NBA | MAVERICKS 105 - BUCKS 106
Giannis sobrevive a Luka Doncic
Partidazo en Dallas: los Mavs perdonan la vida a los Bucks con una noche catastrófica desde la línea de personal. Antetokounmpo equilibró a Doncic.
El vaso está medio vacío o medio lleno para los Mavericks, según se quiera mirar. Pero, desde luego, no puede haber ni una pizca de alegría después de dejar escapar una de esas victorias que parecen puntos de apoyo, enormes vórtices de alimentación. Después de enlazar tres triunfos, incluido la tremenda paliza a los Suns y un fino trabajo de supervivencia en Denver, donde es durísimo (la distancia, la altitud, Nikola Jokic…) jugar en segunda noche de back-to-back, visitaba Dallas uno de los mejores equipos de la NBA, uno con galones de campeón y que parece, ahora mismo, el único capaz de discutir el favoritismo superlativo (o casi superlativo) de Boston Celtics: Milwaukee Bucks.
Era un gran partido, una noche bonita, y un Luka Doncic-Giannis Antetokounmpo. Y los Mavs lo tuvieron en la mano, vaya que sí, pero perdieron: 105-106. Los Bucks siguen la estela de los Celtics (19-6 por el 21-5 del rival con el que se van a comparar, rremediblemente, toda la temporada). Y los Mavs quedan en 13-12, sin despegarse de la sombra del 50% de victorias en ese Oeste donde nadie sabe ahora mismo quién es quién: los texanos están séptimos, pero en empate técnico con el décimo y con solo medio partido de ventaja sobre el undécimo, que para colmo son los Warriors. Lo dicho: nadie sabe nada, por ahora… o porque este Oeste es así, y así llegará a playoffs. Que también puede ser.
Una debacle desde la línea de personal
En el vaso medio lleno va la capacidad de jugar de poder a poder contra la elite de la Liga. El mano a mano del primer cuarto, una tormenta casi perfecta en el tercero, las ventajas finales que deberían haber valido una victoria. Que la habrían valido en condiciones normales. En el medio vacío, el disparo en el pie: 10/24 en tiros libres, un bochorno. 7/15 en el último cuarto, dos fallados por Dorian Finney Smith a falta de diez segundos, con medio triunfo en el bolsillo (pesó más el otro medio). Y un calendario que tiene a Jason Kidd (que dijo que trabajan “todos los días” los tiros libres, un problema recurrente) de uñas: “Alguien tiene que mirar esto, no es lo correcto” dijo porque los Mavs juegan hoy en Chicago, menos de 19 horas después de acabar este partido, durísimo, en Dallas. Su plan pasa por aterrizar a las tres de la mañana en Illinois y descansar lo que puedan con menos de 24 horas entre el inicio oficial de dos partidos jugados a casi 1.500 kilómetros de distancia.
¿Y el Doncic-Giannis? Pues durante muchos minutos claramente inclinado del lado del esloveno, en lo individual y lo colectivo, pero finalmente igualado por el griego, que dio en el último cuarto la enésima demostración de esa voluntad de hierro que le hace especial. Jugó una muy mala primera parte pero anotó sus últimos ocho tiros (de 2/12 a 12/20 final), llegó al último parcial con 13 puntos y metió entonces 15 para acabar con 28 (y 10 rebotes) y facilitar la remontada de su equipo: 78-66 en el tercer cuarto, 92-83 a ocho minutos y medio del final. Pero, con challenge perdido por Mike Budenholzer, Giannis hizo la sexta falta a 2:55 del final, con el marcador en 101-102. Tim Hardaway Jr falló ¡los tres! tiros libres que siguieron, y los Mavs no cerraron el triunfo pese a la ausencia del superhéroe rival y a los fallos de Khris Middleton en su intento por salvar a unos Bucks enredados en los últimos ataques.
Doncic, que acabó con 33 puntos, 6 rebotes y 11 asistencias (13/28 en tiros, mal 3/11 en triples, pésimo 4/10 en tiros libres) anotó un canastón en penetración, haciendo bailar a Brook Lopez: 105-104. Tras otro fallo de Middleton, Finney Smith tuvo esos citados dos tiros libres con diez segundos por jugar. Falló los dos. Budenholzer dibujó una maravilla en su tiempo muerto, para alley oop de George Hill a Lopez (¿qué hacía Doncic en defensa?) y los Mavs no sacaron otro tiro limpio, con Jrue Holiday persiguiendo a un Doncic que acabó el partido con un triple lejanísimo y un gesto de obvia frustración. Acabó siendo una derrota fea.
El esloveno anotó 16 puntos, a golpe de step back, en un maravilloso primer cuarto jugado de poder a poder (33-32) y dirigió una tremenda carga de su equipo en el tercer parcial (mate de póster incluido): de 56-59 a ese 78-66 en cinco minutos en los que los Bucks parecieron totalmente superados. Pero es un equipo que siempre vuelve, con pedigrí de campeón. Un rival al que cuesta horrores matar. Y al que, cuando parece que lo has conseguido, tienes que rematar. Por si acaso.
Middleton anotó 19 puntos, Jrue 17 con 7 rebotes y 6 asistencias, y entre Allen, Portis y Lopez hicieron el trabajo sucio contra unos Mavs cegados por sus fallos en el tiro y, el otro lado de la balanza, lanzados por una ráfaga de triples en el tercer cuarto. Kleber y Finney Smith jugaron buenos minutos en ese amago de break que no se consumó porque Giannis cosió a tiempo la herida por la que se desangraban los Bucks. Hardaway Jr falló demasiado, Christian Wood volvió a jugar poco (menos de 24 minutos) para el gusto de muchos y los Mavs acabaron perdiendo. Contra uno de los dos mejores equipos de la NBA, sobre la bocina y después de haber tenido el triunfo en la mano y por culpa de una catástrofe impropia desde la línea de personal. Por eso, no es para estar muy disgustado. Pero también por eso, así es el deporte, es para tirarse de los pelos.