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NBA

Los Hornets miran a Europa

Con poca o ninguna opción de sobresalir como equipo esta temporada de la NBA, Charlotte se centra en probar jugadores. Vasilije Micic, el que centra la atención.

Vasilije Micic -
THEARON W. HENDERSONAFP

A temporada perdida buenos son los esfuerzos por centrarse en el futuro. Eso pensará Steve Clifford sobre lo que está ocurriendo con sus Charlotte Hornets. En el vagón de cola de la Conferencia Este (antepenúltimo con 15-45 de récord) y en tierra de nadie, ya que los tres puestos globales de la NBA que dan más opciones de llevarse el número uno del draft no están al alcance de momento. Pistons, Spurs o unos Wizards empeñados en empeorar y empeorar tienen el terreno ganado en esa especie de competición por perder. Por ello van a economizar esfuerzos y construir a la larga.

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Son nuevos tiempos: acaban de asegurarse a un nuevo jefe de la parcela deportiva, Jeff Peterson, en sustitución de Mitch Kupchak; la gerencia cambió de manos para pasar de una individualizada con Michael Jordan a una colectiva con Gabe Plotkin y Rick Schnall. Y van a la reestructuración completa.

En la pista han acumulado a dos jóvenes con talento como LaMelo Ball, base, y Brandon Miller, alero, y los han rodeado de otros chicos de corta edad que pueden valer para la rotación: Mark Williams es el mejor ejemplo. Pero necesitan identidad más allá de los mencionados. Quieren probarse.

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Y en ésas están. Cogiendo el ejemplo de otros y haciéndolo suyo. Los Pistons de este año, por ejemplo, han rellenado su plantilla con el francés Evan Fournier y el italiano Simone Fontecchio. A ver cómo salen allí. Los Hornets han mirado el espejo de los Thunder, que hace dos años incluso se permitieron el lujo de derrochar salario para no ser sancionados (de ahí llegó la incorporación de Deck, que después volvería a Madrid), con jugadores añadidos a su roster que son conocidos en el concierto europeo. Además de llevarse al estadounidense Tre Mann, que ha recorrido ese camino de Oklahoma a Charlotte, hay tres jugadores europeos más que se unen.

Aleksej Pokusevski

El ex del Olympiacos, de sólo 22 años, lleva cuatro campañas en Estados Unidos. No sólo es serbio, también tiene nacionalidad griega, y se le puede considerar un unicornio precursor de Holmgren, que precisamente le ha movido de la silla en los Thunder, o Wembanyama. Siete pies de altura y envergadura aún mayor con la delgadez que le permite moverse como si fuese un exterior al uso. Pero se había estancado. Con crecimiento de los Thunder de la mano de Shai, Chet, Wallace, Dort o los Williams fue apartado en un rincón: pasó de promediar 7,8 puntos y 4,9 rebotes en tres temporadas a jugar sólo 60 minutos de la actual. Un desvarío que espera cambiar con su llegada a Charlotte, donde necesita reivindicarse para ganarse un nuevo contrato en la Liga (agente libre este verano).

Vasilije Micic

De ser el MVP de la Euroliga a nadie sabe bien qué. Demoró durante dos años su llegada a la NBA porque no tenía claro qué papel tendría por jugar, tuvo que coger el tren en una de las últimas ocasiones en las que pasaría (2023) y cazó un buen contrato -23,5 millones por tres años- para empezar en un equipo que se ha caracterizado con Daigneault en dar oportunidades a los nuevos. Sus derechos habían pasado de manos, de Filadelfia a Oklahoma, y el pasado verano, junto a su representante Misko Raznatovic, vio conveniente dar el salto. Y no fue el único: Sasha Vezenkov también lo dio a Sacramento Kings. Vasa admitió tener miedo a que le ocurriera lo mismo que a otros grandes de la escena europea, como Jasikevicius o Spanoulis: no tener presencia en pista para hacer lo que sabe. Y en OKC es el guión que se siguió. Los Thunder han pegado el estirón y por el camino se dejaron a Micic. 4,2 puntos y 3,2 asistencias, incluso demasiado para esos 13 minutos de media con los que contaba. En el recuerdo más cercano está el caso de Facu Campazzo, dominador en Europa antes de la pandemia y jugador de los Nuggets dos años en los que probó un primero con mucho acierto y un segundo más amargo que le apartó del éxito. En ésas está Micic. ¿Y le conviene más estar en un equipo ganador o en un equipo perdedor? A nivel individual le está viniendo mejor lo segundo, es evidente, aunque sin saber a qué parte te lleva esa estrategia de aquí a dos o tres años, con 32-33-34. El de Kraljevo, que se reencuentra en Charlotte con un Ball con el que se midió en Lituania, puede parecerse en los Hornets a su yo del Efes, menos encorsetado, con capacidad de ser el jugador poliédrico que hemos visto en el Viejo Continente. Al estilo de Steve Nash, uno de los ídolos a los que busca emular. “Es un jugador talentoso. Su conocimiento y sentimiento por el juego son realmente excepcionales. Creo que, cuando esté cómodo, vamos a seguir viendo cosas nuevas de él. Jugará mejor cuanto más organizados estemos todos en ataque. Inteligencia, visión... A ver, el chico fue MVP en Europa dos años seguidos. Es grande, puede asistir, puede tirar, es listo, envergadura, con el ‘pick-and-roll’ es bueno, etc”, dice Clifford, su nuevo entrenador, sobre sus aptitudes. Los números no mienten: con nueve pruebas pasadas está en 8,3 puntos y 5,8 rebotes. Le puede ayudar que, a la espera de ver qué novatos eligen en verano, cuenta con margen para seguir proyectando la imagen buena y no la mala. No a la apatía. Sí a la diversión. Las nulas pretensiones en materia de clasificación que tienen en Carolina del Norte es un plus para poder jugar, sí, pero Micic ha llegado a la NBA en la treintena y la fecha de caducidad de su trayectoria es otro aspecto a tener listado y no perder de vista.

Davis Bertans

El escolta de Valmiera, a sus 31 años, están en otro punto vital diferente al de los otros dos. Él es tan mayor como Micic, mucho más que Poku, pero posee la experiencia del segundo de la que carece el primero. Está arrastrando el contratazo que sacó en Washington, 80 millones por 5 años, que ahora mismo supone una losa para fichar por cualquier equipo. Está sobrepagado. La próxima temporada tiene contemplado en su contrato que sólo tiene garantizados 5 de los 16 millones, el resto se hará efectivo si no es despedido antes del 25 de octubre. Con ese tiempo límite cuenta. Sus números son de 8,3 puntos en 13,2 minutos. El entrenador, conociendo sus ocho años en la Liga, le utiliza como especialista en el tiro de tres, donde mete casi la mitad de sus lanzamientos, y poco más (ha lanzado de dos una sola vez).

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