Clark: “Me están machacando”
Las Fever logran su segunda victoria pero la polémica sube de tono tras una acción muy dura de Chennedy Carter contra la número 1 del ‘draft’.
Por fin, llegó la segunda victoria para Indiana Fever en la temporada 2024 de la WNBA: 71-70, con mucho sufrimiento final en un partido que parecía controlado solo un poquito antes, contra Chicago Sky. Fue, por lo tanto, también la segunda victoria para Caitlin Clark, una de las grandes sensaciones (22 años) del deporte estadounidense tras su extraordinario y ultramediático recorrido con la universidad de Iowa. La (cantadísima) número 1 del último draft, una jugadora llamada a cambiar radicalmente el rango del baloncesto femenino profesional, no lo está teniendo fácil: después de este triunfo de la noche del sábado llegó una derrota por aplastamiento contra las Liberty (104-68), así que las Fever están 2-9, metidas en un inicio de curso infernal. Han jugado sus once primeros partidos en veinte días, algo que la WNBA no había visto desde 2011.
No fue, el Fever-Sky, un partido más. Clark se enfrentó a sus principales rivales de los dos últimos años en College. Por un lado, Angel Reese, la que fue interior de LSU y otra de las jugadoras más mediáticas de la nueva hornada del baloncesto femenino. En 2023, Reese dejó a Clark sin título y este año fue la de Iowa la que se impuso en semifinales pero se quedó sin título porque no pudo con la poderosa South Carolina que entrena Dawn Staley y que tenía como gran referencia a la pívot brasileña Kamilla Cardoso. En el último draft, Clark fue la 1 y las Sky, con dos picks en el top 10, eligieron a Cardoso (3) y Reese (7).
Clark acabó con 11 puntos, 8 rebotes y 6 asistencias. También cinco pérdidas. Pero supo leer bien en el partido en el último cuarto. Aliyah Boston (también 22 años) número 1 en 2023 y otro producto de la factoría de South Carolina), sumó 10+8 y 4 tapones. En las Sky, Reese (22), acabó con 8+13 y Cardoso (23), que hizo su debut porque una lesión de hombro la había tenido parada hasta ahora, se hizo notar en sus primeros minutos como profesional (11+6).
Una jugada polémica en el punta de mira
Pero la jugada más señalada del partido llegó casi al final del tercer cuarto. Clark se encaró con la guard Chennedy Carter, que lideró a las Sky con 19 puntos y 6 asistencias, después de un robo que acabó con canasta de Boston. Carter respondió con un tiro de media distancia, otro recado y un golpe feo, innecesario y antes de que la bolsa estuviera de nuevo en juego, a Clark. Ni siquiera hubo revisión para ver si la falta era flagrante, y eso enfadó mucho a las jugadoras y el cuerpo técnico de las Fever.
Mientras, en el banquillo de las Sky, Reese celebró la jugada visiblemente y abrazó después a Carter, que tras el partido dijo que no iba a responder a ninguna pregunta relacionada con Clark. Pero después, sí entró al trapo en las redes sociales, donde sí criticó a la jugadora de las Fever abiertamente: “Más allá del tiro de tres puntos, ¿qué aporta Caitlin Clark?”.
La de Iowa, por su parte, se mostró serena: “A estas alturas, ya sé que en cada partido me voy a llevar un par de golpes así. Es lo que hay. Intento que no me afecte y seguir jugando, no perder la concentración. Si te vengas, es lo que haces tú lo que se acaba viendo más”. En su anterior partido, una derrota muy clara contra Seattle Storm, Clark se encaró con Victoria Vivians en una acción que acabó en doble técnica. Tras el partido, aseguró que sentía que la estaban “machacando”. En su primera temporada en la WNBA, una en la que las audiencias televisivas están respondiendo a su irresistible gancho mediático, Clark promedia 16,9 puntos, 5,4 rebotes y 6,5 asistencias. Ha pasado en cinco partidos de 20 puntos (en uno ha llegado a 30) y está demostrando que va a ser una gran estrella también en el nivel profesional mientras se acostumbra a su nueva competición y trata de mejorar sus porcentajes de tiro (37% totales, 31% en triples) y reducir sus 5,7 pérdidas de balón. Para ello, tiene que adaptarse a unas defensas mucho más físicas y duras que, además, se centran en ponerle las bolas difíciles: recibe más blitzes defensivos (ayudas en dos y tres contra uno en cuanto cruza el centro de la pista) que cualquier otro equipo en total. Contra Seattle, por ejemplo, fue defendida así 18 veces, más del doble que ninguna otra jugadora en un partido de esta temporada. Eso está afectando a su precisión en lo que parece un asunto obvio de adaptación y aprendizaje.
