NBA | PACERS 135 - CAVALIERS 126
Hay una revolución en Indiana
Haliburton lidera a los Pacers a su segunda victoria consecutiva, cuarta en cinco partidos. La víctima, unos Cavs que no pueden con la revolución total.
Poco se habla de los Pacers para todo lo que están haciendo. Una historia que va de la mano de esa narrativa que tanto gusta en la NBA: un equipo que hace muchos traspasos en verano, que mira al largo plazo y que va abocado a una reconstrucción... pero, que de repente, se hace fuerte y empieza a ganar partidos. Que los Pacers vayan 19-17 en esta fase de la temporada es una rareza, algo inimaginable a principios de curso. Sextos de la Conferencia Este, en puestos de playoffs sin tener que pasar por el play-in (de momento, claro), llevan dos victorias consecutivas y cuatro en los últimos cinco partidos. Similar a sus homólogos en el Oeste, los Jazz (19-18, pero en el noveno puesto por el ritmo frenético de dicha Conferencia), Indiana se mantiene en los puestos de honor, sigue sumando victorias y se olvida de su pasado más reciente para mirar, no al futuro a largo plazo, sino al más inmediato. Al presente.
La victoria ha sido ante los Cavaliers, una de esas franquicias que van por delante de los Pacers y que se han ralentizado en ese ritmo fantástico de inicio de temporada. Los de Ohio ya no están tan bien y, a pesar de su récord (22-14) y de que siguen sacando partidos, no dan la sensación de poder ganar a Celtics o Bucks, las dos piedras angulares del Este y los dos favoritos para hacerse con el título de la NBA. Los Pacers, por su parte, siguen siendo constantes: responden a una mala racha con una buena, se apoyan en sus fortalezas, consiguen victorias ante rivales pequeños (algo clave para que la clase media de la Liga siga siendo clase media) y alguna ante otros teóricamente más grandes. Están dirigidos por un fantástico entrenador, Rick Carlisle. Y liderados por un jugador que ya es una estrella: Tyrese Haliburton.
El espectacular base, que llegó a Indiana en ese traspaso que llevó a Domantas Sabonis a los Kings (un movimiento muy criticado en su inicio, pero celebrado ahora por ambas partes), se ha ido a 29 puntos y 9 asistencias ante los Cavs y promedia 20,5 puntos y 10,2 asistencias (líder de la competición) en la temporada. Su titularidad en el All Star es más que posible. Y es el representante de una revolución fantástica que ha tenido un nuevo capítulo ante Cleveland: 113-117 abajo a menos de 6 minutos; 135-126 al final. Una remontada auspiciada por el trabajo colectivo y la acción de un ataque cuyo epicentro es un Haliburton creativo y original, que lidera un estilo divertido y carismático.
Fue un partido bonito de ver: muchos puntos, innumerables alternativas. Hubo 28 puntos y 6 asistencias de Donovan Mitchell, 19 y 14 rebotes de Jarrett Allen; 7 de los 8 jugadores de los Cavs superaron la decena de puntos. Pero nada de eso sirvió contra los Pacers de un acertadísimo Buddy Hield (25 tantos, 10 de 14 en tiros de campo y 5 de 6 en triples), de Bennedict Mathurin su madurez para un rookie que parece un veterano (23), Aaron Nesmith (22) o de Myles Turner (14+12). Curiosamente, ya nadie habla de traspasar al pívot y a Hield, que disfrutan de la diversión de su equipo y están cómodos en su ciudad. Pero la gente sí que habla de los Pacers, un equipo fantástico de baloncesto con el que se empatiza con facilidad y con el que todo el mundo quiere ir cuando ve un partido suyo. La revolución tiene su sede en Indiana. Y Haliburton es su gran líder.