NBA | LAKERS 128 - PISTONS 121
Anthony Davis por fin asume el mando
Los Lakers pasaron la prueba sin LeBron James y con Anthony Davis. El equipo ya cuenta con Schröder y Bryant. Poco que halagar a Detroit.
El paso de los Pistons por el Crypto Arena de Los Ángeles llegó en el momento perfecto para los Lakers. Al menos de estos Pistons. Un día importante para los californianos con la llegada a la rotación del base Dennis Schröder y el pívot Thomas Bryant, que hasta el momento no habían podido debutar por lesión. Ahora el que falta es LeBron James, pero vale como prueba inicial. Sin esas piezas iba a ser imposible que este equipo luchara por un mísero objetivo y ahora, a falta de tener a ‘The King’ en las pistas y redondear la plantilla, se piensa diferente. Detroit era el rival más esperado porque, mal que les pese a sus aficionados, no están en disposición -porque no quieren, porque no pueden, por las dos o por algo más- de disputar hasta el final partidos complejos como éste. Siempre hay sorpresas, y más con equipos destensados de toda lucha por la clasificación, pero no la hubo aquí. L.A. celebró el triunfo por 128-121 del cuadro que dirige Ham y en el que la aparición del mejor Davis (38+16) también se considera digna de festejo.
Con la configuración de plantilla que tienen los Lakers están jugando este año con alineaciones ultracortas en centímetros, y con LeBron fuera de juego la cosa iba a ir a mayores. Funcionó contra unos Pistons que, por contra, no contaban con Cade Cunningham, su mejor hombre y también una referencia en el juego exterior. Walker, Beverley y Reaves, todos a la vez y con el soporte de Westbrook, Nunn y el regresado Schröder desde el banquillo, Brown como falso interior y poco margen de maniobra. Salió, para alegría de los locales, bastante decente el experimento. Lo bueno fue también ver a un Davis decisivo, no ése que anota cuando importa menos y sí ése que asume la responsabilidad cuando él que es el que está destinado a asumirla: 16 de sus 38 puntos fueron en el último cuarto.
“Estaría encantado de meter cero puntos y que ganáramos”, dijo Davis al final. Es la clase de frase poco creíble en términos deportivos pero que sirve en términos extradeportivos. Mi papel es el de líder y sabes que la estoy asumiendo sea cual sea mi resultado particular, lo que importa es ganar. Es una forma de hacer ver, por parte de Davis, que ve que ha llegado su momento. Un promedio de 24,3 puntos y 11,2 rebotes no puede ser estéril, ni en los Lakers ni en ningún equipo, para un jugador de su calibre y que en 2020 demostró que podía coger el testigo de LeBron perfectamente. ¿Lo terminará haciendo? Está abriendo el camino.
Por el desarrollo del partido se avecinaba otro final apretado, de esos en los que estos Lakers rara vez dan la talla sea cual sea el rival. Davis fue, efectivamente, clave. No hay que desdeñar la actuación de Walker (17) y su tirazo a pase de un Westbrook altamente efusivo, de Gabriel (15) y su partido sin fallos en el tiro o de Reaves, que aportó 11 de sus 16 puntos en la segunda parte.
Los últimos minutos sirvieron para sacar a la luz al Davis decisivo. Después de coger las riendas, los Lakers se encontraron con una antideportiva a favor de Diallo (13), un par de canastas de Bogdanovic (20) y una acción de rebote ofensivo que demostraba lo motivado que había salido Burks (23). Anthony pidió los balones y, ayudado por 18 aciertos en 21 opciones de tiro libre, sentenció.