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NBA | THUNDER 105 - 93 SPURS

Algo pasa con Wembanyama

Tercera derrota en cuatro partidos para los Spurs y cada vez peores sensaciones para el francés, que pierde su duelo individual ante Holmgren y deja síntomas de un frenazo inesperado y preocupante.

Algo pasa con Wembanyama
Alonzo AdamsUSA TODAY Sports via Reuters Con

Los bajones de determinados jugadores en su segunda temporada pueden ser entendibles, hasta habituales. Y todavía no sabemos si eso es lo que le está pasando a Victor Wembanyama. Pero, desde luego, el nivel del francés está dejando mucho que desear en este inicio de curso baloncestístico 2024-25. Tras los Juegos Olímpicos de París, en los que le vimos llorar ante su público tras la derrota en la final contra Estados Unidos, parecía que íbamos a ver a un jugador que este año lideraría a los Spurs a más victorias y se consolidaría dentro del panorama de la NBA. Al fin y al cabo, venía de lograr el Rookie del Año, de quedar segundo en las votaciones para Mejor Defensor y de liderar la competición norteamericana en tapones. Pero nada más lejos de la realidad: al pívot se le está atragantando un inicio duro y complejo. Al igual que a unos Spurs que son lo que son y que no han hecho nada en el mercado para dejar de serlo, más allá de esperar a que su estrella se convierta en un hombre por encima de lo terrenal capaz de liderar a una plantilla mediocre a cotas inalcanzables. Desde luego, no está pasando nada de eso.

Los Spurs cayeron ante los Thunder (105-93) en Oklahoma, en un duelo individual entre Chet Holmgre y Wembanyama que fue para el primero, que quedó precisamente segundo en las votaciones a Rookie del Año el curso pasado, aunque muy lejos de su némesis. Pero si el resultado no sorprende, el nivel del francés sí lo hace, y no precisamente para bien: se quedó en 6 puntos, 8 rebotes, 2 asistencias y 3 tapones, pero perdió 4 balones, apenas llegó a un 1 de 5 en tiros de campo y falló los tres triples que intentó, un común denominador cada vez más importante en el unicornio, que consiguió mejorar en la recta de la temporada pasada pero que ha vuelto a decaer (y de qué manera) en la presente. En total, 4 de 21 de forma combinada en los cuatro partidos disputados. Y 14 pérdidas. Dos datos demasiado incómodos para un jugador al que se ve fuera de sitio, alicaído, sin fuerzas para pelear el cuerpo a cuerpo e incómodo en las situaciones de juego que le toca jugar. Con demasiado tiempo en el exterior y poca incidencia, por balones recibidos y capacidad de posteo, en el interior.

Al descanso, los Thunder (que siguen jugando sin Jaylin Williams ni Isaiah Hartenstein) ya mandaban de forma plácida (59-44) y ya no perdieron una ventaja que terminaron controlando en todo momento. Ni siquiera necesitaron un partido especialmente brillante de sus estrellas: Shai Gilgeous-Alexander se fue a 18 puntos, 4 rebotes y 5 asistencias. Holmgren perdió 5 balones, pero hizo de todo (19+5+2+2+2), Luguentz Dort consiguió 20 tantos, 6 rechaces y 2 tapones y Ajay Mitchell logró 12 desde el banquillo. Los Thunder llegaron a mandar de 19, anotaron 29 puntos en transición y se dedicaron a esperar a que su rival fallara. Y vaya si lo hizo: los Spurs finalizaron con un 41,2% en tiros de campo, un 33,3% en triples, 22 asistencias por 22 pérdidas y mucha inestabilidad y falta de ritmo ante el poderoso físico de los jóvenes Thunder, que se hartaron a correr de un lado a otro, llegaban a todas las ayudas auspiciados por el lento y errático movimiento de balón de los Spurs y están, básicamente, muchos niveles por encima, tanto por talento como por capacidad atlética, de un rival que llegó para verlas venir y se fue con una mano delante y otra detrás.

Las cosas no funcionaron especialmente en el resto de apartados de los Spurs, abocados salvo sorpresa (y aunque este sea sólo el inicio) a una nueva temporada de transición a la espera de que Wembanyama de el salto definitivo, los refuerzos lleguen y Gregg Popovich siga cumpliendo años (76 el próximo mes de enero) y cobrando mucho dinero. Chris Paul, siempre seguro a pesar de estar ya alejado de los focos y los anillos, se fue a 15 puntos, 5 rebotes y 9 asistencias. Harrison Barnes, el otro veterano, campeón en 2015 con los Warriors y chico expiatorio de la derrota de 2016 después, se fue a 18. La buena noticia fue Malaki Branham, que en menos de 20 minutos consiguió 15 tantos con 6 de 11 en el lanzamiento y 3 de 4 en triples. Y poca cosa, ya se sabe, de un Wembanyama que hizo poco y lo que hizo, no lo hizo bien. Y que parece que tiene que dejarse de driblar y de suspensiones cuando es más efectivo cerca de la canasta. Eso, en caso de que los Spurs quieran ganar partidos. Algo que depende de un Gregg Popovich que lleva mucho tiempo ahí sin que nadie sepa por qué y sigue haciendo cosas que nadie entiende mientras deja cada vez más lejos su extraordinario legado. Uno que, por muy grande que sea, no merece este final.

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