La entrenadora de las Fever, Christie Sides, ha empezado a alzar la voz sobre la forma en la que las rivales se emplean con su rookie y, sobre todo, en cómo están siendo arbitradas esas acciones: “Vamos a seguir mandando vídeos de ciertas jugadas a la Liga, y en algún momento y con suerte empezarán a valorarlas de otra manera. A ver si se dan cuenta de lo que está pasando, o al menos de lo que nosotras creemos que está pasando. Estoy muy feliz por cómo reacciones Caitlin. Es duro que te den tantos golpes y no te piten las faltas ni vayas a la línea de tiros libres. Está pudiendo convivir con eso y estoy realmente orgullosa de ella”.
Después del partido contra Seattle, Sides aseguró que había que “mejorar el arbitraje”. La general manager del equipo, Lin Dunn, fue mucho más explícita en las redes sociales: “Una cosa es defender duro y otra son ciertas acciones innecesarias que van contra una persona concreta. Esto tiene que acabar, la Liga tiene que limpiar esta mierda”.
Chiney Ogwumike, exjugadora y comentarista de ESPN, también cree que hay cosas que están yendo demasiado lejos: “Adoro este deporte y creo que estas dos cosas son verdad: por un lado, el físico y la competitividad, y el trash-talk, han sido siempre características de nuestra forma de jugar; Pero, por otro, no debería haber sitio para jugadas así, innecesarias y en sin la posesión en marcha. Las líneas se difuminan en el baloncesto femenino, por desgracia”.
Era obvio que la llegada de una jugadora tan mediática como Clark aumentaría mucho el interés por la WNBA pero también crecerían algunos debates tóxicos que, por desgracia, siempre acompañan a la masificación de las competiciones deportivas.
LeBron James, en el lado de Caitlin Clark
El propio LeBron James, que también fue (hace más de dos décadas) un niño prodigio que era portada de Sports Illustrated cuando todavía jugaba en instituto, ha mostrado su apoyo y su reconocimiento a Clark: “Lo más importante es que está llevando gente a su competición Más gente la está siguiendo. No hay que equivocarse ni hacerse líos: Caitlin Clark es la razón por la que le van a pasar muchas cosas muy buenas a la WNBA. Creo que ella no tiene que implicarse demasiado en todo lo que se está diciendo. Solo salir a la pista y jugar, disfrutar. Estoy de su lado, voy con ella porque he estado en su situación. Ha recorrido el camino que ella está recorriendo y espero que lo borde. Ahora pasa lo mismo con Bronny, mi hijo. Hay un montón de gente que odia a un chaval de 19 años y se dedica a intentar cumplir sus sueños. Hay un número pequeño de hombres y mujeres que llegan a cumplir ese sueño de dedicarse al deporte de forma profesional. Y te encuentras con hombres y mujeres ya mayorcitos dispuestos a hacer lo que sea para que no puedan lograrlo. Es la cosa más rara del mundo, pero es lo que pasa. Así que me alegro mucho también de que Clark tenga la cabeza tan bien amueblada”.
En las últimas semanas, Becky Hammon, la entrenadora que ha ganado los dos últimos títulos con Las Vegas Aces, que llegó a la WNBA tras ser asistente de Gregg Popovich en los Spurs y que fue antes una excepcional jugadora, ha hablado del debate racial que se ha planteado con el éxito mediático de una jugadora como Clark, y de otras como Sabrina Ionescu, y que parece muy superior al de estrellas afroamericanas como A’ja Wilson, la mejor del mundo ahora mismo.
Para Hammon, no se trata de criticar a Clark como jugadora de raza blanca ni de insinuar que sus reconocimientos llegan por esa condición cuando es una jugadora extraordinaria. Se trata de asumir que otras, también de rango histórico, no han tenido la misma exposición ni el mismo tratamiento a lo largo de muchos años: “Adoro a Caitlin, es una jugadora increíble y veo sus partidos siempre que puedo. Es muy querida en nuestra Liga. Eso de las jugadoras blancas y las negras… No hay nada de eso. Hay que acabar con ese jaleo y con tanto ruido. Caitlin es una mujer de solo 22 años sometida a mucha presión. Y no es perfecta, es todavía una rookie en la competición. Se trata de vender que alguna de nuestras mujeres de raza negra y de otras minorías sociales la odian porque es blanca. Y no hay nada de eso. Dejemos a Caitlin a un lado. No se trata de ella y hay que reconocer todos sus méritos porque ha hecho en universidad cosas que no ha logrado nadie, mujer u hombre. Esto se trata de que pone de relieve que muchas mujeres de otras razas no han sido celebradas ni valoradas de la misma manera”.
Wilson, estrella de las Aces, dos veces MVP y MVP de las últimas Finales (y que buscará en París su segundo oro olímpico), se expresó en una línea similar a la de su entrenadora: “Puedes ser una mujer negra que es de las mejores en su campo y seguramente la gente no va a querer valorarlo. No se va a ver como algo que tiene su mercado y se puede monetizar. Así que acaba dando igual lo duro que trabajo, lo bien que yo y otras mujeres negras lo hacemos. Se nos va a seguir barriendo debajo de una alfombra. Por eso me hierve la sangre si se dice que ciertas cosas no tienen que ver con la raza. Porque sí tienen que ver con la raza”.
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