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WASHINGTON WIZARDS

Beal ata las manos de los Wizards

Solo diez jugadores en toda la historia de la NBA han tenido cláusula antitraspaso. Bradley Beal, sin duda el caso más extraño, es uno de ellos.

Actualizado a
Bradley Beal, en un partido de sus Wizards contra Atlanta Hawks.
Kevin C. CoxAFP

En cuanto finalizó la temporada, con el primer anillo en la historia de Denver Nuggets, entró en ebullición la siguiente. Así es siempre en la NBA. La primera frontera que marca el draft y la inminente llegada de la agencia libre y el movimiento masivo que la acompaña ponen en marcha a todas las franquicias, sean cuales sean sus ambiciones para un siguiente curso que, en parte, se está decidiendo ya. El panorama es de nervios y mucha agitación (noticias, rumores, escenarios…) porque varios equipos de los que eligen en el top 10 del draft están negociando con sus picks; porque el inminente nuevo convenio colectivo va a dificultar mucho los traspasos y algunos prefieren hacer ahora los deberes; y porque hay estrellas cuyo futuro está en el aire: la (salvo volantazo) larga despedida de los Trail Blazers y Damian Lillard, los desencuentros de Zion Williamson y los Pelicans y la certeza de que si no sucede nada extraño, Bradley Beal cambiará de equipo en los próximos días.

Los Wizards ya no quieren ser quienes manejen la extensión que firmaron al escolta (29 años) el pasado 6 de julio: cinco años, 251 millones de dólares. Beal tiene garantizados más de 207 millones hasta el verano de 2027. Los Wizards, con renovación en los despachos y ánimo de reconstrucción, no quieren verse frenados por eso. Y los equipos que buscan un golpe de efecto tienen ante sí una oportunidad perfecta. Se habla sobre todo de los Heat, pero también de Bucks o Kings y, en las últimas, de los Suns de Devin Booker y Kevin Durant.

Lo que ahora mismo parece una carrera entre Heat, que acaba de perder las Finales, y Suns, que estrenó propietario con el traspaso por Durant y busca atajos hacia el primer anillo de la franquicia, viene marcada por los deseos del propio Beal y el gigantesco asterisco con el que negocian los Wizards: la no-trade clause, cláusula antitraspaso. El jugador, que lleva toda su carrera en Washington desde que fue número 3 del Draft en 2012, tiene derecho a vetar cualquier acuerdo que no sea de su agrado.

Solo diez casos en la historia de la NBA

En la NBA, ya se sabe, los jugadores no tienen, como normal masivamente general, derecho a decidir si aceptan o no el cambio de equipo: los traspasos que afectan a sus contratos se negocian y aprueban entre franquicias. Otra cosa es que, en la práctica, algunos (sobre todo las grandes estrellas) pueden influir expresando interna o públicamente sus deseos y demandas. Pero, de forma legal, no hay opción para un jugador… salvo que tenga cláusula antitraspaso. Esto es algo tan poco común que ahora mismo, según el especialista en cuestiones contractuales Bobby Marks (ESPN), solo la tiene Beal en toda la NBA.

Esta cláusula en el contrato permite vetar cualquier traspaso en el que se vea implicado. Así que da básicamente a Beal la capacidad para elegir destino, de entre sus pretendientes, y también permite al que quiera hacerse con él presionar de forma más obvia, una vez que el jugador vaya descartando otros escenarios. Una estrella preferirá un destino determinado… pero también en unas condiciones determinadas. No le da muchas veces igual quiénes entran en la operación: por no ir a un equipo que vaya a perder mucha capacidad competitiva por lo que intercambia para hacerse con él, por afinidad personal con determinados jugadores con los que quiere compartir vestuario…

El último convenio colectivo, que será reemplazado por el nuevo ya en la próxima temporada, establece que para tener una no-trade clause un jugador tiene que firmar un contrato con más de ocho años en la NBA y cuatro al menos con el equipo en cuestión. Desde esta premisa inicial los jugadores pueden “prohibir o limitar” los derechos del equipo a traspasar su contrato. Es una cláusula verdaderamente poco común, y que suelen firmar los equipos solo cuando no les queda más remedio y el jugador en cuestión tiene la sartén totalmente cogida por el mango. Si no, prefieren no atarse a una condición que les puede limitar tanto en el futuro. Eso es lo que están viendo ahora los Wizards, que aceptaron un privilegio que solo habían tenido otros nueve jugadores antes, en toda la historia de la NBA. Es decir, menos de un 0,01% de los más de 5.000 que han firmado alguna vez un contrato en la Liga. La lista, como es obvio, corta la respiración: Carmelo Anthony, Kobe Bryant, Tim Duncan, Kevin Garnett, LeBron James, Dirk Nowitzki, David Robinson, John Stockton y Dwyane Wade.

Beal, en todo caso un jugador de enorme talento, parece el obvio outsider aquí. Ha sido tres veces all star en once años, y solo ha estado una vez en los All-NBA Teams: Tercer Quinteto en 2021, cuando promedió 31,3 puntos de media. Después, en dos temporadas solo ha jugado 90 partidos. Los Wizards solo han jugado una vez playoffs desde 2018 y no han pasado de semifinales de Conferencia desde 1979. Además, solo ellos podían ofrecer un quinto año y un total de 251 millones a Beal el pasado verano. Cualquier otro equipo, como agente libre o vía sign and trade, no habría podido pasar de cuatro temporadas y 186 millones.

