NBA | WARRIORS 120 - ROCKETS 101
Curry no está solo
Los Warriors siguen mejorando y Wiggins se va a 36 puntos en su mejor actuación del año. Curry anota 30 y el campeón ya empieza a asustar.
Hay una verdad como un templo: los Warriors con los Warriors. No hay que subestimar eso, ni lo que Rudy Tomjanovich definió como el corazón del campeón. Tampoco a es dinastía, sus componentes, protagonistas, estrellas, jugadores. Y si bien una victoria contra los Rockets no tiene por qué ser necesariamente brillante, la dinámica que va consiguiendo tener el equipo de Steve Kerr ha pasado de misérrima a aceptable primero, y muy buena después. Y no nos puede sorprender: el curso pasado ya empezaron de forma bastante cuestionable y acabaron ganando el anillo, la Conferencia Oeste, inmersa en una crisis de nivel que jamás habíamos visto, permite un mal inicio y lo tiene todo muy igualado. Y el vigente campeón, que empezó con un récord de 3-7, va ahora 13-11, sexto del Oeste y a apenas tres victorias... del primer puesto. Ahí queda eso.
No es algo que nos pueda sorprender: la mayoría de los equipos tienen una complejidad estructural y táctica a analizar, dan pie a muchas conversaciones y a una cantidad ingente de análisis enormes. Sin embargo, a poco que mejoren, los Warriors ganan sin verse sometidos a este tipo de escrutinios. Son un equipo que, con tal de que Klay Thompson meta algún tiro más de los habituales y Draymond Green se centre, consiguen victorias. Es así: son tan buenos que les basta con hacer las mínimas mejoras para lograr los máximos resultados, corregir lo básico para sumar cosas positivas. Es lo que tiene cuando tu entrenador jamás ha perdido una serie de playoffs en la Conferencia Oeste, tu estrella es un jugador absolutamente generacional y máximo exponente y representante de la era de los triples y tu equipo la última gran dinastía histórica que ha tenido la mejor Liga del mundo: 4 anillos, 6 Finales y una historia de una narrativa deliciosa.
Ante los Rockets, los Warriors llegaron a su quinta victoria en sus últimos seis partidos, sigueron su buena dinámica y siguieron avanzando en un Oeste en el que nadie les pudo batir hace unos meses en el momento de la verdad, esos playoffs en los que avanzaron casi sin oposición. Y, esta vez, un Curry que ha sostenido a su equipo durante la primera fase de la temporada no estuvo solo. Es más, apareció en escena uno de esos jugadores que se convirtió en All Star el curso pasado y fue, además, una de las piezas clave de los suyos en la fase final: Andrew Wiggins. 36 puntos en menos de 34 minutos con un +34 con él en pista; un 14 de 19 en tiros de campo y un espectacular 8 de 10 en triples. Una actuación fantástica, la mejor para él en todo el curso. Un partido titánico, un ejemplo de lo que puede ser este jugador. Y un paso más hacia delante de un equipo que, aunque quede mucho para ello, estará al pie del cañón en el momento de la verdad. ¿Por qué lo sabemos? Porque es un hecho histórico.
Jordan Poole acompañó a Wiggins con 21 puntos (5 de 8 en triples) y Curry no se quedó atrás: 30 tantos, 10 asistencias y un 8 de 17 desde el exterior. Entre Wiggins, Poole y Curry se anotaron 21 de 35 desde el exterior, una cifra espectacular. El partido no tuvo historia: un 39-23 en el primer periodo lo dejó todo atado para unos Warriors que se dedicaron exclusivamente a gestionar la ventaja durante el resto de la noche. Apenas recibieron punzadas de un rival poco serio y sin aspiraciones, que contó con 20 puntos de Kevin Porter, 13 de Jalen Green y 4, con 10 rebotes, de un Usman Garuba que sigue teniendo cierta regularidad en la rotación de Stephen Silas. Muy poco para competir en el Oeste (6-17, penúltimos de su Conferencia) y, desde luego, para competir contra unos Warriors que no contaron esta vez con un Klay Thompson que tuvo descanso, aunque sí con Draymodn Green (3+6+6). En fin, lo que ya hemos dicho: los Warriors son los Warriors.