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G-LEAGUE

La G League desafía al baloncesto europeo

La liga de desarrollo de la NBA ha incrementado su salario y condiciones en los últimos años y los jugadores prefieren estar en la competición americana.

Dec 14, 2022; Dallas, Texas, USA;  Dallas Mavericks point guard Tyler Dorsey shakes hands with Cleveland Cavaliers guard Donovan Mitchell (45) during the fourth quarter at American Airlines Center. Mandatory Credit: Kevin Jairaj-USA TODAY Sports
Kevin JairajUSA TODAY Sports

La G League ya es una realidad. La NBA ha invertido durante los últimos años en su competición de desarrollo para que esta se convierta en el lugar perfecto para que los jugadores sigan y no se salgan del circuito americano. Esto supone un reto a Europa y, en menor medida, a la ACB, ya que los profesionales prefieren aprovechar toda oportunidad, aunque sea mínima, para debutar o volver a tener minutos en la mejor competición de baloncesto del mundo.

La mejora en condiciones y salarios que ha implementado Adam Silver, comisionado de la NBA, y la llegada de Shareef Abdur-Rahim, exjugador de Atlanta Hawks, número 3 del Draft de 1996 y medallista olímpico en Sídney 2000, que tiene el cargo de presidente de la competición desde enero 2019, ha sido fundamental para este cambio estructural.

La Liga de Desarrollo, anteriormente conocida como D-League, ha sido apartada durante décadas, condenada a un ostracismo impropio de los jugadores que han pasado por ella. Desde el cambio radical tanto en patrocinador como en objetivos (2019), el porcentaje que ha dado el salto a la NBA ha sido mayor. En la noche inaugural de la presente temporada, el 47% de jugadores de los jugadores de la máxima competición habían pasado por la G League.

Los salarios han crecido en relación al desarrollo estructural de la competición. Las condiciones, jugar solamente de cinco a seis meses (de octubre a marzo) y las constantes posibilidades de dar el salto, han jugado un papel fundamental. Esto es un peligro y, en consecuencia, una amenaza real para el baloncesto europeo y español. Existen distintos tipos de sueldos dentro de esta liga.

El contrato estándar, el más básico. El mínimo es de 40.500 dólares (tres mil más que el año pasado) para todos los jugadores elegidos en el draft de la G League, celebrado antes de cada Showcase Cup (copa que se juega antes del inicio de la temporada regular). Los jugadores que firman este convenio pueden ser llamados por la NBA en cualquier momento, estén en el equipo que estén. Los jugadores que no tengan los siguientes contratos mencionados, firman con la G League, por lo que cualquier equipo de la NBA puede reclamar sus servicios.

El segundo es el Select Contract, dedicado para atraer talento joven. Un nuevo camino que se inició con la creación del equipo de Ignite hace tres temporadas y la llegada de Jalen Green, actual jugador de Houston Rockets, que fue el primer jugador que firmó por este novedoso equipo (500.000 dólares por una sola temporada. El mínimo es de 125.000 dólares). Este equipo ha dado grandes talentos en los últimos años como el mencionado Green, Jonathan Kuminga, Dyson Daniels y Jaden Hardy. Su líder actual, ‘Scoot’ Henderson, está proyectado para ser número dos del próximo draft.

'Scoot' Henderson, nuevo líder del equipo Ignite de la G League, frente a Victor Wembanyama (Metropolitans 92) en un encuentro en Las Vegas
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'Scoot' Henderson, nuevo líder del equipo Ignite de la G League, frente a Victor Wembanyama (Metropolitans 92) en un encuentro en Las VegasEthan MillerGetty Images

Por último, el contrato dual (two-way). Estos van desde 500.002 dólares. Cada equipo NBA puede tener dos jugadores con este contrato. El límite para es que, como máximo, sea tu cuarta temporada en la NBA. Bajo este contrato, pueden jugar hasta 50 partidos de temporada regular pero no los playoffs. Los salarios han crecido más de 5.000 dólares desde que se formó una agencia de jugadores de la propia G League en julio de 2020.

