Dallas Mavericks

Los Mavs fulminan a Nico Harrison

Los Dallas Mavericks despiden a su general manager, que quedará siempre marcado como el hombre que llevó a cabo el traspaso de Luka Doncic.

Dallas Mavericks general manger Nico Harrison look on during the third quarter against the Los Angeles Lakers at the American Airlines Center.
Jerome Miron
Fernando Faucha
Nacido en Madrid en 1987. Licenciado en periodismo por la Universidad Complutense de Madrid. Entró en AS en 2010 en la sección de fútbol. En 2014 pasó a formar parte de AStv, en donde ejerció como redactor y montador. Ya en 2018 recaló en su actual ubicación, la sección de baloncesto, donde escribe de ACB, Euroliga, NBA, Selección española...
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Nueve meses ha durado Nico Harrison en el cargo, el de máximo responsable deportivo de los Dallas Mavericks, desde que se llevó a cabo uno de los traspasos más increíbles de la historia de la NBA. Los Mavs dejaban marchar a Luka Doncic a Los Angeles Lakers. A su jugador franquicia, a uno de los cuatro mejores jugadores del mundo en la actualidad. Dejaban marchar al santo y seña del proyecto, que solo unos meses antes les había conducido a la tercera final de la NBA en toda su historia. Un movimiento que pareció incompresible en aquel momento y que, con el paso de los meses, sigue sin entenderse. La realidad no ha sido benevolente con los (pocos) que apoyaron aquella idea. Los Mavs están mucho peor que en febrero y el crédito se le ha acabado a Harrison.

Lo han adelantado varios periodistas estadounidenses, como Marc Stein o Shams Charania. El dueño de los Mavs, Patrick Dumont, corta la cabeza de quien tenía que tomar las decisiones deportivas. La figura del general manager estaba más que en entredicho, vilipendiada, entre la afición de su equipo, desde que se confirmó el traspaso del esloveno. Las últimas muestras del nulo apoyo que tenía entre sus propios aficionados llegó anoche, en la derrota de los Mavs con los Bucks (114-116). Un partido en el que Cooper Flagg, flamante número 1 del draft, conseguía su mejor anotación en su corta carrera en la Liga (26 puntos). Pero ni la llegada del nuevo mesías del baloncesto estadounidense, un jugador llamado a marcar una época en el deporte de la canasta, ha serenado los ánimos de una ciudad que sintió que les estaban boicoteando desde dentro de su propio equipo.

La noche de aquel traspaso, cientos de aficionados se concentraron en los alrededores del American Airlines Center para protestar por la decisión de su directiva. Dichas protestas se extendieron hasta el siguiente encuentro que jugó Dallas en casa y no se han acallado desde entonces, en mayor o menor medida. El grito de “Fire Nico!” (“¡Echad a Nico!“) ha sido el mantra de la afición texana en los últimos 9 meses. Los Mavs recibieron en aquel traspaso a Anthony Davis, Max Christie y una primera ronda de 2029. La razón que se dio para realizar el traspaso, sobre todo en boca del propio Harrison, fue que para pelear por el anillo necesitaban defender mejor, uno de los pocos aspectos del juego en el que Doncic no destaca. También se filtraron mensajes llegados desde Dallas que hablaban de falta de profesionalidad de Doncic en su trabajo diario y en el cuidado de su cuerpo, apuntando a un posible sobrepeso que le había producido algunas lesiones.

Lo cierto es que ni el cambio de líder ni de piezas para reforzar la defensa han dado los resultados esperados. Desde que se marchó el jugador esloveno, el récord de los Mavs es de 16-28. Esta temporada han comenzado con 3 victorias y 8 derrotas, el quinto peor récord de la NBA en lo que va de temporada. Con Kyrie Irving fuera de juego para varios meses, Anthony Davis más tiempo lesionado que jugando desde que llegó y Klay Thompson dando síntomas evidentes de jugador que ya ha dado todo lo que tenía, la situación en Dallas es crítica. El despido de Harrison no va a arreglar nada de eso, pero su continuidad era un elefante en la cacharrería en la que se ha convertido esa franquicia. Dumont, que curiosamente asistía anoche a su segundo partido en el pabellón de los Mavs este año, no tenía más remedio que echarle, seguramente como cortafuegos. Veremos durante cuando tiempo le vale sin que las miradas de la afición de Dallas no se giren hacia él. Porque, en el fondo, parece imposible que el traspaso de Doncic se llevara a cabo sin su visto bueno.

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