puntos en el primer cuarto. Como viene siendo habitual, Donovan Mitchell hacía la guerra por su cuenta (32 puntos), lo que cada vez le está sirviendo menos a su equipo. En cuanto espabilaron los locales se vio las fisuras de esa estrategia.
Josh Giddey, que ha revivido en Chicago tras su abrupta salida de Okklahoma, consiguió su sexto triple-doble de la temporada (23+11+11), metiendo además 5 triples, lo que es un récord personal. Siete jugadores de los Bulls anotaron en dobles dígitos, con los 25 tantos de Coby White como la mejor marca. Chicago venía de perder ocho de sus últimos nueve encuentros, pero la victoria de hoy fue convincente. Buenos porcentajes de tiro, buen movimiento de balón e intensidad hasta el final, aunque el partido estuviese resuelto. Un mate de Mitchell acercó a los Cavs a 9 a falta de 8:18. Eso fue lo más cerca que estuvieron los visitantes, que vieron como mucho antes el partido les había pasado por encima. En el tercer cuarto su rival ya había logrado una ventaja de 15 puntos, que llegó a ser de 19 en el último parcial.
Con este triunfo los Bulls, que cierran la zona del play in (10º) se quedan a tres partidos de unos Cavaliers que son novenos y una de las grandes decepciones de lo que va de temporada. No olvidemos que es la plantilla más cara de la historia con un gasto en salarios de 229 millones, superando ampliamente el tope salarial. Por lo que al sumarle los impuestos que le aplica la NBA por saltarse ese límite la cuenta se eleva por encima de los 400 millones. Desde el punto de vista económico es inaceptable estar a siete victorias del líder de su conferencia. Desde el punto de vista deportivo, con un equipo pensado para ganar, tampoco es de recibo los resultados y el juego que se están viendo esta temporada.
Su cuenta de derrotas va ya por 13, una cifra que la temporada pasada no alcanzaron hasta el 19 de marzo. Entonces lograron el segundo mejor récord en temporada regular de la historia de la franquicia (64-18) y llegaron a playoffs como uno de los grandes favoritos, pero cayeron en semifinales de conferencia ante los Indiana Pacers. La sensación que hubo entonces dentro de la franquicia fue que las lesiones les habían impedido rendir a su mejor nivel en el momento clave del curso y, que de haber estado todo el mundo sano en las eliminatorias, tenían el mejor equipo del Este. Y con esa idea empezaron esta temporada, en la que los problemas físicos no les han dejado confirmar si están en lo cierto. No ha habido ningún jugador que haya podido estar en los 28 partidos que han disputado hasta ahora. Algunos de los que más encuentros se han perdido son claves en la rotación: Darius Garland (16), Jarret Allen (11) o Max Strus (19).
El último en caer lesionado ha sido Evan Mobley, con un problema en el isquiotibial de la pierna izquierda, y se espera que esté entre dos y cuatro semanas de baja. El joven interior, nombrado Defensor del Año la pasada campaña, era la gran esperanza de Cleveland para dar un paso adelante. Pero lo visto hasta ahora está lejos de un Mobley dominador a la altura de los grandes de la liga. Por ahí empiezan los problemas, porque era ahí donde estaba el mayor margen de la plantilla para dar un verdadero salto de calidad. La ausencia de Garland durante tantos partidos también ha sido funesta, ya que bajo su dirección el equipo juega con mucho más sentido y hombre como Allen, que ha bajado mucho su rendimiento respecto al año anterior, lucen mucho más.
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Pero con todos los asteriscos físicos que se le quiera poner, en un Este de perfil bajo estos Cavs no pueden estar donde están. Y tienen que reaccionar cuanto antes. Primero, porque si se siguen dejando triunfos por el camino acabar en los primeros puestos de la conferencia va a ser cada vez más difícil. Y segundo, porque cuanto antes enderecen el rumbo, más fácil será llegar al tramo decisivo de la temporada con un equipo que juegue como un aspirante. Y ese es el único objetivo posible para este equipo.
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