Lakers: unos problemas bien detectados... sin soluciones a la vista
La franquicia angelina asume que hay un patrón en sus derrotas y tiene claro qué perfiles faltan en la rotación. Pero conseguirlos en el mercado invernal será sumamente difícil.


Los Lakers vieron las semifinales de la NBA Cup desde su casa, a pesar de que llegaron al cruce de cuartos de final con factor cancha y de que su rival, los Spurs, jugaron sin Victor Wembanyama, que apuraba su recuperación tras un problema de gemelo y que regresó precisamente en Las Vegas, en el triunfo contra los Thunder. Fue una decepción para un equipo que marcha a buen ritmo de victorias (18-7) y que pelea en la zona del Oeste que se cuece por detrás de los Thunder y en la que también se mueven Nuggets, Rockets y Spurs. Y que, más allá del balance de victorias, tiene como objetivo no verse, por sensaciones, por detrás de ese lote de equipos y, por lo tanto, también de los verdaderos aspirantes al título.
“Los mismos defectos quedan expuestos una y otra vez cuando perdemos”, dijo JJ Redick después del partido. Y es así: es obvio que los Lakers van a ganar muchos partidos de regular season porque su ataque, con Luka Doncic al frente, es suficiente para abrumar a rivales inferiores y para rascar victorias contra los del mismo rango. Pero, si se piensa en cotas más altas, aparece un panorama mucho más oscuro y con unos patrones muy obvios: falta físico, faltan velocidad y músculo, especialistas defensivos y, si se quiere rematar, al ataque también le vendría bien algo de anotación para el banquillo (el menos productivo de la NBA) y un tiro de tres más fiable para aprovechar todo lo que genera la atención que Doncic acapara por parte de las defensas rivales y la capacidad del esloveno para encontrar siempre a los compañeros en situación de lanzar liberados. Pero, en todo caso, el principal problema es la defensa.
“Tenemos que ser serios con esto y mirar todo lo que haya que mirar”, asegura un Redick que dejó claro que no se van a quedar parados y que su trabajo, como entrenador, es hacer que el equipo minimice esas flaquezas. Que son obvias con una pareja como Doncic y Austin Reaves por fuera, un torbellino en ataque pero mantequilla en defensa, y un frontcourt con un alero que va a cumplir 41 años y que todavía tratar de coger ritmo tras su larga baja por lesión (LeBron James) y una pareja interior como la que forman Rui Hachimura y Deandre Ayton, que tienen su virtudes defensivas (también sus defectos) pero que no son especialistas capaces de controlar las oleadas rivales que llegan a la zona con mucha comodidad porque en el inicio de las jugadas falta el especialista en el point of attack, la defensa agresiva sobre la bola. “Sabemos que eso es una debilidad ahora mismo pero tenemos que aprender a ser un quinteto que defienda con todos, con los cinco”, asegura Reaves.
Marcus Smart, fichado para aplicarse en esa labor (esencial en el baloncesto actual) se ha perdido ya diez partidos por problemas físicos. A Jake LaRavia le está costando ejercer de 3&D y el rookie Adou Thiero tiene el tipo de físico que se echa de menos en la rotación pero todavía está muy verde… y también acaba de salir de una lesión. Jarred Vanderbilt es un eterno sí pero no porque es tan negativo en ataque que da igual cómo de intenso sea en defensa. Pero Redick le ha vuelto a abrir la puerta de la rotación dado que son indisimulables unas carencias que incluyen una lentitud muchas veces desesperante en la transición defensiva.
El 15 de diciembre marca el inicio no oficial del mercado invernal porque es el día en el que pueden ser traspasados los jugadores que firmaron contratos nuevos en verano. El 5 de febrero será el cierre, así que los Lakers tienen algo más de un mes y medio para intentar cambiar las cosas en el mercado. Y no será fácil. No, desde luego, si se piensa en un gran movimiento; uno de mucha magnitud, verdaderamente trascendental. Los Lakers, ahora mismo, juegan con una primera ronda (de 2031 o 2032), swaps (intercambios) y contratos que acaban en junio y cuyo valor está más en lo económico que en lo deportivo: si no se plantea una gran operación que incluya a Austin Reaves, algo ahora mismo improbable, no hay mucho más que ofrecer porque Dalton Knecht, el teórico tirador de segundo año, apenas tiene valor dado que no consigue asentarse en la rotación angelina.
Un jugador que encajaría como un guante sería Herb Jones, especialista defensivo de los Pelicans que firmó en verano una extensión de tres años y 68 millones de dólares. Pero, como ha explicado Dan Woike (The Athletic) no hay ninguna evidencia de que los Pelicans quieran traspasar al alero, a pesar de que marchan con un terrible balance de victorias en el Oeste. Y en caso de que lo hicieran, habría una puja en el mercado, por un jugador así, que seguramente descubriría ofertas mejores que la que pueden hacer los Lakers, que siguen además pensando en el futuro, en los próximos veranos y en tener armas (rondas, margen salarial) para poner otra gran estrella al lado de Doncic. Sus rondas futuras, además, han perdido valor para otros ejecutivos por la llegada del base y del nuevo propietario, un Mark Walter muy ambicioso que ya ha hecho un grandísimo trabajo en la MLB con los Dodgers. En el resto de la liga se cree que los Lakers no caerán en un pozo de futuro tan profundo como el que se les suponía cuando LeBron y Anthony Davis eran los referentes del proyecto y no había mucho más a su alrededor.
El periodista Zach Lowe cree que los Lakers quieren moverse en el mercado, pero que no piensan en grandes golpes de efecto: “Siempre es la misma dicotomía, si van a esperar al futuro o si podrían hacer algo loco por un jugador como Giannis Antetokounmpo metiendo a Austin Reaves, con todo el capital de draft que tienen ahora, en la operación. Supongo que lo más probable es un término medio, una operación modesta que les permita mejorar en los márgenes, intentar cubrir alguna de sus carencias. Con el nuevo propietario, van a querer maximizar el equipo que tienen”.
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Solo un buen jugador, un defensor con capacidad disruptiva (sobre todo en la línea exterior) y a ser posible mano en el tiro exterior podría cambiar totalmente el techo de los Lakers. Pero, claro, esos son los más cotizados en el mercado. Los buenos equipos no se desprenden de ellos, y de hecho los buscan con ahínco, y los peores, los que serán vendedores hasta el 5 de febrero, normalmente no los tienen en nómina siquiera. Hasta opciones de perfil bajo como Keon Ellis (escolta de los Kings) pueden acabar siendo traspasadas por más de lo que estarían cómodos dando a cambio los angelinos. Así que una cosa es detectar y entender las propias limitaciones, algo que parece que los Lakers ya han hecho, y otra encontrar soluciones. No digamos óptimas... o simplemente buenas. Eso siempre es mucho más difícil, y así parece que va a ser también esta vez.
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