NBA | TIMBERWOLVES 113 - PELICANS 108
El rival de los Lakers llega a puñetazo limpio al Play-In 2023
Un esperpéntico papel contra los Pelicans, pese a salir ganando, lleva a los Timberwolves a jugar con los Lakers en plena guerra interna.
No se olvidará un final de fase regular, con tanto en juego, como el protagonizado por Minnesota Timberwolves este domingo de abril. Fenómenos no habituales se juntaron para que la mezcla fuera explosiva.
Los de Finch repetirán en el play-in y esperan entrar en las eliminatorias válidas por el título, con los Lakers como obstáculo para auparse al séptimo puesto que se pondrá en juego el martes. Ellos han sido octavos al término de la temporada, con un balance de 42-40 que han terminado labrando con dolor en su propio hogar frente a los Pelicans. El duelo directo hacía que esa octava posición fuera a parar al que venciera este partido (había una victoria de distancia y las series de este curso estaban empatadas a uno). Un confeti que pudo tirar al cielo el equipo de Mineápolis al ganar 113-108 en el último encuentro de la jornada que daba término a la temporada 2022/23.
Es la forma de conseguirlo la que hace este triunfo del Target Center uno de los más locos de los últimos tiempos. Tanto que se desconoce en qué términos exactos va a llegar el equipo a su próximo encuentro.
Cuando los Wolves perdían 36-48, en un tiempo muerto, el pívot Rudy Gobert y el alero Kyle Anderson se pusieron a discutir por la parcela que a cada uno le tocaba mejorar para cortar el buen juego del rival. Anderson pidió al compañero que taponara algún tiro. Gobert le respondió a éste que cogiera algún rebote. Malas artes. Malas formas. La reacción del francés a este tira y afloja fue la peor. Rudy soltó el brazo con intención de darle un puñetazo a Anderson que, por suerte, no conectó bien. Las palabras de Kyle, “cállate, zorra”, hicieron escalar lo feo del movimiento. Gobert fue inmediatamente retirado del partido y la franquicia le obligó a irse a casa a reflexionar.
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Por si alguno se pensaba que todo acababa ahí, no. Jaden McDaniels se dirigió a los vestuarios al descanso con mal carácter y le pegó un puñetazo al túnel de vestuarios en un gesto que captaron las cámaras de televisión. El jugador fue tratado de inmediato, pero ya poco se podía hacer. Como se confirmó tras el encuentro, se rompió la mano derecha por ese arrebato y se perderá lo que resta de temporada. No estará, por tanto, contra los Lakers.
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Lo verdaderamente extraño de todo esto es que, después de los dos momentos exasperantes de los puñetazos, los Wolves se transformaron. 66 puntos en la segunda parte y victoria. Towns (30), Prince (18) y, sobre todo, un decisivo Edwards (23) lideraron a Minny para ponerla a ganar en el momento más extremo de la temporada. Después llegaron las explicaciones de los protagonistas y todo parece volver a una calma provocada, a una contención necesaria para afrontar eliminatorias. Las rencillas se tratarán con posterioridad. “Somos hombres adultos”, menta Conley para explicar que las diferencias existen pero no son óbice para el buen trato. “La falta de madurez ha sido uno de nuestros problemas esta temporada”, dijo Finch, más lejos del perdón que propone el base. Desde sus cuentas de redes sociales, y su hogar, Rudy Gobert quiso pedir perdón: “Las emociones me jugaron una mala pasada. No debí reaccionar de la forma en que lo hice a pesar de lo que se dijo. Quiero pedir perdón a los aficionados, a la organización y particularmente a Kyle, que es alguien al que realmente quiero y respeto como compañero”. Ante los periodistas también habló Kyle Anderson, también conciliador: “No es la primera vez que pasa. Esta mierda pasa a veces. Lavaremos los trapos sucios en casa. Queda olvidado. Lo que queremos es ganar partidos”.