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Así queda la NBA tras el ‘terremoto Lillard’: Giannis, el ganador

Los Bucks apaciguan a Giannis tras el fichaje de una estrella como Lillard, los Suns pierden en el traspaso y los Blazers ponen rumbo a la reconstrucción.

Damian Lillard celebra una canasta durante el partido que ha enfrentado a los Portland Trail Blazers y a los Atlanta Hawks
Damian Lillard celebra una canasta durante el partido que ha enfrentado a los Portland Trail Blazers y a los Atlanta HawksSteve DykesUSA TODAY Sports

Se acabó el sainete: Damian Lillard ficha por los Bucks. La estrella acaba con su aventura de 11 temporadas en los Blazers tras un verano lleno de rumores en el que ha finalizado en el equipo de Giannis Antetokounmpo. Se abre así una nueva etapa en la NBA que deja, como siempre, ganadores y perdedores de un movimiento que ha sido el siguiente: Milwaukee consigue a Lillard, la pieza más valiosa. En Portland aterrizan Jrue Holiday, Deandre Ayton, Toumani Camara, una primera ronda sin protección de 2029 y dos opciones de cambiar sus elecciones de draft en 2028 y 2030, todas ellas de Milwaukee. Y los Suns reciben a Jusuf Nurkic, Grayson Allen, Nassir Little y Keon Johnson. Se acaba así el movimiento más esperado, el más grande que quedaba por cerrarse antes de que se iniciara el curso baloncestístico 2023-24, que empieza el próximo 25 de octubre.

Los Bucks se hacen con el premio, la pieza más valiosa, cotizada. Una estrella que promedió el curso pasado 32,2 puntos, 4,8 rebotes y 7,3 asistencias por noche. Un jugador que ha visto que su tiempo en los Blazers ha acabado, que el proyecto había tocado techo y que las finales de Conferencia de 2019 fueron las cotas más altas que se alcanzaron. Y en Milwaukee dejan ir a Jrue Holiday, uno de sus sostenes en el anillo de 2021, pero consiguen de reemplazo a un base en su prime, de 33 años y, sobre todo, unas ganas de ganar extraordinarias tras toda una carrera sin anillos. Un win win para ellos, que además aplacan así los ánimos de Giannis Antetokounmpo, que ya había pedido cambios estructurales claros, amenazando por el camino con no renovar en 2025 y ser así agente libre de cara al futuro.

Más allá del nuevo éxito, si es que lo es, de la era del jugador empoderado (Giannis pidió cambios y los ha tenido), los Bucks juntan a una plantilla brillante. Una que, en teoría, tendrá a Damian Lillard en el puesto de base, Pat Connaughton como escolta, Khis Middleton de alero, Giannis de ala-pívot teórico (luego se mueve por todas las posiciones) y Brook Lopez de pívot. Lillard es peor defensor que Jrue, pero favorece la idea de jugar abierto en ataque rodeando a Giannis y tiene un rango de tiro que le permite lanzar desde casi cualquier lado de la cancha. Se juntan tres All Stars a la vera de un Adrian Griffin que ha llegado al banquillo para sustituir a Mike Budenholzer y un nuevo ogro en la Conferencia Este que también se impone en su guerra personal a Sixers, Celtics o Heat, estos últimos uno de los grandes perdedores del movimiento al sonar mucho y no conseguir nada.

Los Blazers buscan colocar a Jrue

La otra parte está en Portland. La entidad da por finalizada una era, la de Lillard y CJ McCollum, que se fue un poco antes del que parecía su inseparable compañero. Se acaba la insistencia con el base, un proyecto que ha demostrado que no podía dar más de sí, que estaba acabado y cuyo techo era el que fue. Que al destruirse se llevó por delante a Terry Stotts, un profesional muy bien valorado y, a la postre, también a sus estrellas. Para ellos queda un legado de 8 temporadas consecutivas en playoffs (de 2014 a 2021), todas con Stotts; tres de ellas por encima de las 50 victorias. Y un juego atractivo y siempre mirando al ataque, como es común en un entrenador que ya no está, pero que fue asistente ofensivo en los Mavericks de Rick Carlisle que conquistaron el anillo de 2011.

