Bronny James transita del sonrojo al alivio antes de debutar oficialmente en la NBA

Los Lakers se quedaron a merced de una calendario mal construido en la pretemporada de la NBA y optaron por dejarse ir en el último amistoso antes de que dé inicio la nueva campaña, 2024/25, de forma oficial. Disputaron el segundo enfrentamiento en dos noches consecutivas y en este el otro equipo aprovechó para darse un festín. Con ello Bronny James, uno de los más activos y acertados en el absoluto desaguisado que fue su equipo, cerró un círculo en los encuentros de preparación: empezó contra los Suns, acabó contra los Warriors, dos de los mejor avenidos de la Conferencia Oeste y contra los que su padre, personalizando en Durant y Curry, ha tenido mil batallas durante los años. El resultado fue un absoluto sonrojo, porque de los números gruesos no se escapa nadie, dadas esas circunstancias: 132-74 en el Chase Center de San Francisco. Supuso el último compromiso de toda la Liga antes de que en la noche del martes se abra el próximo curso en una velada en la que precisamente los Lakers son protagonistas de un double-header: ellos, con los Timberwolves; antes, Celtics-Knicks. Esto empieza ya.

No se pueden extraer conclusiones de un partido como el de la pasada noche. Los de Redick solo pusieron en pista a ocho participantes, todos los que se tienen que ganar los minutos en la rotación, mientras que los de Kerr, con ciertas pruebas de entidad sacaron una ventaja abismal.

Knecht, el otro novato de los Lakers, venía de un prodigio, sus 35 puntos totales y metiendo 20 de los 22 últimos del club, y ni siquiera se quitó la sudadera contra los Warriors. Únicamente el juego interior era de renombre, Jaxson Hayes y Cam Reddish, y el último de ellos firmó un 1/11 en tiros de campo que habla a las claras de la mentalidad con la que se afrontó el choque por su banda.

De los resultados de estos amistosos tampoco se saca nada en claro, nunca ha pasado, pero conviene resaltar que Golden State Warriors ha ganado los seis partidos que ha disputado en esta previa de la temporada. Doblete ante Lakers y Kings más Clippers y Pistons. Pero sin más.

Durante el primer cuarto los Warriors doblaron a los Lakers, por lo que la competencia colectiva iba a quedar para otro día. El conjunto local, en el que solo Curry descansó y sí se pudo ver a Draymond Green, la dupla de aleros Kuminga-Wiggins en la titularidad, Kevon Looney, en el banco tanto a Podziemski como a Hield en lo que se supone que será la pelea por ocupar el hueco de Klay, Moses Moody, De’Anthony Melton, Gary Payton o el interesante fichaje de Kyle Anderson. Estuvieron casi todos en un lado; panorama desértico en el otro.

Para Bronny James fue, como para el resto de jugadores de los Lakers, acabar con la cara colorada ante semejante sonrojo comunitario, aunque también se sintió aliviado. Pudo mostrar algunas de las herramientas, las menos, con las que cuenta en ataque. Se le mantiene centrado en lo que puede aportar atrás para que de ello haga su auténtica virtud, pero soltándose en la ofensiva ayudará en mayor medida. En 35 minutos se marchó hasta los 17 puntos. Con ello arregla ese dato que dictaminaba que era el jugador de toda la Liga con peor influencia sobre sus compañeros. Un par de tiros libres, un 6/12 en tiros de dos y, ahí viene un debe, cuatro errores en los cinco triples que intentó. A destacar la utilización de los espacios para desmarcarse, un contragolpe en el que se pasó el balón por detrás de la espalda, la potencia en contacto durante las penetraciones y, además, los cuatro rebotes y los tres robos.

Redick le utilizará, de primeras, para el festejo de padre e hijo que se anticipó en una de las exhibiciones de la pretemporada, concretamente la primera frente a los Suns. A partir de ahí veremos la verdadera medida del joven. La liga de desarrollo, nadie lo esconde, no solo es una opción plausible sino que se puede convertir en una vía de escape mediática para un jugador que claramente necesita más formación y menos exposición. El nuevo entrenador principal deberá demostrar mano izquierda cuando deba decidir sobre el asunto. Ahí va otro reto para él.

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