NBA | PLAYOFFS 2023 | LAKERS - NUGGETS (0-2)
Los Lakers, al borde del abismo: ganar o morir
El Nuggets-Lakers pone rumbo al Crypto Arena con 2-0 para los de Colorado. LeBron y Davis deberán dar un paso al frente con los ajustes de fondo.
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Los Lakers se enfrentan a su mayor desafío. Tras empezar la temporada 2-10 y hacer una auténtica revolución en la que han ganado el play in y han superado dos rondas de playoffs, el equipo angelinos pierde 2-0 en las finales de Conferencia, una ronda a la que nadie esperaba que llegaran. Los Nuggets han demostrado ser mucho más maduros que en 2020, cuando cayeron en la misma ronda y ante el mismo rival en la burbuja de Orlando (4-1), tras remontar de forma extraordinaria un 3-1 de los Clippers en semifinales. Nikola Jokic es una estrella consolidada en su prime y juega un baloncesto inapelable, magistral, magnífico. Y Jamal Murray, sin ser el mismo que el nivel demostrado en Florida, ha regresado con ramalazos de talento que torturan a los Lakers, que han perdido dos encuentros consecutivos por primera vez en estos playoffs y no han logrado conquistar un Ball Arena en el que los de Colorado siguen imbatidos (8-0 ya) en la presente fase final. Impresionante.
Ahora, la serie se traslada al Crypto Arena: el renombrado Staples Center es el templo de los Lakers, el corazón de Hollywood. Allí ha vuelto Jack Nicholson olisqueando una oportunidad, a sabiendas con sus 85 años que es la última opción de anillo de la que va a poder disfrutar. Pero una posibilidad no es una certeza y las cosas han cambiado respecto a las dos series anteriores: los angelinos ya no son capaces de llevar una iniciativa que manejaron a la perfección ante Grizzlies y Warriors, ganando el primer partido fuera de casa, recuperando la ventaja de campo y conquistando luego dos encuentros consecutivos en su feudo. Ahora, el rival es mejor y toda la presión es para ellos: una derrota en cualquiera de los dos próximos choques finiquitaría virtualmente la eliminatoria. Y la opción de cerrar en un hipotético quinto en Denver ondea peligrosamente sobre un equipo, el de púrpura y oro, que tiene que atrincherarse en Los Ángeles para seguir vivo.
Los eternos ajustes
Hay una cosa que los Lakers han demostrado por encima de todo: son duros, muy duros. Lo devuelven absolutamente todo, nunca decaen y siempre pelean. El alma, definida tras el traspaso de Russell Westbrook, se ha consolidado de forma brutal. Y les ha convertido en un rival que no morirá hasta que lo hayan matado. Eso sí, hay una mala noticia para ellos: han caído de forma consecutiva en dos partidos en los que han jugado bien. Y eso siempre es negativo si tenemos en cuenta la capacidad de mejora que ha tenido de una noche a otra un equipo que da la sensación de que, más allá de llevar al barro la eliminatoria y encomendarse al poder del Crypto, poco más puede hacer. El hecho de poner a Rui Hachimura sobre Nikola Jokic, con Anthony Davis esperando en las ayudas en la zona, parece la mejor solución contra el serbio. Y poco o nada se puede hacer si Jamal Murray está a semejante nivel. Pero...
Pero se pueden hacer cosas. Y, sobre todo, pueden cambiar cosas. No sería de extrañar que ante la presión ambiental los Nuggets tengan el constante acierto que demostraron en tramos del primer partido o que Jamal Murray anote 23 puntos en el último cuarto, lo que hizo en el segundo. A partir de ahí, mantener a Hachimura sobre Jokic y cerrar el rebote (los Lakers han perdido esta batalla en los dos encuentros disputados) serán las claves. Las ayudas para detener al serbio o reducir considerablemente los espacios que genera y las asistencias que reparte al resto de sus compañeros también serán importantes. Y encontrar el mejor emparejamiento para Murray (Jarred Vanderbilt, Dennis Schröder...) se postula de necesidad imperiosa. Algo hay que hacer con el base. Lo bueno para los Lakers es que ya se encontraron en una situación similar con Stephen Curry en semifinales y que detener al nuevo playmaker debería ser más sencillo.
Eso sí, otra vez todo pasa por lo que puedan aportar LeBron James y Anthony Davis. El Rey reclama su corona en el más difícil todavía, en su 20ª temporada y con 38 años. Pero debe hacer su aparición, mejorar en la selección del triple (1 de 20 en los últimos cuartos en estos playoffs), no fallar incomprensiblemente bandejas fáciles y volver al plan que le ha servido toda la vida, el de atacar la zona y producir cerca del aro. La fatiga es visible en él y en Anthony Davis: ninguno estuvo a la altura de las circunstancias en el último cuarto del segundo partido y los secundarios (Austin Reaves, Hachimura...) funcionan hasta cierto punto. En unas finales de Conferencia decide más que nunca el talento y por muy cansadas que estén las piernas de las dos estrellas, deberán prevalecer ante sus rivales y marcar la diferencia. Es lo que se les pide.
Ganar o morir
Los Lakers están obligados a ganar los dos partidos en casa para mantener viva la serie. La rotación se puede hacer más pequeña si se condena a D’Angelo Russell a un ostracismo que sería lógico: los angelinos tienen un -41 con él en pista (en 59 minutos) y un +30 sin él (en 37). Y todo pasará porque LeBron y Davis vuelvan a ser los que eran, que el primero consiga mantener el pie dolorido fresco la mayor parte del tiempo y que el segundo no tenga las ausencias que tiene de un duelo a otro: de los 40 puntos del asalto inicial, a los 18 del siguiente. Reaves es un seguro y lo seguirá siendo, manejará todavía más tiempo el balón, mientras que Hachimura se convierte en alguien esencial. A partir de ahí, alguien más tendrá que aparecer: Vanderbilt, Schröder (2 de 9 en tiros en el segundo duelo) o un Lonnie Walker IV que ha hecho de su presencia algo efímero y no ha vuelto a ser el microondas que fue ante los Warriors.
Entre tanto, la batalla típica en ruedas de prensa se potencia. Mike Malone asegura que con el 1-0 de los Nuggets la gente daba por ganadores a los Lakers por el ajuste de Hachimura sobre Jokic (algo que no ha ocurrido) y el jugador angelino que sus rivales no tienen un protector del aro. En medio de todo ello, es LeBron el que, en su infinita sabiduría, habla de lo que hay que hablar. Su torcedura de tobillo durante el segundo asalto no le va a detener (eso ha dicho) y hay que ganar 4 partidos para pasar de ronda. En eso ha insistido mucho: hay que llegar a 4 y, hasta el momento en el que los Nuggets lleguen a esa cifra, los Lakers siguen vivos. No hay abismo al que el Rey se asome, por profundo que sea, que le haga temblar. Se ha visto en todas las situaciones posibles. Ha luchado contra todos los rivales. Viene de acabar con toda una dinastía en lo que ha sido el fin de una era. Y ahora, a remontar un 2-0. Ganar o morir. Así están las cosas.
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