Jrue Holiday es un valor muy grande que los Blazers, según se ha filtrado, buscarán traspasar en las próximas horas. Al base le persiguen los Heat (otra vez) y, con 33 años, es un activo que bien podría dar el impulso a cualquier equipo en la lucha por el anillo, aunque los 35 millones que cobrará este curso y los más de 37 del siguiente hacen complejo traspasarle. Y a ver qué pasa con Ayton: el pívot, número 1 del draft de 2018 (el de Luka Doncic), ha sido denostado en Phoenix e inicia ahora una nueva etapa lejos de los problemas que tenía con su anterior franquicia, en especial con un Monty Williams que ya no está, y con ganas de resarcirse sin la incómoda comparativa de tener a Devin Booker al lado. Eso sí, los Blazers ponen rumbo a la reconstrucción, con lo que puedan sacar por Jrue y ya veremos si con Ayton. En el banquillo estará Chauncey Billups, que afronta su tercera temporada en los banquillos (60-114 de forma combinada en sus dos primeras) sin haber demostrado demasiado, por no decir nada.

Los Suns, máximos perdedores

De entre los equipos que se han visto involucrados en el traspaso, los Suns no salen muy bien parados. Tampoco mal, pero no consiguen hacerse con Lillard y se tienen que deshacer de Ayton. Jusuf Nurkic, Grayson Allen, Nassir Little y Keon Johnson parecen demasiado poco para un equipo que este verano ha perdido a Chris Paul y ha logrado fichar a Bradley Beal. En total, millones y millones en salarios al que podrían haber juntado el de Lillard (que se llevará más de 45 millones esta temporada), algo que finalmente no han conseguido. Se quedan rodeados de jugadores de rol, una plantilla corta y mucho nombre propio con Ayton brillando por su ausencia, una salida bien precipitada por la mala relación del jugador con la franquicia o por un error de cálculo que les deja ahora sin juego interior, con la ausencia también sonada de Bisack Biyombo. En Oregón, Ayton se une a Scoot Henderson, número 3 del último draft. Veremos.

De momento, los Suns son otro de los tantos equipos del Oeste que buscan emerger, pero que tienen una plantilla, como quien dice, cogida por los pelos. Estrellas objetivas y jugadores generacionales, pero muy poco margen de maniobra, defensa escasa y estructura cuestionable. No es lo ideal para un entrenador como Frank Vogel, que funciona siempre bien cuando tiene la plantilla que le gusta pero no sabe adaptarse cuando únicamente hay talento ofensivo, algo que no es culpa suya y que no se le puede reprochar a anteriori (ya veremos lo que pasa), teniendo en cuenta además que la plantilla no la ha formado ni pedido él. Vogel llega con el anillo de 2020 bajo el brazo y un gran papel con los Lakers, donde se ganó el respeto de LeBron James.

A partir de ahí, los Suns deberán trabajar. Tienen algunos jugadores de rol con los que buscar algún movimiento más ahora, que febrero y su mercado quedan muy lejos. También mucho talento y puntos, pero un balón para jugar y tres hombres con una calidad ofensiva incuestionable. Y se han quedado sin un generador (que lo era por muy mal que estuviera físicamente) y un pívot con cualidades al que buscaban poco y encontraban menos todavía. Jusuf Nurkic y su estado físico son una incógnita, Grayson Allen sí que puede aportar físico y lanzamiento y el rol y los minutos que puedan tener Nassir Little y Keon Johnson están todavía en el aire. De momento, sabemos una cosa: los Bucks se han hecho con Lillard por delante de los Suns. Y también ganaron las Finales a los Suns en 2021. Para el que le gusten las casualidades, ahí queda eso.