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LAKERS 115-CELTICS 126

Navidad verde en Los Ángeles

Los Celtics, muy superiores en el primer Lakers-Celtics en 25-D desde 2008. Porzingis, decisivo. Un gran Anthony Davis no basta en los Lakers.

Navidad verde en Los Ángeles
Gary A. VasquezUSA TODAY Sports via Reuters Con

La última vez que un Lakers-Celtics fue el epicentro de la jornada especial de Navidad fue 2008. Eran tiempos de colosos y era la revancha de las Finales que habían ganado los Celtics, que además llegaron a L.A. a bordo de una racha de 19 victorias seguidas. Era el equipo imponente de Kevin Garnett, Ray Allen y Paul Pierce que, sin embargó, perdió aquel partido y no ganó más títulos. Los dos siguientes fueron para esos Lakers rabiosos, en formato V de Vendetta, de Kobe Bryant y Paul Gasol. Después de aquello (2009 y 2010), los Celtics han rondado al anillo número 18 pero siempre se les ha escapado, así que ese de 2008 sigue siendo su único título desde el de 1986. Los Lakers ganaron el de 2020 e igualaron a 17. Y así están, empatados y en busca de más.

Son los dos actuales finalistas de Conferencia, los equipos que se quedaron a un paso de la lucha por el último anillo porque perdieron, en la antesala, contra Nuggets y Heat. Y son dos franquicias que podrían ser campeonas cuando llegue junio; que, al menos, están en esas cuentas. Pero no en el mismo escalón. Los Celtics son el grandísimo favorito por consenso, el equipo con más papeletas para, por fin, volver a reinar. ¿Los Lakers? Son un aspirante outsider que necesita que todo salga perfecto y, seguramente, que cambien cosas en la rotación antes del cierre de mercado. Un déjà vu pastoso que vuelve la vista, y no debería ser así, al invierno de 2022.

Así que : los dos tienen 17 anillos, los dos son vigentes finalistas de Conferencia y los dos están pensando en cómo ganar el 18. Pero todo eso no los pone, ahora mismo, en el mismo plano competitivo. Y por eso los Celtics tiñeron de verde (115-126) la Navidad de Los Ángeles en un partido que no pasará a la historia por casi nada pero que dejó claro que las rachas de los Celtics, sus trances de combustión, son demasiado para estos Lakers que anotan con mucho más sufrimiento. Y también que, aunque en realidad es repetir lo mismo, la diferencia de talento es notable. En el inicio del último cuarto, a los Lakers se les fue la última vida fallando tiros cerca del aro y un par de triples liberados que habrían devuelto la desventaja a un manejable -5. En cuanto los Celtics afinaron un poco, pusieron rumbo (94-107 a falta de ocho minutos) a una victoria que siempre es especial y que cierra un viaje muy satisfactorio por el Pacífico pese al disgusto contra los Warriors (victorias contra Kings, Clippers y Lakers).

Los Lakers se quedaron cortos y no parecen tener ahora mismo la continuidad necesaria para retar a los mejores equipos de la NBA. El nuevo quinteto (LeBron James-Cam Reddish-Taurean Prince-Jarred Vanderbilt-Anthony Davis) de Darvin Ham, un entrenador metido en un galimatías muchas veces amorfo, es un monstruo de Frankenstein del que cuesta entender cómo quiere su creador que salgan puntos a buen ritmo. Ese equipo, un movimiento desesperado tras la pésima racha que siguió al bonito triunfo en el In Season Tournament, ganó en Oklahoma City pero firmó un comienzo horrible en este día de Navidad: 0-12 en un visto y no visto, 12-30 en ocho minutos. La cuestión es que los Lakers sí tienen argumentos y tramos de baloncesto competitivo. Mordisco a mordisco, dieron la vuelta al partido y se pusieron por delante en los primeros minutos del tercer cuarto (62-60). A partir de ahí, sin embargo, los Celtics fueron superiores. Y ganaron con mucha autoridad.

No fue un gran partido de Jayson Tatum (incluso así 25 puntos, 8 rebotes y 7 asistencias) pero fue peor el de LeBron James (16+9+8), que hizo mucho menos que un Anthony Davis que tuvo minutos imperiales (40+13+4). Jaylen Brown, Jrue Holiday y Derrick White envolvieron el regalo y Kristaps Porzingis lo metió en el trineo con dirección Boston (que algún chascarrillo navideño había que meter, ¿no?). El letón, que se reservó contra los Clippers, fue (28+11) demasiado para unos Lakers que no pudieron, no durante gran parte del segundo tiempo, achicar tanta agua.

Los Celtics ganaron con una (esta vez, no siempre lo hacen así) equilibrada dieta de triples (entraron cuando hicieron falta) y transiciones rápidas para hacer correr a uno rival pesado. En total, con la suficiente sensación de superioridad contra unos Lakers que no están donde querrían. Que tienen problemas para cuadrar ataque y defensa en función de quién está en pista y quién no, y que seguramente van a necesitar inventarse algo antes del cierre de mercado. Otra vez.

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