Florida Atlantic encabeza una Final Four histórica del March Madness
Connecticut, Miami, San Diego State y Florida Atlantic, la gran sorpresa del torneo, se disputarán en Houston el campeonato universitario.
El March Madness, torneo de lo imposible, hogar de las utopías y escenario del espectáculo infinito, se acerca a su fin. Tan solo cuatro equipos de los 68 que comenzaron siguen en pie, aspirando a un campeonato tan anhelado como complicado de conseguir.
El NRG Stadium de Houston acogerá los tres encuentros restantes, las dos semifinales y la gran final. UConn, San Diego State , Miami y Florida Atlantic University han regalado unas semanas para el recuerdo. Estas universidades se han encargado de romper las quinielas y volver a establecer lo inesperado.
San Diego State y FAU (Florida State) se enfrentarán en la primera Final Four de su historia la noche del sábado 1 al domingo 2 a las 00:10h, mientras que UConn se medirá a Miami a las 2:50h.
Florida Atlantic, la gran sorpresa del Madness
Cada año, la cenicienta del torneo ocupa todas las portadas del país. Esta vez, la historia está en la ciudad de Boca Raton, en Florida, situada en la costa, a apenas 65 kilómetros de Miami. Tras quedar 35-3, en primera posición de la no tan conocida Conference USA, la fase regular se queda pequeña. Las clasificaciones realizadas por los entrenadores antes del inicio de la fase regular decían que no subiría de la quinta posición. Florida Atlantic nunca había sobrepasado las 20 victorias en una temporada.
El programa comenzó a existir en 1988 y no había ganado un partido de March Madness en toda su historia hasta hace 10 días. Ahora, están a dos triunfos de alzarse con el campeonato. Han eliminado a Memphis en primera ronda, Fairleigh Dickinson en segunda, Tennessee en el Sweet 16 y dejaron por el camino a una gran Kansas State en el pasado Elite Eight.
Novena vez en toda la historia que un seed (puesto) 9 o más bajo llega a la Final Four. Ninguno de los ocho anteriores ganó esta ronda y llegó a la gran final. Los Owls han repetido la gesta que realizó la universidad de George Mason en el año 2006, la cual también llegó a las semifinales nacionales después de no haber ganado ni un partido en su participación en los torneos anteriores.
Un equipo atípico, donde los veteranos toman más protagonismo de lo habitual. Los jugadores que saltan a la pista cuentan con mínimo dos años de experiencia en la universidad, algunos de cuatro o cinco, lo que indica un grupo consolidado, de deportistas que se conocen entre ellos. “No hay sustituto de la experiencia”, comentó el técnico Dusty May (asistente en South Florida antes de llegar a FAU) tras la victoria ante Kansas State en la última ronda.
Esta mentalidad de grupo se traslada a la importancia en el sistema. La camiseta de Florida Atlantic simboliza la unidad y el compromiso. Nadie promedia más de 26 minutos (en la NCAA se juegan 40 por encuentro) y nueve jugadores promedian más de 15 minutos, lo que destaca la labor del banquillo, algo no muy común en el baloncesto universitario, donde los de la segunda unidad quedan relegados a un gran segundo plano.
Sus nombres a destacar no llevan consigo focos o reconocimiento alguno de cara al próximo Draft. Johnell Davis, de tercer año, es la gran estrella. Vlad Goldin, gigante ruso de 2,16m, es una de las piezas importantes. Bryan Greenlee, gran defensor, se ha entonado en el aspecto ofensivo y ha sido vital para pasar las diferentes rondas.
El peaje para llegar a la gran final es San Diego State. Los Owls están con un récord de 0-2 históricamente ante la universidad californiana. Están a un paso de la historia, se han convertido en una de las mayores cenicientas de las últimas décadas.
El favorito está en Connecticut
Los huskies de UConn fueron el mejor programa clasificado en temporada regular de los que quedan, tras terminar en la cuarta posición de la conocida Big East. Intentarán repetir la hazaña conseguida en la final de 2014, con Shabazz Napier, estrella de Olimpia Milano a la cabeza, y previamente en 1999, 2004 y 2011. Buscarán el quinto campeonato del programa. Una universidad legendaria. Su camiseta la han vestido jugadores como Kemba Walker, Richard Hamilton, Ben Gordon o Caron Butler, entre otros.
Jordan Hawkins, su gran estrella, ha firmado un torneo sensacional, por encima de las expectativas. El escolta se ha coronado como uno de los grandes tiradores del torneo (39% desde el triple), capaz de anotar desde fuera tras bote y moverse sin balón. Andre Jackson, su compañero en el perímetro, es uno de los mejores pasadores de todo el baloncesto universitario (7,8 asistencias por encuentro en los cuatro partidos que lleva de Madness).
Miami promete espectáculo
Un año más, los Hurricanes están en la pelea. Isaiah Wong, base que lleva ya cuatro años en la universidad de Florida, quiere cerrar su etapa universitaria con el ansiado título.
Por el camino han dejado a Texas y Houston, dos de las grandes favoritas, y han mostrado que la experiencia y el espíritu de equipo pueden realizar grandes cosas. Jordan Miller y Norchad Omier, su pívot, han dejado grandes impresiones. Sin nombres recalcables han conseguido colocarse como candidatos al título.
San Diego State, contra todo pronóstico
Los Aztecas jugarán la Final Four por primera vez en su historia tras vencer a Creighton en un apasionante duelo del Elite Eight. La gran sorpresa llegó cuando eliminaron a Alabama, el equipo de Brandon Miller, presumible top cinco del próximo Draft y una de las favoritas en el campeonato, en los octavos de final. Los de San Diego confían en su punto fuerte, la defensa, para hacerse con los triunfos.
Un equipo rocoso, que pelea cada posesión. 10 participaciones en los 13 últimos Madness pueden cerrarse con la guinda al pastel que confirme a los de California como una de las mejores universidades de futuro en el país. En frente tendrán a FAU, otra inexperta, para llegar a la gran final.
El domingo se conocerán a los dos finalistas que buscarán levantar el título. Tan solo Connecticut tiene experiencia llevándose el trofeo. El espectáculo del baloncesto universitario se acerca a su fin, y los libros de historia se preparan para anunciar a un nuevo ganador.