A.J. Griffin estaba al final del camino
Un partido con prórroga entre Hawks y Raptors acabó decidido por una jugada aparentemente sencilla en la que Griffin anotó sobre la bocina.
¿Quién iba a predecir un final así? Va contra el espíritu del desarrollo de un partido de esas características. Se supone que los desenlaces en los encuentros en los que se fuerza una prórroga, o dos o tres, debe mantener el nivel de tensión hasta que se toca la última bocina si los dos equipos continúan igualados. Lo que se ve pocas veces es lo ocurrido este sábado noche en el State Farm Arena. Con empate a 122, una salida de presión con dos pases en la que Trae Young acaba encontrando a A.J. Griffin, en solitario en el otro aro, para darle la victoria a los Hawks con un alley-oop ante la mala gestión de la defensa por parte de los Raptors. Y ellos, con 124 en su marcador, salían triunfantes. No se pusieron nerviosos, hubo demasiada tranquilidad en una acción que no sólo era la definitiva sino que terminó justo a tiempo antes de que se acabara el ídem. Una triangulación trenzada desde el saque de fondo que fue para poner en las escuelas, como se suele decir. Así terminó un buen duelo de la Conferencia Este, dos franquicias punteras que aún buscan su mejor estado de forma y en la que este triunfo hace que Atlanta -10- adelante a Toronto -9- en la fila de verdes.
La noche había empezado con sorpresa en el bando canadiense. Las bajas que soporta el equipo habían abierto la puerta a Juancho Hernangómez para que disputara más minutos y, en esta ocasión, Nurse le dio la oportunidad de ser uno de los aleros titulares. Uno porque la plantilla tiene tantos que juegan con tres o, como aquí, cuatro a la vez. Acompañó a Young, Barnes, Anunoby y al base Fred VanVleet. El español estrenó esa categoría como titular con 10 puntos y 9 rebotes, rozando el doble-doble, en más de media hora de juego, aunque la pena es que erró los tres triples que intentó. Un buen test en el rol que se le presumía en los Raptors y que ha tardado en llegarle.
Para el conjunto visitante todo iba bien rodado en la primera parte. Ni el 16-10 ni el 27-20 supusieron una alteración en la idea a plantear sobre la pista. Al descanso, +7. Remontable, claro, y más por los Hawks, con ese flujo ofensivo que te arrasa si te atrapa. Y los Raptors comenzaron a no sentirse tan cómodos y la realidad se les puso delante. En los cuatro primeros minutos de la segunda mitad el marcador había dado la vuelta. Los visitantes aguantaron un poco más con su mejor cara en ataque y, después, sufrieron. A 2:36 para acabar se pusieron con un +8 tras la canasta y falta provocada por O.G. Anunoby (27 puntos), pero entre Hunter y Young -un triple y dos libres cada uno de forma respectiva- se cargaron esa ventaja. Y apareció de nuevo el mejor hombre de Nurse, Scottie Barnes (28+11+9), para deja uno de los detalles curiosos: el jugador había anotado sobre la bocina al final del primer y segundo cuarto, pero tuvo dos opciones para repetir en el último acto -el importante- y darle la victoria a los suyos y allí sí falló, bajo el aro, condenando a este enfrentamiento a un tiempo extra de cinco minutos.
Se había pasado la ventaja de Toronto a Atlanta. Los locales tenían la sartén por el mango en la prórroga. Una bandeja de Young, Trae, anulaba la anterior de Young, Thaddeus. Anunoby colocó un mate y dos tiros libres donde quería y ahí sí se llegó a la resolución. Los Hawks habían errado en la acción anterior y permitido que los Raptors se acercaran tanto, pero se guardaron la mejor estrategia para el final. Allí estaba Griffin, al final del camino, para meter su punto número 17 de la noche y probar dos cosas: que se puede ganar un partido apretado con la cabeza bien fría y que lleva tres semanas en las que se ha convertido en un jugador muy valioso para McMillan y su rotación.
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