La recuperación de Dennis Smith tras valorar la retirada de la NBA
Dennis Smith ha renacido cuando se veía fuera de la NBA. Incluso se planteó cambiar de deporte. Un nuevo comienzo bien aprovechado.
La historia de Dennis Smith se escribe, de momento, con sangre, sudor y lágrimas en la NBA. Apenas lleva en ella cinco años, y la retirada ha estado realmente cerca. Sobre todo este último verano. La falta de oportunidades y, además, no haber aprovechado las anteriores le habían dejado en una posición complicada a efectos de mercado y sólo un arranque de bandera en Charlotte Hornets, el equipo que confió en él cuando todo parecía perdido, ha devuelto la tranquilidad a sus agitados pensamientos.
Smith comenzó su andadura en Dallas casi a la par que Luka Doncic, un año antes, y el despegue del esloveno fue la caída en desgracia del compañero que le debía acompañar en la línea exterior, que no cumplió los mismos estándares. Brunson, que sí es del mismo año que Luka, le ganó el sitio como recambio de calidad y su luz se fue apagando en el equipo que le había elegido como noveno mejor proyecto de su generación. La NBA ha sido incluso un problema para él estos últimos tiempos.
El jugador ha confesado que este 2022 ha sido el de la decisión difícil. Lo vio todo perdido. En palabras recabadas Michael Scotto para HoopsHype el escolta de 24 años se ha sincerado así: “A mi antiguo agente le dije: ‘No me voy a ir a jugar a otro país’. Si esta mierda no salía bien, me iba a ir a la NFL. Iba jodidamente en serio. Subí mucho de peso porque iba a intentarlo”. La idea de Dennis era ganarse un puesto de defensive back en algún equipo de la liga nacional de fútbol americano, pero ninguno lo hizo antes de que los Hornets llamaran a su puerta. Y menos mal. Ha recuperado el punto. “La gente ha estado descartándome constantemente. Sé que soy joven. Tengo tiempo y confianza en mí mismo”, destaca. Su todavía corta carrera en la NBA le ha llevado a lo más bajo y ahora lo ve como un tránsito profesional tras superarlo. “Ha sido una montaña rusa, arriba y abajo. Eso sí, no lo cambiaría por lo de nadie más. Creo que me ha cambiado de muchas maneras, me hizo ser quien soy y me ayudó a crecer. Estoy agradecido por ello”, finaliza.
Smith ha pasado por más equipos además de los Mavericks donde empezó. Sólo estuvo con los texanos dos años, tras los que fue descartado por Carlisle. Fue traspasado a los Knicks en el acuerdo de Porzingis y allí también estuvo dos temporadas sin suerte. En los Pistons estuvo en el tramo final de la 2020/21 y no continuó. Su último equipo hasta la nueva chance había sido Portland Trail Blazers.
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Parece un gesto divino que el lugar en el que ha recuperado la sonrisa sea en Charlotte. Smith nació en Godwin, una localidad de Carolina del Norte, y disputó un año de la NCAA con la universidad estatal. Ahora, en el equipo de la NBA que allí tienen, vuela como antes. Parte de la culpa la tiene Nick Friedman, que ahora es allí un entrenador asistente; fue el que le entrenó individualmente para las pruebas del Draft de 2017, han mantenido contacto estos años, coincidieron en una pachanga en Miami, Friedman apostó por el para que le vieran en el equipo y convenció de tal manera que se ganó un contrato de trabajo para un año. Lo está aprovechando a las mil maravillas. Se ha ayudado, además, de los problemas físicos de Terry Rozier y LaMelo Ball y los extradeportivos de James Bouknight y Miles Bridges para sacar minutos de donde no había. Está en 29,5 por encuentro, confianza máxima de Clifford en lo que hace, y su aportación se eleva hasta los 10′2 puntos, 3′6 rebotes, 6′2 asistencias y 1′9 robos con un aceptable 35,7% en triples. Un curso acelerado sobre cómo aferrarse a la NBA.