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NBA | JAZZ 139 - LAKERS 116

Bien Westbrook, mal los Lakers

En una nueva derrota, los Lakers, con un gran Westbrook, llega hasta donde puede y luego se hunde por una plantilla sin recursos. Además, LeBron fue baja.

En una nueva derrota, los Lakers, con un gran Westbrook, llega hasta donde puede y luego se hunde por una plantilla sin recursos. Además, LeBron fue baja.
CHRIS GARDNERAFP

Se nota que Darvin Ham tiene cosas. Que quiere jugar de una determinada manera, que posee una mente llena de ideas (muchas buenas) y que desea implementar algún tipo de sistema tanto en ataque como en defensa. Hay bloqueos para habilitar jugadas a LeBron James y a Russell Westbrook, ciertos movimientos de Anthony Davis, pantallas o cuatro hombres rodeando a uno solo que funciona como eje a través del cuál mover el balón. Las señas en el otro lado de la pista es defender al hombre, luchar al rebote, llegar siempre a los tiradores y tener buenas manos. El sistema, o la pretensión de tenerlo, está ahí; es palpable, tangible, visible. Hay una clara intencionalidad, una capacidad oratoria que ha llevado, por ejemplo, a Westbrook a asumir su sitio en el banquillo y una determinada actitud que va más allá de un paupérrimo récord (2-8). Lo que no hay, simple y llanamente, es equipo. Porque sí, puede haber todo esto. Pero la explicación más sencilla a veces es la cierta y a los Lakers, simplemente, no les da. Es así.

Y ojo, no es que Ham esté interpretando mal las cosas. No está queriendo tener un estilo que no va acorde al tipo de plantilla que tiene. Es obvio que tiene una visión claramente defensiva del baloncesto y que su creación y la capacidad que pueda tener para ganar partidos va a nacer en ese lado de la pista. Pero no está imponiendo una locura ni queriendo hacer jugar al equipo a una cosa que, por jugadores, no sabría jugar. Los Lakers simplemente son malos. No pueden practicar ningún tipo de estilo y las obligaciones de este son las básicas para ser competitivos el máximo tiempo posible. Y eso es lo que están siendo: los Lakers juegan bien durante un rato, resisten a su rival, tiran de garra y pundonor y no tienen una manera reprochable de encarar las batallas o saltar a la pista cada noche. Pero, al final, la falta de talento, de plantilla, de especialistas defensivos, ofensivos y de todo, les deja sin victoria. Por el sencillo empuje de la fría lógica. Nada más.

Los Lakers han vuelto a perder, otra vez ante los Jazz, esta vez en Salt Lake City. Y seguirán perdiendo y perdiendo partidos sin pudor, sin que haya brotes verdes y su afición solo se lleve alguna pequeña alegría: el ya famoso triple de Matt Ryan (hoy, 0 de 4 en tiros y 0 de 3 desde el exterior) o la teórica resurrección de Russell Westbrook, al que no acompañan los resultados por mucho que mejore individualmente sus números. En Utah, el base se fue a 22 puntos y 5 asistencias en 24 minutos, con un gran 8 de 14 en tiros de campo y 2 de 3 en triples. Los Lakers se fueron esta vez a 9 de 24 tras su desastroso 8 de 27 de hace un par de noches, pero de nada sirvió. Todavía estaban vivos al descanso (76-71 abajo) y a mitad del tercer cuarto (92-85). Pero se hundieron definitivamente al final, recibieron 42, 34 y 39 tantos en los tres primeros periodos y no tuvieron ningún tipo de capacidad de reacción.

Sin LeBron, baja por primera vez en la temporada por problemas en su pie izquierdo, los Lakers hicieron lo que pudieron.. y bastante aguantaron. Davis se fue a 29 puntos, pero solo atrapó 4 rebotes y demostró que sigue con mucho miedo al contacto por la posibilidad de lesionarse. Troy Brown se fue a 10, Austin Reaves a 11, y Kendrick Nunn, la mejor noticia, a 18 tras quedarse sin anotar en 5 de los últimos 7 partidos, en los que apenas acumulaba un total de 21 puntos. Damian Jones, con 10+7, destacó ligeramente desde el banquillo, pero los Lakers no pudieron plantar cara al talento ofensivo de los Jazz y se quedaron en otra derrota, segunda consecutiva, octava en los últimos 10 partidos. Una losa demasiado grande para un Oeste ultracompetitivo en el que un inicio tan devastadoramente malo te penaliza en exceso y te deja sin margen de mejora.

En los Jazz, lo que ya sabemos: que son un equipo divertido, interesante, con múltiples posibilidades ofensivas y capacidad para plantar cara a cualquier rival. La sabiduría de Mike Conley (14 puntos y 12 asistencias), el todoterreno Lauri Markkanen (23 tantos con 10 de 15 en tiros), y siete jugadores por encima de la decena de puntos, con Collin Sextos (17) y un sorprendente ex de los Lakers venido a menos como Talent Horton-Tucker liderando la segunda unidad. Victoria en la lucha por el rebote (41 a 33), apabullante superioridad en el movimiento de balón (30 a 15) y una plantilla profunda a la que le faltaba Jarred Vanderbilt, pero que se divirtió ante la atenta mirada de un Danny Ainge que no sabemos si está muy contento (el equipo esperaba a tankear según muchas apuestas y va 9-3 y líder del Oeste) y de un Will Hardy que, desde el banquillo, seguro que lo está. Lógicamente.