Liderar sin jugar: las 100 vidas de Haslem, el alma de los Heat
Udonis Haslem tiene 43 años y solo disputó 7 partidos en su último curso, pero ha sido el alma de los Heat. Y, junto a Riley y Spoelstra, el último reducto de los anillos de 2006, 2012 y 2013.
Siete partidos y un total de 71 minutos. Es lo que ha disputado esta temporada Udonis Haslem, un caso raro hasta la excepcionalidad, un rol que solo representa él y que nadie ha estado ejerciendo durante tanto tiempo. El ala-pívot ha tenido temporadas de disputar menos encuentros, pero la tendencia decreciente de los últimos años hacía presagiar que su influencia en la parte meramente deportiva había pasado de ser irrisoria a inexistente, y que su peso en el vestuario aumentaba a medida que se reducían sus minutos de juego. Unos que ya brillan por su ausencia y que han sido menos que nunca en una carrera que finaliza tras 20 temporadas, todas ellas ligadas a Miami Heat, con los que ha conquistado los títulos de 2006, 2012 y 2013. Por ahí ha visto pasar a Shaquille O’Neal, LeBron James, Chris Bosh o Dwayne Wade, solo algunos nombres destacados en una ristra infinita de jugadores que han llegado y se han ido de Miami sin que Haslem, ese ser inamovible, cambiara de camiseta o pusiera rumbo a una retirada que ahora, con 43 años, se ha hecho efectiva.
De momento, sigue formando parte de una plantilla en la que no tiene participación en pista pero en la que influye enormemente en la parte social. De hecho, es el alma y el corazón del vestuario, el hombre que mantiene la química del grupo, alecciona a los más jóvenes y trabaja variantes como el liderato o la gestión del juego en los más veteranos. Eso es lo que ha hecho este año con Jimmy Butler de la misma forma que con Goran Dragic en el último lustro. Y su sabiduría y protagonismo, a pesar de no haber variado en pista, se han multiplicado en playoffs, cuando su dilatada experiencia ha servido para mantener focalizado a un grupo joven y talentoso que se ha colado en las Finales de forma tan inopinada como merecida. A Haslem lo hemos visto dirigirse individualmente a los jugadores, pero también hablar en los tiempos muertos. Es la Heat Culture, cuya existencia ha apadrinado Haslem, que es parte de la historia de una franquicia que es la suya.
El rol del ya exjugador se ha potenciado en los últimos años. Un año antes de la salida de Wade rumbo a Chicago, el ala-pívot disputó tan solo 37 partidos, ninguno de ellos de titular. Su figura, sin embargo, era un seguro de vida para Spoelstra, que sabía que eran años de transición, no siempre fáciles, en los que había que dar con la tecla e iniciar un nuevo proyecto. Ese año, Haslem promedió entonces solo 7 minutos por partido, aunque hacía ya tres años que no pasaba de los 20. En las tres siguientes temporadas, su función se minimizó hasta el extremo: 16, 14, 10 y 4 partidos. En esas cinco temporadas, acumuló un total de 81 encuentros, solo 2 de titular. Y 580 minutos totales, algo que acumulado no supera el total de ningún otro curso de su carrera, más allá de la 2010-11, en la que se pasó casi todo el año lesionado. En las dos últimas temporadas, el ala-pívot no ha robado ningún balón ni ha puesto ningún tapón y solo ha superado la decena de puntos en uno de sus últimos 81 partidos disputados.
