El descalabro histórico de los Kings
Un desastre en la planificación de las últimas temporadas ha llevado a los de Sacramento a pasar de su mayor ilusión en 20 años a un pozo sin fondo.
Ascenso y caída: así se pueden resumir las últimas temporadas de Sacramento Kings. Una franquicia que bajo este nombre nunca ha ganado un anillo de la NBA, y cuyo intento más cercano se remonta a principios de este siglo (2001-02), donde los de Sacramento se quedaron a una sola victoria de las que hubieran sido las primeras finales de su historia. Veinticuatro temporadas después, los Kings están en una situación de absoluto desastre. Y no solo por el récord inicial de este año (3-9 y penúltimos de conferencia con cuatro derrotas seguidas), sino por las calamidades en la planificación deportiva que les han llevado a esta situación. Si se pudiera viajar en el tiempo cuatro años atrás y preguntar a la afición cómo ve el futuro de su equipo, seguramente las respuestas habrían oscilado entre ilusión, esperanza y renacer. Pero todo esto se ha caído, y la franquicia se ha sumido en un pozo profundo desde el cual no se ve la luz del sol.
En la temporada 1998-99 los Kings iniciaron una racha única en su historia: 8 años consecutivos en playoffs, hasta la 2005-06. Desde ese momento, la ciudad de Sacramento tuvo que esperar 17 años para volver a ver a su equipo en la postemporada. Pero, al igual que todo tiene un inicio, también tiene una explicación. Casi siempre todo lo que sube baja, y es normal que después de casi una década compitiendo por el anillo vengan años difíciles detrás. Es un cierto margen que se asume, pero que impacienta si se extiende demasiado. Cuando un equipo cierra un ciclo, normalmente crece y arma un proyecto nuevo a fuego lento, desde el draft. El problema es que, cuando la negligencia es reincidente, el estancamiento es la única respuesta natural.
Desde el 2009 hasta el 2018, casi una década entera, la franquicia de Sacramento tuvo un pick dentro del top 10 del draft en todos y cada uno de los años. En la primera de las oportunidades (2009) el 4º pick de los Kings se uso para elegir a Tyreke Evans. El americano fue nombrado Rookie del Año en un inicio espléndido en la liga, pero desde esa temporada, su rendimiento fue cayendo poco a poco hasta su traspaso en verano de 2013; Tyreke fue una chispa fugaz. Al año siguiente, Demarcus Cousins en el quinto pick. El único jugador que sí estuvo a la altura, e incluso superó las expectativas. Se convirtió en uno de los pívots más dominantes de la década pasada, pero un ejército formado por un solo hombre no puede ganar grandes batallas.
A partir de aquí empieza un calvario interminable para Sacramento. Desde el draft del 2011 al de 2018, los de Sacramento contaron con ocho elecciones dentro del top 10; todas oscilaron entre el 2º y 8º puesto del draft. Los jugadores seleccionados por los Kings en esas posiciones, en orden cronológico y especificando el número de elección, fueron: Bismack Biyombo (7), Thomas Robinson (5), Ben McLemore (7), Nik Stauskas (8), Willie Cauley-Stein (6), Marquese Chriss (8), De’Aaron Fox (5) y Marvin Bagley III (2). Fox, el único que ha tenido cierta relevancia en la liga. Es difícil tomar estas decisiones en el momento, y puede ser injutsto criticar algo pasado un tiempo y con perspectiva; el problema es que un desliz o dos pueden ser casualidad, pero cuando el error es la tónica habitual algo importante falla.
Lo cómodo sería reprocharle a los Kings que durante esos años se dejaron a jugadores como Nikola Jokic, pero el serbio fue elegido en la posición número 41 del draft de 2014, así como Jimmy Butler fue el número 30 tres años antes. Esos son casos excepcionales, pero Sacramento ha sido especialista en convertir algo cotidiano, como sería acertar alguna elección, en algo imposible. Es muy difícil fallar de forma tan evidente tantas veces seguidas, y la herida se abre aún más cuando se echa la vista atrás y uno observa lo que se quedó en el camino. Estos son algunos de los jugadores que ‘perdonaron’ durante esos fatídicos ocho años. Todos ellos fueron elegidos después de la elección de los Kings y no más allá de la número 15; no se dejaron atrás milagros: Klay Thompson (11) y Kawhi Leonard (15) en 2011, Damian Lillard (6) en 2012, Giannis Antetokounmpo (15) en 2013, Devin Booker (13) en 2015, Domantas Sabonis (11) en 2016, y finalmente, Luka Doncic (3) y el último MVP y campeón de la NBA, Shai Gilgeous-Alexander (11) en 2018. Un completo desastre.
Aún con todos esos errores, y aún a pesar de todas las piedras que ellos mismos colocaron en sus mochilas, los Kings constuyeron un proyecto ilusionante. Después de muchos años patrullando el subsuelo de la competición, pasaron de 30 victorias en la temporada 2021-22 a 48 en la siguiente (2022-23). Un tercer puesto de conferencia histórico y los primeros playoffs para Sacramento en casi dos décadas. Mike Brown fue una de las grandes razones del éxito; un entrenador con muchísima experiencia en los banquillos (entrenador del año en 2009) pero con muy pocas oportunidades como técnico principal en su carrera.
