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La NBA no ve viable un proyecto conjunto con la Euroliga

La gran liga estadounidense dejó de conversar hace semanas con la Euroliga y busca por otros caminos su forma de participar en el baloncesto europeo.

Actualizado a
La NBA no ve viable un proyecto conjunto con la Euroliga
Kevin FrayerGetty Images

La temporada de competiciones europeas acabó con el triunfo del Panathinaikos, que derrotó al Real Madrid en la final de Berlín, en la Euroliga. Para el ojo del aficionado, ha mantenido una estructura similar a la que ha sido habitual en los últimos años: la Euroliga sigue siendo la joya de la corona a nivel deportivo, controlada por la ECA (Euroleague Comercial Assets) y con la Eurocup como segunda pata de todo el entramado de Euroleague Basketball. Casi en paralelo a esta, la Basketball Champions League cumplió su octava temporada como alternativa de FIBA con, también, un segundo torneo, en este caso el que se puede considerar claramente el cuarto, por nivel deportivo y relevancia: la FIBA Europe Cup.

Esto produce un mosaico muchas veces difícil de seguir para el aficionado menos pegado a la actualidad del baloncesto: la ACB, en las últimas temporadas y según los resultados de las fases previas, ha aspirado a tener en Europa hasta doce de los 18 equipos que disputan la Liga. Eso, claro, crea unas congestiones de calendario sobre las que se han quejado, en algún momento y desde su punto de vista en cada caso, básicamente todas las partes.

El conflicto derivado de los modelos y formatos y, sobre todo, de quién controla las competiciones y cómo, va a cumplir un cuarto de siglo. Una situación incómoda heredada de la quiebra que se produjo en 2000 con la vieja Copa de Europa: la FIBA convirtió la competición en la Suproliga para firmar un contrato televisivo con la empresa suiza ISL (en su momento muy vinculada a la FIBA). Y los grandes clubes del continente, que sintieron que no se había contado con su opinión, decidieron crear su competición al margen de la FIBA. Entonces todavía bajo el paraguas de la ULEB (Unión de Ligas Europeas) nació la Euroliga.

Se abrió un periodo de negociaciones que, la constante durante años, no fructificaron y durante un año se jugaron ambas competiciones en paralelo: Suproliga y Euroliga, que ya quedó sola a partir de 2001 como torneo de los principales clubes del continente. Desde entonces, FIBA y ECA han sido incapaces de ponerse de acuerdo para compartir y facilitar un marco mejor estructurado del baloncesto europeo. Durante años, la concordia no parecía ni una opción remota. Con Jordi Bertomeu como director ejecutivo de la Euroliga (2000-2022) y el fallecido Patrick Baumann en el puesto de Secretario General de la FIBA, la tensión llegó a sus máximos y terminó adquiriendo una profundidad que llegaba a lo personal.

Así que ambas partes empezaron a moverse por su cuenta: la Euroliga creció, fue evolucionando en su formato y ampliando su calendario y radio de acción. La FIBA introdujo la Champions, un órdago que no acabó siendo a grande (aunque tanteó a clubes socios de la Euroliga) pero que sí ha generado una competición ya consolidada, y transformó también el calendario de los partidos de selecciones con la creación de las ventanas de citas internacionales durante las temporadas, un agrio punto de conflicto que acabó en una situación nada deseable para selecciones, equipos y aficionados: partidos solapados (el Real Madrid llegó a jugar en Euroliga mientras lo hacía en paralelo España en partidos oficiales de clasificación) y convocatorias internacionales sin los jugadores de los equipos de Euroliga, generalmente los principales de cada país.

Pasos hacia un futuro menos complicado

En los últimos años vivimos un lento pero progresivo deshielo. En el entorno Euroliga las cabezas visibles son Dejan Bodiroga como presidente y Paulius Motiejunas como CEO. En la FIBA; el secretario seneral es Andreas Zagklis con el español Jorge Garbajosa como presidente de la rama continental, FIBA Europa. Regresó el diálogo y comenzaron los pasos hacia una dirección, como mínimo, consensuada. El calendario, todavía muy sobrecargado, ya se adaptó esta temporada para evitar la colisión entre Euroliga y Selecciones. Así, no se solaparon partidos y los jugadore de la principal competición pudieron volver a jugar duelos de clasificación con sus selecciones. Los contactos continúan, y el siguiente paso es la unificación de Eurocup y Champions en una gran segunda competición continental que aúne a Euroliga y FIBA y cree así nuevas sinergias entre los dos modelos y la forma de acceder a ellos etc. Esto llegó a parecer casi hecho, con opciones incluso de aplicarse ya la próxima temporada. Pero, como el propio Jorge Garbajosa reconoció en una entrevista en AS, difícilmente será así aunque solo sea por una cuestión de timing. Se mostró optimista, pero en plazos menos inmediatos.

