Los Lakers, ¿y ahora qué?
Tercera victoria consecutiva, parece una broma, de unos Lakers que se gustan, destacan sin LeBron y tienen a Davis en el mejor nivel desde la burbuja.
Es irónico, pero también cierto: los Lakers están ganando partidos. Los dos últimos han sido contra rivales claramente inferiores (primero Pistons, ahora Spurs), pero el anterior fue contra unos Nets en meteórico ascenso y las victorias contra equipos peores son algo muy importante si los angelinos quieren llegar a algún punto que no sea el mero ostracismo. De momento, vuelven a sumar, el Staples (perdón, el Crypto Arena) vuelve a sonreír, la ciudad de Los Angeles jalea a Russell Westbrook (otra gran ironía, impensable hace unas semanas) y los Lakers suman: 5-10 ahora, con lo que adelantan a los Spurs (6-12), se ponen en el puesto 13, a 2,5 victorias del play-in en una Conferencia Oeste en la que, recordemos, hay margen de mejora tras un inicio desastroso gracias a la ausencia de ese nivel tradicionalmente extraordinario y a la desaparición de un claro dominador.
Los Lakers dominaron de principio a fin: ganaron 123-92, apabullaron a sus rivales en el rebote (54-44), repartieron más asistencias (29-26), tuvieron hasta siete jugadores con 10 o más puntos, ganaron todos y cada uno de los cuartos y llegaron a mandar de 34 tantos. Partido serio, con un estilo cada vez más definido que ha apadrinado un Darvin Ham que está sacando cosas con una herencia complicada, con pocos errores (las 15 pérdidas, el mayor de todos ellos) y buenas soluciones. Y un epicentro que se está convirtiendo en uno de los mejores jugadores de la temporada: Anthony Davis. El jugador interior se pelea, lucha, teme cada vez menos al contacto, rebotea, anota y destaca sin LeBron James, algo que ha destacado más de uno en esa coincidencia que se está repitiendo ya demasiado. Pero, más allá de eso, su nivel se está asemejando cada vez más al de la burbuja de Orlando. Y eso es muy bueno para su equipo.
Davis dfinalizó con 30 puntos, 18 rebotes, 2 asistencias, 3 robos y 1 tapón, lleva 4 dobles-dobles consecutivos y tres encuentros seguidos por encima de los 30 puntos. Está activo, en conexión permanente con sus compañeros, y nada deslucido. Y, lo que es más importante, consigue ser un gran intimidador en una zona huérfana de un defensor fiable y que sufría mucho cuando los exteriores no podían sostener a su par en la línea del triple. En los Spurs, sin Gregg Popovich, solo destacó Devin Vassell (17 tantos), mientras que Keldon Johnson sufrió una tortura: 4 de 20 en tiros de campo y 1 de 10 en triples. Otra vez, muy bien los Lakers, que están haciendo de la defensa su rasgo más definitorio y han vuelto a destacar en ese lado de la pista.
Además de Davis, todo se repartió muy bien en los Lakers: 14 puntos de Lonnie Walker, 21 de Austin Reaves (7 de 11 en tiros, 3 de 4 en triples), 13 de Kendrick Nunn, otros 13 del retornado Dennis Schröder y 15, con 9 rebotes, de un Thomas Bryant que también ha vuelto para dar descanso y apoyo a Davis en la zona y jugar los minutos en los que su compañero no quiere ocupar directamente la posición de pívot. Russell Westbrook, que acabó con molestias en su pulgar derecho, cuajó una buena actuación (10 puntos, 4 rebotes y 10 asistencias, nuevo doble-doble desde el banquillo) y los Lakers lanzaron con un 35% en triples, algo queno está nada mal para tener una plantilla sin apenas especialistas. En definitiva, buen partido de los Lakers, que tienen ahora una visita a Arizona para desafiar a los Suns, dos partidos contra los Spurs en San Antonio y uno contra los Pacers de vuelta a Los Ángeles. Y el retorno de LeBron está muy cerca. ¿Hay esperanzas? Veremos.