Embiid empieza entre algodones

El maltrecho cuerpo de Joel Embiid, un tanque frágil desde los tiempos en la Universidad de Kansas, es una joya a cuidar con mimo en los Sixers. Más ahora que le han dado otra vuelta de tuerca a su estrategia en torno al pívot, MVP en la 2022/23 y un perfil como el que no hay otro en la NBA. Los de Philly, con Nick Nurse al mando, tienen a un trío de vértigo ahora que a Maxey y el mencionado interior se les ha unido Paul George desde Los Ángeles. La renovación en la plantilla ha sido casi total para pegar otro tirón en la Conferencia Este e intentar pisar las Finales de una vez por todas con Embiid como líder: Eric Gordon, Reggie Jackson, incluso la sorpresa de Guerschon Yabusele, Caleb Martin, Andre Drummond, etc. Pero el foco no se pierde: la salud de Joel es lo primero. Se ha decretado, según ha anunciado la franquicia, una nueva estrategia: reposo absoluto en la pretemporada para llegar con menos problemas a la apertura del curso. Su concurso en el primer choque oficial de la 2024/25 está en duda, aunque esta idea va más a la larga que a la corta. Se ha establecido un régimen de descanso más agresivo para no exponerle.

Embiid no ha disputado ninguno de los tres amistosos que han tenido los Sixers. De hecho, los dos últimos fueron consecutivos y ni siquiera estuvo a disposición del técnico principal. Tampoco estará en los tres que restan, ante Atlanta, Brooklyn y Orlando. Los médicos le han desaconsejado que fuerce en estos intrascendentes tragos.

Los 76ers únicamente han podido vencer hasta ahora a los Breakers, ese equipo de la NBL oceánica (en su caso, de Nueva Zelanda) en el que hemos visto formarse a jóvenes como Ousmane Dieng o Rayan Rupert y jugar a clásicos como Derrick Alston o Kirk Penney. Ahí destacó el ex-madridista Yabusele con un recital de tiro. De esa paliza, 139-84, a la que se llevaron en el Garden de Boston ante los Celtics pasaron por otra derrota -han sufrido dos- ante los Timberwolves.

Embiid ha seguido el consejo de los servicios médicos para parar antes de que sea peor. La idea es mantenerle con un perfil bajo porque todavía arrastra la recuperación del menisco lateral de la rodilla izquierda, del que se operó la pasada campaña tras lo que volvió con premura. Evitar excesos como los de esta semana va a ayudar a sanarlo.

Desde que pasó por quirófano en febrero, aunque fuera una cirugía menor, se extrema el cuidado. También afecta que la dolencia en la articulación se juntó con la Parálisis de Bell, que sufre de igual manera. Además, como se refería, el camerunés goza de un historial no halagüeño desde que fue elegido por los Sixers hace ya una década; se perdió el primer año al acumularse una fractura por estrés y la rotura del hueso navicular del pie derecho. Acaba de cumplir 30 años y los esfuerzos hay que elegirlos. Este pasado verano ha sido el de su irrupción en el panorama de los torneos de selecciones organizados por la FIBA y, a su manera y de qué manera: cambiando de nacionalidad a unos meses del evento para asegurar el oro, a pesar de que tanto en semis como en la final lo pasaron realmente mal, al adherirse a Estados Unidos en los Juegos Olímpicos. Otro esfuerzo. Un corte en el descanso veraniego para darlo todo en julio y agosto que suma en el cuentakilómetros. Y viene de una fase regular con 39 citas acumuladas, lejísimos del baremo por el que se puede juzgar a una superestrella de su calibre.