Sigue el respiro de los Lakers
Cuatro victorias en cinco partidos para los angelinos, en su mejor momento de la temporada. Volvió LeBron y Anthony Davis sigue a un nivel excepcional.
El inicio de temporada de los Lakers ha sido tan horrible que incluso después de cuatro victorias en cinco partidos (la última en San Antonio, 94-105, donde repiten duelo con los Spurs esta noche) siguen lejísimos del 50% de triunfos (6-11) y de los puestos de play in de un difuso Oeste (ahora están a tres victorias: la carretera sigue empinada). La inacción del verano sigue flagelando a un equipo que recuperó a LeBron James después de cinco partidos de ausencia (sus ya recurrentes problemas en la ingle, achaques de la edad) y está viendo como la mejor versión de Anthony Davis en muchísimo tiempo marida con el excelente nivel de Myles Turner y Buddy Hield en Indiana Pacers para que los aficionados angelinos vivan en un permanente what if: lo que podría haber sido y (por ahora) no es…
Al menos los Lakers, en un tramo más dócil del calendario, van rascando victorias. La de San Antonio fue además la primera a domicilio después de seis derrotas. Se mire como se mire, para este equipo, tan descosido hace solo unas semanas, es una zancada enorme ganar cuatro de cinco, y la subida de nota puede ser algo más firme si repiten esta noche, otra vez contra unos Spurs en caída libre: 6-14, siete derrotas seguidas y doce en trece partidos después de un inicio en formato espejismo: 5-2. Los de Gregg Popovich empezaron el año pensando en la reconstrucción. Y en eso están definitivamente, y más si se cuenta con posibles salidas en el mercado invernal (todos los ojos en Poeltl). Reconstrucción en francés, por cierto, se dice Victor Wembanyama.
Con el regreso de LeBron, que empezó sin ritmo y acumulando pérdidas (9 en total, casi todas en un mal primer tiempo), Darvin Ham volvió a reajustar el quinteto y probó con algo parecido a lo mejor que pueden ofrecer los Lakers ahora (incluso si estuviera el sancionado Patrick Beverley): Dennis Schröder, Lonnie Walker, LeBron, Davis y Troy Brown. En un buen primer tiempo, la ventaja llegó a veinte puntos (59-39), pero los ya habituales problemas en el tercer cuarto (34-20 con un 8-0 en los últimos 3:44) obligaron a los Lakers a un nuevo esfuerzo. Lo hicieron: 0-11 para calmar las aguas en el último parcial (de 78-81 a 78-92). Davis y LeBron, con Austin Reaves haciendo un poco de todo, metieron la directa contra un rival que se cae en cuanto le soplan un poco. Davis acabó con 25 puntos, 15 rebotes, 4 asistencias y 3 tapones. Sigue a un nivel esplendoroso, también con menos tiros (10/13 esta vez) a su disposición. LeBron se fue sacudiendo el óxido y acabó con 21 puntos, 8 rebotes y 5 asistencias. Walker sumó 18 puntos, Nunn 9 y Reaves 8 en un día discreto de Russell Westbrook (1/7 en tiros, 3+4+7), del que ya casi no se habla (que no es poco) y que al menos ayudó en sus minutos a que el equipo jugara rápido y generara puntos fáciles en transición.
Los Spurs fueron un rival manso, poco revoltoso. Sochan acabó con 13 puntos, 9 rebotes, 5 asistencias y 4 robos. El rookie es un proyecto de buen jugador. Keldon Johnson sumó 13 puntos, Poeltl 10, Vassell 18 y Tre Jones 19 con 5 asistencias. Tras su farol del inicio de temporada, los Spurs se acercan al lugar que parecían destinados a ocupar por diseño, con todos los sentidos puestos (desde luego, en los despachos) en la próxima temporada. ¿Y los Lakers? Mejor. Sin tirar cohetes, pero mejor. Estabilizados, más estructurados y menos frustrantes. Lejos de la relevancia competitiva y condenados, si sigue sin moverse nada en el tapete, a que la partida se siga jugando con la mirada puesta en Rob Pelinka y en Indiana Pacers: en Myles Turner y Buddy Hield. El what if. Al menos evitaron el 0-7 a domicilio. Algo es algo, ¿no? Pues eso.