De no drafteado a líder de los Heat
No siempre Haslem tuvo este rol. Iniciando una tradición que Pat Riley ha explotado en los últimos tiempos (con Duncan Robinson, Max Strus, el emergente Caleb Martin...), llegó a la NBA sin ser seleccionado en el draft. Antes, se había convertido en el jugador con más victorias de la historia de los Gators, en la Universidad de Florida, donde estuvo cuatro años a las órdenes de Billy Donovan, hoy entrenador de los Bulls. Antes de dar el salto a la mejor Liga del mundo, pasó un año en el Élan Sportif Chalonnais francés. Llegó a la competición en 2003, mismo año que su compañero Wade, futuras estrellas como Carmelo Anthony, Chris Bosh o, claro, LeBron James. Se coló en el Segundo Quinteto de Rookies y en su segunda campaña ya era titular indiscutible, protegiendo las espaldas de Shaquille en un curso en el que los Heat llegaron al séptimo partido de las finales del Este y Haslem promedió, en regular season, 10,9 puntos y 9,1 rebotes en 33,4 minutos de juego. Su titularidad no varió al año siguiente, con Stan Van Gundy destituido y Pat Riley bajando a los banquillos para conquistar el anillo, el primero para Haslem y el quinto, como entrenador principal, para el Padrino de la NBA. En las Finales ante los Mavs, 6,5 puntos y 6,2 rebotes, números que parecen tímidos pero que no se corresponden a su mayor valor de entonces, el ser clave en la defensa sobre Dirk Nowitzki, al que dejó en 22,5 puntos por partido (después de que promediara 26,6 en temporada regular) y con promedios inferiores al 40% en tiros de campo y con apenas un 25% en triples. Casi nada.
Haslem siguió siendo una pieza clave con la llegada de Spoelstra y ganó un gran peso en el vestuario antes de la llegada de LeBron. Cuando esta se produjo, en 2010, él y Wade eran los únicos que se mantenían en el equipo campeón en 2006. También junto a Bosh, llegaron a cuatro Finales consecutivas, ganando los anillos de 2012 y 2013. El rol de Haslem esos años ya había cambiado, y en la 2009-10 abandonó una titularidad que solo recuperaría de forma intermitente durante los siguientes años. Eso sí, dos entorchados más y un hombre que fortalecía a Spoelstra en el vestuario, siendo un extensión del entrenador y manteniéndose a su lado tras la salida de LeBron en 2014. Esa que Riley definió como “el mayor error” de la carrera del alero. Por aquel entonces, Haslem no promediaba más de 10 puntos por partido desde la 2008-09, y las lesiones de la 2010-11, en la que fue clave cuando se recuperó y llegó a los playoffs, mermaron su explosivo físico, que aún así se mantiene cuidado y listo siempre que Spoelstra recurre a él. Algo que, ya se sabe, hace cada vez menos.
Ahora, Haslem está disputando las séptimas Finales de su carrera, el que más entre los jugadores en activo junto a Iguodala y solo detrás de las inalcanzables 10 de LeBron. Spoelstra siempre ha potenciado sus funciones al máximo y lo ha mantenido cerca de su persona. Al igual que un Riley que, conocedor de su importancia, no lo ha incluido en ningún traspaso, pagando el mínimo de veterano a un hombre que ha ingresado, ojo, más de 60 millones en contratos. En total, ha firmado ocho en su carrera, todos con los Heat. Tanto como el técnico como su mentor, por cierto, aterrizaron en Florida en 1995. En total llevan 28 años ligados a la franquicia... 20 de los cuales han coincidido con un Haslem que ha sido este último curso el jugador con contrato más veterano de la competición y el único que pasa de los 40 años. Y ahí sigue, inamovible, en la franquicia que le ha dado todo y a la que se lo ha dado todo. Un hombre con más de 6.000 puntos durante su carrera y que es el máximo reboteador de la historia de los Heat por delante de Alonzo Mourning, siendo el único jugador no drafteado en conseguir algo así. Haslem se ha eternizado, se ha hecho a sí mismo y, sin ser una estrella, ha conseguido, con mucho sacrificio y un rol parcialmente infravalorado en ciertos sectores, ser clave, a su manera, en la franquicia más ganadora desde la retirada de Jordan tras Lakers y Spurs. Y junto a los Warriors. Lo dicho, las 100 vidas de Udonis Haslem, el alma de los Heat.