Los revolucionarios Thunder incencian el Oeste

Las cosas raras ocurren y en la NBA es habitual verlas. Por ejemplo, que en la Conferencia Oeste haya ahora mismo la clasificación que hay es, como mínimo, extraño: los Blazers van segundos, algo que dentro de esta premisa es de lo más normal. Pero, y aquí sí que entramos en el terreno de la locura, los Jazz van terceros (6-2) y los Spurs cuartos (5-2). Algo que corresponde a un frenético inicio de temporada en el que da la sensación de que los equipos no están rodados y todavía van a trompicones, a medio gas. De que los buenos todavía no lo son tantos y los malos parecen, por momentos, muy buenos. No es pretemporada en sí, pero a ratos lo puede llegar a parecer. Y sí, queda mucho (muchísimo) por delante, no hay nada decidido y lo normal es que la clasificación cambie y las mencionadas franquicias entren, antes o después, en unas espiral de malos resultados y una dinámica descendente que les aleje de las opciones de playoffs. También que empiecen a perder muchos partidos y miren de reojo al próximo draft, que comandará Victor Wembanyama. Pero, de momento, la situación es la que es. Cuando cambie, hablaremos.

Y no sólo Jazz y Spurs protagonizan auténticas sorpresas. Un nivel inferior, pero no por ello menos importante, están los Thunder. No han tenido un inicio tan sorprendente como los de Salt Lake City y los de Texas, pero han ganado a los Magic y se han puesto octavos del Oeste. Otra posición que extraña, especialmente si tenemos en cuenta que están por delante de equipos como Wolves, Mavs, Clippers o Warriors. Y que sus victorias han sido ante, previa a la victoria ante Orlando, contra, Mavs y Clippers (por partida doble)... y las derrotas han sido por 10 puntos o menos contra Wolves (por partida doble) y Nuggets. En otras palabras, muy buenas sensaciones y un inicio extraordinario para un equipo inusitadamente joven y que el General Manager Sam Presti ha construido a través de una mansalva enorme de rondas del draft que ha ido acumulando sin que nadie sepa por qué ni para qué. Y un proyecto que, en teoría, mira al largo plazo... pero que está siendo competitivo en el presente.

Los Thunder, que con 22,9 años son el equipo más joven de la NBA, se impusieron a los Magic con Shai Gilgeous-Alexander como gran referente: 34 puntos, 4 rebotes, 6 asistencias, 3 robos y 2 tapones. Es el mejor jugador del proyecto y parece que el futuro del mismo, con un promedio de más de 30 puntos en estos primeros siete partidos (ha disputado seis), de los cuáles ha superado la treintena en cuatro de ellos. Luguentz Dort aportó 14 tantos, Aleksej Pokusevski se fue a 16, Tre Mann a 13 y Josh Giddey a sólo 7 (con 3 de 12 en tiros, muy mal), pero 10 rebotes. Los Thunder perdieron claramente la lucha por el rebote (36-49), pero repartieron 28 asistencias y aprovecharon las 24 pérdidas de sus rivales, un dato espantoso que les acabó condenando. Un partido serio ante (por fin) un rival inferior y un 4-3 que ya luce en el casillero de un Oeste que está inmerso en un absoluto incendio.

¿Y los Magic? Mirando al futuro. Paolo Banchero ha sido uno de los atractivos de este inicio de temporada, pero su protagonismo irá menguando a medida que los Magic empiecen a acumular derrotas. Con un récord de 1-7, son el peor equipo de la NBA y no tienen aspiraciones en un curso baloncestístico que se les acabará haciendo largo y del que acabarán en un puesto similar al que están ahora. Pero el futuro sigue ahí y puede ser para ellos: Banchero supera los 20 puntos de promedio en sus ocho primeros partidos, y ante los Thunder se ha quedado en 15+8. Junto a él, han destacado un buen Bol Bol (13+12, con 4 tapones pero 6 pérdidas) y un extraordinario Wendell Carter Jr., que ha conseguido un doble-doble increíble (30+12). Los Magic cayeron tras empezar por delante el último cuarto (85-88), pero hundirse en el último (31-20 de parcial), en el que Carter estuvo demasiado solo (12 de los 20 puntos de su equipo) y el triple se convirtió en una tortura (1 de 7). Los Magic viven lo que se esperaba de ello. Los Thunder se sitúan por encima de las expectativas. Y queda un mundo, sí. Pero...