Así que no hay mucha explicación a que la no-trade clause apareciera en la base de datos de la NBA vinculada al nuevo contrato de un jugador que pudo ejercer tanta presión por la situación de desesperación de unos Wizards sin un rumbo deportivo definido, que no querían perder a su referente y que se enfrentaron a una encrucijada tantas veces venenosa: no dejar que un jugador así vuele a cambio de nada pero sin más alternativa que firmarle un contrato que parece exagerado en lo económico y nocivo para ese momento competitivo de la franquicia. Un año después, el traspaso parece una realidad inevitable. Y a los remordimientos en Washington habrá que sumar el disgusto por verse seriamente limitados por esa cláusula antitraspaso, un testamento de la debilidad del propietario Ted Leonsis y el presidente Tommy Sheppard, que ha suido sustituido por un Michael Winger que ha llegado desde los Clippers para dar la vuelta como a un calcetín a la cultura de los Wizards. Su plan parte de no cargar con el gigantesco contrato de Beal.

Kobe Bryant, Garnett, Carmelo Anthony

Si los Wizards miran a la historia, verán que esta cláusula sí es un verdadero obstáculo para maniobrar una vez que se quiere romper lazos con el jugador franquicia y entrar en reseteo. El caso más claro y recordado es el de Kobe Bryant, que bien pudo no haber llegado a 2016, la primavera de su retirada, con 20 años y cinco anillos con la camiseta de los Lakers. Entre la etapa con Shaquille O’Neal (tres títulos) y la que vivió junto a Pau Gasol (dos), hubo unos años de zozobra, difícil situación deportiva para los Lakers y chascos de Kobe a la hora de ser (aunque anotaba a destajo) un líder saludable. En 2007 Kobe pidió salir de los Lakers, y fue esa cláusula antitraspaso en posesión de la súper estrella la que impidió un brusco cambio en la historia de la NBA.

Los Lakers negociaron con los Pistons en una operación en la que iban a entrar Rip Hamilton, Tayshaun Prince, Amir Johnson y una primera ronda de draft. Mark Cuban, propietario de los Mavs, ha contado que no hubo opción de llevar a Kobe a Texas porque este solo habría querido ir allí con Dirk Nowitzki como compañero y no había con qué hacer ofertas suculentas sin el alemán en la operación. Pero el caso más claro fue un traspaso acordado con los Bulls y que Kobe vetó: habría ido a Chicago, la ciudad que convirtió en mito a su ídolo, Michael Jordan, a cambio de Ben Gordon, Luol Deng, Tyrus Thomas y Joakim Noah. Kobe no quiso aceptar la operación si Deng iba a L.A. y en los Lakers no se la planteaban si no entraba en ella un alero que por entonces tenía 21 años y era uno de los jugadores con más potencial de la Liga. Además de a Deng, los Lakers se habrían llevado a un anotador como Gordon, al número 4 del draft de 2006 (Thomas) y al nueve de ese año (Noah).

Habrían quedado, jugando a ese what if, unos quintetos con Kirk Hinrich, Kobe Bryant, Andrés Nocioni, Joe Smith y Ben Wallace en Chicago; Y Derek Fisher, Ben Gordon, Luol Deng, Lamar Odom y Joakim Noah en los Lakers.

Kevin Garnett sí retiró su no-trade clause para pemitir su traspaso de Boston Celtics a Brooklyn Nets, esa operación en la que se fue con Paul Pierce y Jason Terry y que está considerada el peor traspaso de la historia, o uno de los peores, si se toma desde el punto de vista de los neoyorquinos. Con el enorme botín que recibieron los Celtics se acabaron haciendo después con Jaylen Brown y Jayson Tatum. Garnett, que por entonces tenía ya 37 años, no quería salir de los Celtics pero aceptó finalmente porque le convenció Pierce, que veía inevitable la reconstrucción en Boston y creía que, juntos, todavía podían optar al título (no fue así) en Brooklyn.

En 2017, los Knicks quisieron entrar en reconstrucción y traspasar, para ello, a Carmelo Anthony. Pero el alero, con 32 años, agitó la sombra de su no-trade clause para exigir un solo destino en caso de salida: Houston Rockets. Así se pasó el verano hasta que llegó septiembre sin avances y Melo añadió dos equipos más a su lista de destinos. El 25 de ese mes acabó siendo traspasado a los Thunder por un retorno muy pobre para lo que habían esperado los Knicks a principio de verano: Enes Kanter, Doug McDermott y una segunda ronda de draft (que al menos usaron con tino: Mitchell Robinson). La presión de Carmelo y la lentitud a la hora de reaccionar de los Knicks provocó ese desenlace. Ahora, los Wizards quieren evitar situaciones similares y aprietan para lograr un acuerdo antes del draft, cuando el valor de una estrella como Beal está en apogeo y antes, si puede ser, de que un efecto dominó acabe con Damian Lillard definitivamente a tiro y cambien radicalmente las prioridades de los aspirantes a hacer algo gordo.