El Wembanyama más “violento”
El percance de salud que tuvo la temporada pasada -la segunda- ha hecho clic en Victor Wembanyama, que sube de nivel para dominar definitivamente la NBA.


Victor Wembanyama comenzó su andadura en la NBA con la palmada en la espalda del baloncesto mundial. La esperanza para los próximos quince años, de nuevo un extranjero en Estados Unidos, un alienígena con condiciones humanas. Ganador del Novato del Año en esa campaña, sin otro requerimiento que el de mejorar a nivel individual. Todo iba sobre ruedas. En la segunda temporada vinieron los requiebros: un infarto y el consejo de los médicos apartaron del camino a Gregg Popovich, legendario entrenador y cinco veces campeón de la Liga, de los banquillos a los 76 años; Wemby, también con un problema de salud que en su caso fue una trombosis venosa en el hombro derecho, echaba al freno de mano para coger aire y recuperar su cuerpo. ¿A la tercera va la vencida? Porque ahora sí que se exige que a nivel colectivo San Antonio explote todos sus recursos, sin cortapisas, en el que es uno de los planteles con más proyección...
Poner al individuo por delante de todo lo demás es lo que ha distinguido a Wembanyama esta vez de otras anteriores. Desaparecer para convertirse en la mejor versión de sí mismo. En los Spurs le dieron las llaves de la franquicia desde que llegó de Europa y esperan que esta estrategia funcione.
La desconexión de Wemby fue real. Para sanar el coágulo en el hombro pasó por rehabilitación en Texas, donde continuó desde febrero. Y, a la larga, fue trazando un plan total.
Se desvinculó de lo que Francia fuera a pensar para el EuroBasket, donde la ausencia de pívots mató la competitividad del equipo (Lessort, Gobert, Poirier y, incluso en el torneo, Sarr). Venía de rozar el oro en los Juegos de París ante Durant, LeBron, Curry y demás. Ya vendrá el reto del Mundial en 2027 y otra señal olímpica en el calendario, Los Ángeles, dentro de tres años. En el Europeo les derrotó Georgia, una mácula difícil de borrar.
Lo que preparaba Victor era más grande que eso. Una puesta a punto diferente a lo que cualquier jugador de ese nivel acostumbra a mostrar. Filosofía. Tranquilidad. Diferencia.
Nada más iniciar sus vacaciones puso rumbo a China. Allí se afeitó la cabeza y aceptó los preceptos que se estilan en el Templo de Zhengzhou, donde un Shaolin le instruyó en conceptos como el kung fu, las artes marciales, el budismo zen, etc. Viaje experimental con enseñanzas a desarrollar en el futuro.
Uno de los retos era aprender más sobre disciplina, autocontrol y fuerza mental. También pasó por Japón para absorber allí conocimientos. Por otro lado, a su vuelta a Estados Unidos para prepararse físicamente, se centró en un área completamente opuesta. En el escenario de volver a tener tacto con el balón y la pista, entrenar con tres diferentes especímenes: Kevin Garnett, del que poder sacar lo mejor mental y deportivamente; Matt Bonner, un clásico de los Spurs; Hakeem Olajuwon, que ofrece entrenamientos privados por ingentes sumas de dinero a jugadores en activo. En el plano netamente corporal, teniendo en mente aún la trombosis, fue con todo: “Mis entrenamientos este verano han sido brutales. He decidido hacerlo todo mucho más violento. Eso a lo mejor me ha restado tiempo de lanzar a canasta, pero necesitaba tener mi cuerpo de vuelta”. Prioridad a la prioridad.
Para los nuevos retos, a los que se enfrenta con compañeros de su quinta y de indudable calidad, se ha querido preparar como el que más. Ha rebuscado en técnicas de vanguardia y ha formado su cuerpo como una máquina de matar, algo que se ha comprobado ya en pretemporada. Es el camino a seguir.
El "futuro superbrillante" de los Spurs
Incluso ha crecido. A sus 21 años pasa de 7 pies y 4 pulgadas (unos 2,24 metros) en calcetines a 7 pies y 7 pulgadas (unos 2,34 metros) de estimación. Tocando el cielo, como en su visita a la NASA para charlar con Peggy Whitson -la mujer con más horas de vuelo en el espacio- y saber qué es lo que realmente podría ser un alien. En otra franja de su preparación acudió, por consejo de su compañero Harrison Barnes, a Los Ángeles para trabajar con Noah Laroche; el reto consistía en utilizar la rutina conocida como constraints-led approach, es decir, simular situaciones tal y como ocurren en los partidos para optimizar el cerebro y resto del cuerpo en cuanto a lectura de juego y toma de decisiones. Hasta ese punto de especialización ha llegado. El verano, por tanto, ha sido largo y ha dado de sí. La proyección del analista estadístico Tom Tango, aunque haya que tomarla como lo que es, suena salvaje: 26′2 puntos, 12′3 rebotes, 4′3 asistencias y 4′1 robos en el rango de los 36 minutos. No hay techo para él. Los Spurs se aferran a los métodos usados por Wemby, van con él hasta las últimas consecuencias, y la Conferencia Oeste empieza a temer el regreso de la amenaza sanantoniana.
slight preview 👀 @wemby pic.twitter.com/40glsd1CBy
— San Antonio Spurs (@spurs) October 4, 2025
Para esta nueva tirada San Antonio ha incluido en el equipo técnico a Tim Martin, con el que había hecho entrenamiento específico aparte y que venía de trabajar con otras estrellas (de menor tamaño) como Tyrese Maxey y Trae Young. Como complemento en ese tipo de contrataciones, una de mucha valía: Rashard Lewis, aquel ala-pívot que maravilló en Orlando Magic con Van Gundy y que acabó como campeón en los Heat de 2013, se une al plantel como desarrollador de jugadores. Wembanyama, el primer hombre que puede alcanzar los 1.000 millones sólo en contratos de la NBA, cuenta con todas las armas para dar el paso definitivo.
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