Por Mike Maestre:
El del 1974 fue el 28º Draft de la NBA. En aquella ocasión eran diez rondas, ocho de 18 y dos de 17 para llegar a los 178 elegidos. Una bestialidad en comparación con los 60 actuales. La posibilidad de que todos accedieran a la liga mayor era ínfima, siendo incluso más los que se quedaban fuera que los que accedían. De esa camada llegaron a la NBA 62 de los 178, con sólo 12 disputando algún All-Star durante sus carreras. El número 1 fue Bill Walton, elegido por los Trail Blazers directo de UCLA. También salieron de allí buenos jugadores como Billy Knight, Jamaal Wilkes o George Gervin, conocido también pasar de ser compañero de Michael Jordan en los Bulls a acabar su carrera en el Bàsquet Manresa. El nombre que más sobresalió por lo excepcional en aquel evento fue, como se lee, el de un neonato.
Pat Williams fue el artífice de tal esperpento. Pat era un directivo que procedía del béisbol, el deporte que empezó a practicar en las ligas menores y en el que comenzó rápido con las facetas de oficina sustituyendo a las del campo. En la NBA, en la que aterrizó en 1968, se ganó el cielo con lo que hizo en los 76ers y, ya pasados los años, con los Magic. En Filadelfia fue el mánager general que construyó el equipo ganador de los ochenta, captando a Julius Erving y Moses Malone, drafteando a Mo Cheeks y reinando en 1983, aunque la irrupción de Charles Barkley y las demandas para arroparle de jugadores de nivel terminaron por darle el estacazo que terminaría a trece años -entre las dos etapas que tuvo- de éxito allí. En Orlando es poco menos que un héroe, siendo captado por Jimmy Hewitt para que presionara a la cúpula de la NBA, dirigida por David Stern, y así consiguiera un puesto en la expansión de equipos que se preveía para 1989, algo que se le otorgó al igual que a los Timberwolves. Entre medias de estos dos pilares de su vida están otros dos conjuntos: los Bulls y los Hawks.
Sus grandes dotes para el negocio le llevaron a crear al exitoso Benny The Bull, la mascota del baloncesto en Chicago, pero en aquel equipo no dejó otro legado de ese calibre, lo cual no dice mucho. En Atlanta intentó una de las pillerías que hizo en Chicago y ahí es donde todo el mundo se centró en él, incluidos también los auténticos popes.
Williams ya se había aprovechado de la lentitud y hastío que producía el tener tantas elecciones en el Draft NBA que luego no iban a ningún sitio. Con los Bulls la montó en 1972 al acabar con las rondas 11, 12, 13, 14, 15 y 16 y ser el único en escoger en las 17 y 18. Sorbiendo hasta la última gota, que para eso estaba en su derecho de hacerlo. Con los Hawks la historia dio otro giro ya en 1974 y con él como jefe de personal.
En los Hawks sólo estuvo una temporada, pero pasó a la historia. Primero traspasó a 'Pistol' Pete Maravich, uno de los jugadores más creativos (e infravalorados) que hayan existido jamás, a los Jazz, donde se forjó su leyenda aunque nunca ganara la NBA. Después, lo de aquel 'draft'...
En el top-10 del 74 los Hawks tuvieron dos elecciones y escogieron a Tom Henderson en el séptimo y Mike Sojourner en el décimo puesto. En el 25º, John Lucas. Y después vendrían otros menos sonados. La capacidad de atención no sólo disminuía para el aficionado, también para los encargados de hacer las elecciones. Como ejemplo, el desierto contado anteriormente (1972). En la última ronda, la 10º, le tocaba elegir en la posición número 168. Ahí es donde aportó su toque personal. Y tan personal. A este superviviente de cáncer la vida le dio una inmensa alegría el día anterior, el 27 de mayo, a aquella cita: el nacimiento de su hijo. James, uno de los 18 hijos que tuvo con su primera esposa, Jill, había venido al mundo y su padre estaba ansioso por contárselo al mundo y a NBA fue la que pagó esos preciosos platos. Pat eligió a su bebé, al pequeño James, para jugar en los Hawks. Ésa fue la 168º elección del Draft de 1974. Aunque sólo de forma momentánea. La propia Liga desautorizó lo ocurrido y obligó a los Hawks a elegir a otra persona bajo la amenaza de perder la posibilidad de hacerlo. Brendy Lee, de la Universidad de Nebraska, fue el agraciado aunque jamás llegaría a disputar minutos en la gran liga norteamericana.