En la 2022-23, después de seis temporadas a la vera de Steve Kerr, los Kings le dieron una oportunidad como jefe en los banquillos, en un año que ya ha pasado a la historia para Sacramento. Brown fue entrenador del año por segunda vez, y en la primera ronda de los playoffs se enfrentó, paradójicamente, a los Warriors y a Steve Kerr; qué casualidades tiene la vida. Fue una batalla peleada hasta el final, pero la experiencia se impulsó de la mano de una exhibición de Stephen Curry (50 puntos en el séptimo partido), que mandó a los Kings de vacaciones.
Sin embargo, la flor de la esperanza había brotado de nuevo en Sacramento. Un núcleo de jugadores jóvenes (Fox, Sabonis, Murray, Huerter, Monk) y la experiencia de Harrison Barnes y Trey Lyles hacían de los Kings un equipo peligroso, que parecía que había llegado para quedarse. Al año siguiente, los de Mike Brown prácticamente replicaron su temporada anterior y lograron 46 victorias (46-36). Sin embargo, un aumento sin precedentes de victorias en la conferencia oeste les sacó de los playoffs: de quedar terceros con 48 victorias a ocupar la décima posición al año siguiente con solamente dos menos. En el play in se vengaron de los Warriors en el primer partido, pero los Pelicans fueron sus verdugos en el segundo. El inicio de la temporada 2024-25 trajo un gran cambio; una apuesta veraniega de la franquicia para intentar devolver al equipo a la postemporada; Harrison Barnes se fue, y en su lugar llegó DeMar DeRozan. Un intercambio de un jugador de rol por uno anotador que no cuajó de primeras: DeRozan asume una gran cantidad de posesiones y cambia mucho más la forma de jugar de un equipo. Tras un inicio de campaña con un balance de 13-18, las oficinas de Sacramento perdieron la paciencia después de la comida navideña, concretamente el 27 de diciembre de 2024; Mike Brown, despedido.
La locura llegó cuando D’Aaron Fox, líder del proyecto junto a Sabonis y una pieza clave en el éxito fugaz del equipo, acabó traspasado a inicios de febrero de 2025 por un Zach LaVine del que los Bulls buscaban deshacerse; los Kings tenían un balance de 24-24 en ese momento. La historia se repitió, y la pareja que no funcionó una primera vez en Chicago (DeRozan-Lavine) se volvió a juntar en Sacramento para replicar el resultado anterior. Sin Fox y Brown, el ‘proyecto’ se rompió, y en su lugar se inició algo que aún no se sabe muy bien qué es. Un peor récord (40-42) les brindó una mejor posición que la temporada anterior (novenos de conferencia), pero el espejismo clasificatorio se esfumó rápidamente en el primer partido del play in ante los Mavs; un año más sin playoffs.
El panorama actual
Esta temporada, misma disposición que la pasada: Doug Christie se mantiene al frente del banquillo (lo lleva haciendo desde la destitución de Mike Brown) y la pareja DeRozan-Lavine sigue liderando el ataque del equipo. El año pasado, el traspaso de Fox dejó un vacío de proporciones bíblicas en la posición de base. Este año: doble solución, doble diversión; Dennis Schröder (al que las franquicias se pasan como si fuera una patata caliente), y la última incorporación: Russell Westbrook, que estaba sin equipo. Un jugador que polariza; muchos lo odian y otros lo aman, pero ‘Russ’ no deja indiferente a nadie. A pesar de que han empezado la temporada de forma horrible, el único atisbo de luz en Sacramento viene precisamente, de Westbrook. Un promedio de 15 puntos, 6 rebotes y 6 asistencias que acrecentó con tres actuaciones seguidas en los partidos 7,8 y 9 de la temporada: 26+6+12 ante los Nuggets, 23+10+16 ante los Warriors y 24+9+6 contra los Thunder. Una racha enorme de un jugador que muchos daban por sentenciado.
Pero en el último encuentro ante Minnesota ocurrió algo que ha molestado y levantado incertidumbre a partes iguales. Después de tres partidazos como titular con más de 35 minutos de promedio, Doug Christie dejó en el banquillo de inicio a un Westbrook que tan solo disputó 16 minutos (marca mínima de esta temporada). El base firmó por un año y 3,6 millones en un contrato no garantizado, lo que significa que los Kings podrían despedirle sin tener que pagarle el resto de su salario, algo que convirtió la operación en una de riesgo mínimo para la franquicia. Curiosamente, y a pesar de que Westbrook jugó a un nivel de élite durante la última semana, Christie le sentó sin precedentes cuando mejor estaba. El motivo no está claro (no era físico), pero esta decisión ha levantado crispación entre la afición del equipo. La última de los Kings, el fichaje de DaQuan Jeffries por su afiliado de la G League. Lo llamativo de este movimiento es que Jeffries está casado con la hija de Doug Christie. Sin duda, la situación en Sacramento es de capa caída, y lo que se presentó hace tres años como un proyecto ilusionante y el renacer de la franquicia se ha convertido en un callejón oscuro sin salida.
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