Así que estamos en un escenario que parece en evolución, en ritmo lento hacia nuevos acuerdos y que por fin permite analizar la situación con cierto optimismo. Pero que, por ahora, tiene más que ver con lo que se mueve entre bastidores que con lo que percibe el aficionado que se sienta en su sofá a ver baloncesto. Uno en el que inevitablemente, y en un panorama que es cambiante para todo el deporte a nivel global, aparecen nuevos actores: la Euroliga negocia con Dubai y se acerca a los brazos del dinero de Oriente Medio. Y en el que tienen voz también otros que siempre han estado ahí. El principal, por su trascendencia, en el baloncesto mundial, es la NBA.

¿Qué rol tendrá la NBA en la reconfiguración, si esta llega, del baloncesto europeo? Nadie parece explicarlo con exactitud, pero todas las partes parecen tirar de ella, como mínimo para aprovechar el comodín de prestigio que arrastra el nombre de la mejor competición del mundo. La FIBA presume de una excelente relación aterrizada en la presencia de Mark Tatum, vicecomisionado y mano derecha del mandamás Adam Silver, en su Central Board. En su citada última visita a AS, Garbajosa recordó que el último Comité Ejecutivo se celebró en Indianápolis durante el fin de semana del All Star de la NBA, en febrero. Y en marzo, apareció en Sportico una información que lanzaba el globo sonda de una intervención de la NBA a nivel competitivo en Europa, totalmente al margen del entorno Euroliga y vinculada con FIBA. Según esa información, de la que poco más se ha sabido, la NBA encargó al banco de inversiones Raine Group una evaluación de sus posibilidades de negocio en Europa. E incluso se dejaba caer la opción de una alternativa, que parece muy difícil en un continente con una estructura tan arraigada de clubes y competiciones, como la Basketball Africa League (BAL) creada en 2021.

Mientras, la Euroliga también se ha referido a sus conversaciones con la NBA sin hablar tampoco de en qué se materializarían y cómo afectarían o se harían notar en el baloncesto europeo. Motiejunas habló de ello en AS (“hemos tenido reuniones, siempre quiero aprender de ellos”) y también en Berlín, durante la Final Four. Allí dijo que no veía al gigante estadounidense ni como competencia ni como potencial inversor.

Desde la distancia, la NBA es un factor obvio en el baloncesto mundial, desde luego en el europeo. El trasvase entre los dos lados del Atlántico es más fuerte que nunca. Entre los jugadores consagrados, otros que buscan suerte aquí o allí y, cada vez más, también entre las jóvenes promesas que prefieren irse a Estados Unidos a hacerse hueco, antes de su draft, en las plantillas de los grandes equipos de Europa. Lo están viviendo ahora, sin ir más lejos, Real Madrid y Barcelona. Y es algo que solo va a ir a más a medida que las universidades van cambiando (a la fuerza, generalmente) su enfoque y van ofreciendo nuevas vías de ingresos económicos a los jugadores, algo que era anatema hasta hace solo unos años.

Así que hay, desde luego, asuntos sobre la mesa entre la NBA y los poderes del baloncesto europeo. Hasta ahora, la gran Liga estadounidense ha participado en contactos cuando se le ha invitado a hacerlo. Y ahora mismo su postura, según confirmaron a AS fuentes cercanas a la propia NBA, está totalmente distanciada de la de la Euroliga.

Después de unos contactos y unas conversaciones que sí han existido, la visión de la Euroliga no se alineaba con la de la NBA. Así que hace semanas que la NBA aparcó cualquier contacto por ese lado y comenzó a evaluar otras opciones para, potencialmente, ser un actor más en los movimientos del baloncesto europeo. Ahora mismo no se sabe mucho más sobre cómo se podría materializar esto, pero lo que parece claro si no cambian las cosas es que no sería de la mano de la Euroliga, que ahora mismo no es una de las opciones potenciales que maneja la NBA de cara a esos futuros pasos que pueda dar en Europa.

Así que mientras la Euroliga parece acercarse a esa vía de Dubai que se calentó, se enfrió y ahora va cogiendo de nuevo cuerpo aunque sigue sin estar del todo clara ni totalmente definida, parece que por parte de la NBA la hoja de ruta pasa más por su relación con FIBA mientras los dos agentes principales, Euroliga y FIBA, siguen con su proceso de acercamiento en busca de una paz en el baloncesto europeo que lleva casi un cuarto de siglo sin alcanzarse.

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