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Matt Ryan, el último en llegar, anotó un triple imposible sobre la bocina para forzar la prórroga. Los Lakers sobreviven en un extraño ejercicio de coraje.
Matt Ryan, el último en llegar, anotó un triple imposible sobre la bocina para forzar la prórroga. Los Lakers sobreviven en un extraño ejercicio de coraje.Gary A. VasquezUSA TODAY Sports

NBA | LAKERS 120 - PELICANS 117

Locura en Los Ángeles: el héroe más extraño rescata a los Lakers

Matt Ryan, el último en llegar, anotó un triple imposible sobre la bocina para forzar la prórroga. Los Lakers sobreviven en un extraño ejercicio de coraje.

Cuando menos te lo esperas, ¡zas! Ahí aparecen los Lakers. Sigue sin significar nada (puede que siga así incluso si ganan varios partidos más) pero la alegría de esta noche no se la quita nadie. El equipo angelino, en un ejercicio de supervivencia impropio de lo que hemos visto del mismo, sacó fuerzasde flaqueza para empatar cuando estaba perdido, y forzó una prórroga en la que consiguieron emerger y ganar en casa por segunda ocasión consecutiva, también la segunda de toda la temporada. Fue Matt Ryan, un hombre sin apenas experiencia en la NBA y que cerró a última hora la plantilla de los Lakers, el que consiguió desde la esquina un triple desequilibrado extraordinario que hizo explotar el Staples Center (el Crypto Arena, perdón) y llenó el ambiente de un inusitado optimismo, de una merecida alegría. Una escena única, mágica, mística, que fue luego redondeada en la prórroga con una defensa genial que confirmó un triunfo que sabe a gloria.

Extrañamente, las cosas funcionaron en los Lakers. Y que nadie lea lo que no está escrito: siguen sin meter un triple (10 de 36, un paupérrimo 27,8%) y perdiendo muchos balones (hasta 17). Pero la energía mostrada fue ejemplar, hasta seis jugadores estuvieron por encima de los 10 puntos y vencieron en un final ajustado. Russell Westbrook, de nuevo desde el banquillo, hizo gala de una nueva versión ilógicamente buena: 13 puntos, 7 rebotes, 9 asistencias con 6 de 10 en tiros, números que hicieron olvidar sus 6 pérdidas y una clara intención de estar en las conversaciones para Mejor Sexto Hombre del Año, tal y como lo vendió Darvin Ham al final del choque. En la NBA, ya se sabe, siempre se intenta sacar tajada de estas situaciones y la intención de las declaraciones del técnico es demostrar que apuesta por su jugador.

Los Lakers pasaron por todas las fases posibles, pero dominaron de forma mayoritaria: 56-44 al descanso con la mayor demostración ofensiva de la temporada (un 62% en tiros y 11 asistencias en ese periodo de tiempo), pero no consiguieron mantener la ventaja, una que todavía les dejaba por delante en el tercer cuarto (82-79), que aumentó ligeramente después (89-84 con 10 minutos para la conclusión) y que los Pelicans, en un partido serio, socavaron después. Un triple de Trey Murphy les ponía por delante (100-101) superado el ecuador del último cuarto. Y ahí, la locura: del 102-105 al 108-105; luego, 6 puntos seguidos de los Pelicans, un parcial que cerró con un mate Larry Nance. Y, para redondear, una de las jugadas del año y a la prórroga. Una en la que los Lakers, sencillamente, fueron mejores en la defensa: 120-115 para no anotar más en los últimos dos minutos. Una solitaria canasta de CJ McCollum dejaba las cosas 120-117. Y no hubo tiempo para más. Victoria angelina. Jolgorio. Revolución.

LeBron James y Anthony Davis se mantuvieron firmes: 20 puntos, 10 rebotes y 8 asistencias del Rey, con más fallos de lo habitual pero inteligente de nuevo en los momentos calientes, sacando faltas y entrando en la zona para asegurar las canastas en el clutch time, posteando cuando era necesario. El interior, ex de los Pelicans, sumó 20+16+4+1+4, otra actuación defensiva formidable y una solidez que recuerda, cada vez más, a ese Davis que vimos en la burbuja y que mantuvo un nivel históricamente bueno que fue esencial para que los Lakers ganaran su último anillo. Aupados por un público que gritaba “defense” como si el récord fuera otro (2-5 ahora) y qu se mantuvo en pie en buena parte del último cuarto, Lonnie Walker se fue a 28 puntos en más de 40 minutos (5 de 9 en triples) y fue el héroe junto a Matt Ryan, que sumó 11. Un jugador que no tiene ni foto en el League Pass, un completo desconocido que no fue elegido en el draft y que contaba, antes de esta temporada, con un solo partido de experiencia en la NBA: con los Celtics el curso pasado. Ahí también metió un triple. Y nada más.

En los Pelicans, 27 tantos, 5 rebotes y 7 asistencias de Zion Williamson, 22+9+8 (pero 10 de 27 en tiros) de McCollum, 9+10 de un discreto Jonas Valanciunas, 11+8+5+4 de Larry Nance, 15 puntos para Jose Alvarado (con 3 de 4 en triples) y 0 minutos para Willy Hernangómez, al que la legión de pívots que tiene por delante le ha apartado, de momento, de la rotación de forma casi total. Por ahí estaba también Dyson Daniels, la otra cara de la moneda. El joven jugador, octavo en el draft de 2022, fue incluido por Willie Green para defender en un quinteto que pretendía menoscabar el intento de empate de los Lakers con 7,8 segundos para el final. Y lo hizo, pero recogió el rebote del intento de Lonnie Walker y recibió una falta que le obligó a ir a la personal, donde falló los dos tiros libres. Nueva oportunidad, increíible pase de Austin Reaves, gran pizarra de Darvin Ham (sin Westbrook en pista), gran movimiento introduciendo a un Matt Ryan que estaba sentado en la jugada anterior y... en fin. Espectacular.