La posibilidad de que un jugador tenga contrato dual cada vez es más grande. Ello significa que, a pesar de estar la mayor parte del tiempo a caballo entre la NBA y la G League, percibes cerca del medio millón de dólares en unos meses. Existen casos recientes de jugadores importantes a nivel nacional y continental que, con la esperanza de hacerse un hueco en la liga americana, han optado por este camino.

Tyler Dorsey, ex de Olympiacos y Maccabi Tel Aviv entre otros, uno de los jugadores más dominantes en la Euroliga en el último lustro y una de las estrellas de la selección griega, decidió dar el salto a Dallas con un contrato dual. Su participación en los Mavericks ha sido escasa, prácticamente nula. Tan solo tres partidos desde que llegó. Más de 20 en la G League, donde ha promediado cerca de 22 puntos por partido. Después, el jugador griego se unió al Fenerbahçe para completar el tramo final de la temporada en la Euroliga.

Una competición que se le queda pequeña, pero que es su pasaporte a la NBA, y no lo va a soltar. Un caso similar es el de Chima Moneke, que, después de realizar una gran campaña con BAXI Manresa, quiso probar suerte volando hacia Sacramento. El resultado fue similar al de Dorsey. Tuvo que llegar un equipo con un gran proyecto de Euroliga como Mónaco para que se replantease seguir en una competición por debajo de su nivel.

18/02/22  PARTIDO BALONCESTO BASKET 
COPA DEL REY 2022 JORNADA 01 CUARTOS GRANADA
BARCELONA - BAXI MANRESA 
CHIMA MONEKE
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18/02/22 PARTIDO BALONCESTO BASKET COPA DEL REY 2022 JORNADA 01 CUARTOS GRANADA BARCELONA - BAXI MANRESA CHIMA MONEKEPARKERDiarioAS

Un caso diferente, por edad y proyección, es el del mexicano Gael Bonilla. El alero de 19 años de la cantera del Barça hizo las maletas rumbo a su México natal para jugar en Capitanes de Ciudad de México. El club azulgrana expresó en un comunicado que esperan volver a juntar sus caminos, pero la tentación de la NBA siempre está ahí.

Cada vez son más los equipos de la ACB que se fijan en la G League para completar sus plantillas. Jared Harper (Valencia Basket), Markus Howard (Baskonia), Petr Cornelie (Real Madrid), Daulton Hommes (Baskonia), BJ Johnson (Real Betis), Henry Ellenson (Joventut) son varios ejemplos de los últimos años. Son casos atípicos de jugadores que quieren demostrar de lo que son capaces en una de las competiciones más duras a nivel internacional y no quedarse exprimiendo las últimas gotas de optimismo de estar en la NBA sin explotar su talento.

Decenas de jugadores parecen no tener hueco en la liga americana y, por sus virtudes (talento, edad o experiencia), están en el momento perfecto para revalorizarse o poner el broche final a su carrera. Kris Dunn (28 años, seis temporadas en la NBA), Luka Samanic (22, cantera del Barça), Gabe York (29, estuvo en AEK y Estrasburgo) o Jahlil Okafor (27, número tres del Draft de 2015) son nombres que, por el contexto, pueden aportar a diferentes equipos tanto de España como de la Euroliga.

El rumor de la posible y finalmente fallida llegada de Kemba Walker a Armani Milán hace unos meses es un ejemplo que confirma que Europa sigue siendo la segunda opción, el segundo plato a la hora de gestionar cómo volver a ser importante en el panorama del baloncesto. Solo se tiene en mente en casos extremos, cuando la situación obliga a tomar esa decisión.

Pero cada vez son menos los jugadores que, sin tener oportunidades allí, deciden dar el salto a Europa para mostrar su talento. La NBA acapara la atención de cualquiera, y poder agarrarse a una esperanza, por mínima que sea, es motivo de seguir luchando por una oportunidad que a veces parece imposible. La G League amenaza el baloncesto nacional y, por consiguiente, desafía el panorama europeo.