Brunson saca los colores a los Bucks
La jornada navideña de la NBA comenzó con un muy buen triunfo de los Knicks, que superaron en el Madison a unos Bucks muy débiles en defensa.
La tradición dice que en Navidad hay NBA y que la jornada empieza con matinal en el Madison Square Garden. Los Knicks llevan jugando en 25-D desde la primera vez que lo hizo la Liga, en 1947. Han estado en este día más que nadie (56 veces ahora) y con este alegrón que se permitieron contra los Bucks (129-122) han igualado las 24 victorias (24-32 es su balance ahora) de los Lakers, antes de que los angelinos, otro clásico navideño, reciban a los Celtics. Así que es una cuestión muy navideña que haya partido a primera hora en el Madison… pero no tanto que los Knicks jueguen francamente bien y ganen. Bienvenido sea para ellos, que falta les hacía (17-12 ahora).
Los Bucks llevaban nueve victorias seguidas contra los Knicks y venían de ganar todo (siete partidos) desde su patinazo contra los Pacers en el In Season Tournament. Pero, otra vez, se enredaron en el escenario más mediático y, como en el torneo, dejaron una actuación pringosa que cuestiona su buena racha (22-8 ahora) y permite preguntarse cuál es el techo de un equipo cuyo suelo si es alto: va a perder muy poco contra los que estén de la línea de la mediocridad para abajo. Pero así, en su actual configuración, no parecen una apuesta firme como posible campeón. No si no cambian cosas.
En Nueva York, lo peor para los Bucks fue que no aprovecharon sus oportunidades. Que fueron siempre a remolque pero estuvieron a tiro hasta los últimos minutos. Los Knicks jugaron mejor que ellos pero les dejaron permanentemente con vida, algo que los equipos grandes suelen aprovechar con una dentellada a tiempo. En lugar de eso, los Bucks trastabillaron una y otra vez. Se pasaron casi todo el partido con desventajas que rondaban o superaban por un pelo la decena, pero cuando apretaron en el tercer cuarto (77-73 en los mejores minutos de Giannis) no tuvieron continuidad (98-87 en el inicio del último parcial). Cuando la máxima ventaja local (111-96) amagó con esfumarse (124-118) tampoco supieron dar un puñetazo encima de la mesa. Los Knicks tuvieron que rematar más veces de las que deberían haber sido necesarias, pero supieron hacerlo. Con energía, constancia… y un partido memorable de Jalen Brunson (38 puntos, 6 asistencias).
El base de los Knicks marcó la temperatura desde el inicio (15 puntos en el primer cuarto), supo cuando buscar puntos, cuando forzar faltas y cuando ejercer de pasador. Aprovechó, claro, que los Bucks tienen un enorme problema en la defensa exterior. Sin Jrue Holiday, usan a Malik Beasley como perro de presa cuando el escolta ni siquiera es un defensor decente. Por ahí se desencuaderna toda la defensa, un desorden que no se cerró con ninguna de las variantes que intentó Adrian Griffin y que permitió a los Knicks anotar 72 puntos en la pintura, su tope de la temporada y un +22 (72-50) que se unió a un +11 (23-12) en puntos en transición, otra de las facetas en las que la defensa de los Bucks es ahora mismo un desastre. Sin un mínimo de consistencia atrás, seguirán quedando en nada las rachas de Giannis, los triples de Damian Lillard o los puntos (esta vez de 24) de un Khris Middleton que lleva un par de semanas mostrando obvios síntomas de mejoría. La mejor noticia para su equipo.
Lillard anotó 32 puntos y repartió 7 asistencias pero con poca magia (4/13 en triples). Giannis acabó con 32, 6 y 13 rebotes pero se empeñó demasiadas veces en hacer las cosas con las que es menos eficiente y renunció a las acciones cerca del aro, sin complicaciones, en las que es imparable. Desde luego, para estos Knicks sin el lesionado Mitchell Robinson. Los líos defensivos de los Bucks permitieron a los locales tirar liberados, penetrar a su antojo, correr y, cuando tocó, ponerse en manos de su finalizador. Una generosidad navideña que aprovecharon también un RJ Barrett de más a menos (21 puntos, 14 en el primer cuarto), un Julius Randle con su habitual carrusel de aciertos y errores (24 puntos) y un Quickley (20) que debería jugar más minutos de los que le da Thibodeau.
El arranque del 25-D daba a los Bucks una oportunidad óptima para confirmar su crecimiento. En lugar de eso, enseñaron todas las deficiencias que los hacen vulnerables. Y perdieron. Necesitan algo que (por mucho que pueda aportar el rookie Andre Jackson) no está ahora mismo en su plantilla. Y el cierre de mercado se acerca. Tienen pocos activos con los que maniobrar pero unas necesidades gigantescas... y muy obvias. Si no lo tenían claro antes de esta matinal navideña, Jalen Brunson se encargó de dejarlo clarito y bien subrayado. Con televisión nacional.
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