Apocalipsis tras Doncic

Después de que Luka Doncic fuera traspasado por Dallas Mavericks mucha cosas han pasado. Como si el recorrido de un único mes hubiera supuesto un año. Para el caso de los texanos figuradamente sí es así. Porque todo lo acontecido les ha ido del revés. Como si el esloveno les hubiese echado un mal de ojo nada más salir de allí. El periodista Zach Lowe ha descrito lo ocurrido como “un apocalipsis en la NBA”. Y mientras en el pasado deja un rastro de destrucción, en el que la mala fortuna se ha unido a uno de los intercambios más sorprendentes de la historia, Doncic disfruta de su futuro en los Lakers. En Dallas piden la marcha de Harrison, el mánager general que le echó, y en Los Ángeles no puede haber entrado mejor a la estructura de LeBron, Redick y compañía.

El equipo que dirige Jason Kidd sólo ganó a los Hornets en un lapso de ocho compromisos. La racha en lo puramente deportivo, victorias y derrotas, puede marcar lo que ocurra de cara a lo que resta de curso. En el abismo de verse más allá del décimo puesto de la Conferencia Oeste, la última oportunidad.

Anthony Davis ha disputado un partido con la camiseta de los Mavs. Desde dentro y fuera de Dallas se implora que ése sea el único que el pívot dispute esta temporada. La razón es simple: no se ve que haya opciones reales de competir por una posición de privilegio en las eliminatorias si es que a ellas se accede. Shams Charania informó hace días de que los representantes de Davis están tratando de convencer a los técnicos de que así sea. Se agravaron sus molestias en la ingle, más tensionada que antes, y está ausente desde entonces. Le quedan tres años de contrato y conviene tenerle a gusto.

El otro jugador de referencia de la franquicia, Kyrie Irving, se rompió el ligamento cruzado anterior de la rodilla izquierda ante los Kings a inicios de marzo. No se le espera antes de nueve meses, los preceptivos para esta dolencia, en el mejor de los casos. Y ellos dos eran los pilares por los que apostaron.

El desempeño sobre la cancha se ha visto afectado. Además, por el momento, sólo es el principio. Con semanas de competición aún en disputa la caída se puede hacer más pronunciada. Una mácula de las grandes para los vigentes subcampeones de Liga en uno de los peores descensos jamás vistos.

Jason Kidd cuenta con otras bajas, las de Irving y Davis no son las únicas. Se continúa reevaluando el regreso de otros dos interiores, Daniel Gafford y Dereck Lively, lesionados antes de que Doncic quedara desheredado. En una cronología de sucesos cayeron también Hardy, tobillo, y Prosper, muñeca, siendo medianamente prolongadas sus ausencias. Incluso uno de los fichajes para paliarlas, el bahameño Kai Jones, ha atravesado problemas físicos. La maldición como si fuera una lista negra. Exum y Washington están tocados. Martin necesita coger ritmo competitivo. Un panorama desolador.

El conjunto texano se ha quedado, por si todo esto fuera poco, sin la posibilidad de moverse con fluidez en el mercado, porque el de traspasos está cerrado hasta junio. Lo único que puede pescar es a algún jugador que haya quedado libre, entendiéndose que su nivel estará bien lejos de la perfección.

Nico Harrison es el objeto de las burlas y la ira de los aficionados, que se han visto en un pozo cuando parecía que más brillaba el sol. La franquicia que hace catorce años conquistó su primer campeonato estaba en la senda correcta y se ha desviado con numerosos objetivos en la diana. Por ejemplo, Doncic fue baja en un par de franja este año y Grimes suplió con acierto esas desapariciones, pero este jugador que ahora de tanto serviría también fue traspasado, a los Sixers en su caso, y no pertenece ya a la disciplina de los Mavs. Por eso: todo lo que podía salir mal, salió mal.

Más vibraciones negativas: acusaciones de Cuban contra la franquicia por deslealtad, abonos en el American Airlines Center que se incrementan de precio, sigue en el aire esa teoría maligna que la NBA negó de que los Adelson buscan depreciar el valor para llevarse el equipo a Las Vegas con más facilidad, etc. El ambiente se ha vuelto irrespirable una temporada después de verse peleando por el primer escalón del podio, el que todos anhelan. Se ha derruido un muro con sólidas bases, el que de Luka Doncic, y conviene no obviar que la fortuna, ese ente sin dueño, ha esquivado a los Mavericks por todos los lados habidos y por haber.

Quedan decisiones trascendentales por tomar, sea en los despachos o sea en el banquillo, para transitar de la manera menos lesiva posible, que ya lo ha sido bastante, lo que resta de campaña. Porque eso de ganar a corto plazo, la explicación del traspaso con los Lakers que dio Harrison en incontables ocasiones, no vale de nada. Hay que construir un nuevo futuro. Dallas, a olvidar e ir adelante.

Dallas Mavericks, pensando en lo que viene

En esta organización la mirada es larga después de lo acontecido. Por eso el planteamiento con Davis. Tiene más sentido esperar a Irving. Es el dúo en el que se pensaba para ganar la NBA, fuera de eso la fantasía avanza con más rapidez que la realidad. Phoenix, todavía más necesitado que Dallas al tener que exprimir a su trío (antes de que traspasen a Durant), puede y debe cazarles. De ocurrir, a la siguiente intentona. ¿Y a partir de ahí?

Porque la franquicia se ha renovado en los despachos en los últimos tiempos, Nico Harrison es el mánager deportivo, Patrick Dumont ejerce como gobernador, Miriam Adelson es la máxima accionista y se fichó a Rick Welts como CEO para explotar al máximo la parte financiera como ya logró en Golden State, pero al fan habitual lo que le interesa es lo que se dispone en el 28x15.

Cuando expire esta temporada 2024/25, la de los impulsos y el apocalipsis, la gerencia va a tener que apostar fuerte en el mercado de agentes libres. El draft queda en segundo plano, ellos no gozan de control en sus picks de 2027, 2028, 2029 y 2030, que es otro drama. Contando con que Kyrie activará su opción de jugador por 43,9 millones, se pasa a otro escenario en el que Washington y Gafford serán expiring, con lo que implica una planificación en ese sentido. Volver a competir por el título no va a ser una tarea sencilla. Este equipo, además, tiene que justificar lo que hizo.

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