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BALONCESTO | PRIMERA FEB

Movistar Estudiantes y sus pecados en Burgos

Los colegiales sufrieron ante el Tizona la primera derrota de la temporada. Granger y Sola fueron lo mejor en un equipo que repite problemas.

Rodrigo Seona, del Tizona Burgos, trata de superar a Devin Schmidt, del Movistar Estudiantes.
Juanjo Temino - "Fotik" j

El Movistar Estudiantes sufrió este viernes en el Plantío de Burgos su primera derrota de la temporada frente al Tizona. El balance, si se juntan Primera FEB y Copa España, es de 5-1. Fue una derrota por la mínima, por solo tres puntos, 94-91, que Jayson Granger estuvo cerca de evitar: el lanzamiento sin tiempo desde su campo lo escupió el aro cuando estaba dentro.

La prórroga y la posible victoria no habrían tapado los males que agitaron los ramireños sobre una cancha en la que todavía no han ganado en su historia: dos partidos, dos derrotas. El Estu puso sobre la mesa una serie de problemas que se observan desde el principio del curso, Copa España incluida.

Malas primeras partes

Por un lado, la salida de tacos de los colegiales en los partidos es lenta. Bastante difícil de tragar. Sobre todo, en el plano defensivo. Atrás es dramático su funcionamiento hasta el descanso. Fríos y sin automatismos, con las rotaciones más de problema que de solución, los estudiantiles recibieron en Burgos 49 puntos en los dos primeros cuartos. Proyección de 100 al final del duelo. Se fueron 9 abajo a vestuarios.

Una salida de carril que se solucionó con un tercer cuarto espectacular, parcial de 15-26, algo insólito en un club que había hecho de sus vueltas de vestuarios su periodo maldito por excelencia. Era materia de estudio obligatoria en el Ramiro y las bromas y chistes sobre el asunto eran un clásico entre los aficionados azules.

No es la primera vez que este problema y esta solución se han visto esta temporada. Frente al Fuenlabrada, en Copa España, el marcador era de 29-46 al descanso. En el tercer cuarto, parcial reparador de 39-16. Y contra el Monbus Obradoiro, en el estreno liguero, se llegó al final del primer tiempo con +8 para los gallegos, 31-39 tras recibir 21 tantos en el segundo cuarto. En el tercero, 28-16 para los colegiales.

Sin imponer ritmo

Un patrón que de tanto ir a la fuente se podía romper. Y fuera de casa aún más. Así fue en Burgos, donde los de Pedro Rivero fueron como pollos sin cabeza durante gran parte del duelo. El segoviano, desde el banquillo, estuvo desacertado en algunos cambios, en mantener minutos de más a jugadores como Alonso y Schmidt cuando se les veía perdidos (la unión de Granger-Díaz es un haber en su balance). Nervios por estar detrás en el marcador, por remontar y verse de nuevo abajo, que provocaron contraataques mal elaborados dentro de un partido de correcalles, como le gusta a su rival. Solo en el tercer periodo, los madrileños impusieron su estilo y su ritmo de juego.

El Tizona, además, aprovechó esas segundas opciones que le permitía el Estudiantes en el rebote ofensivo. Las capturas, en general, fueron locales por una diferencia de 9 rebotes (36 a 27). Los pequeños fallos colegiales, los de Francis Alonso con su antideportiva y su error en la defensa en el triple posterior a los tiros libres; la obcecación de Devin Schmidt en momentos claves del enfrentamiento y la pelea constante de Juan Rubio con los árbitros, inclinaron poco a poco la balanza para los castellanos.

Granger y Sola

Defensa desconectada de comienzo, rebotes y errores forzados y no forzados. Tres ingredientes que harían descarrilar un tren, pero hay cosas buenas, positivas a las que agarrarse, a pesar de perder un duelo que el Estu no debería haber perdido ante un rival cuantitativa y cualitativamente inferior y que se presentaba con la baja importante de Jones, su máximo anotador. Y por la propia potencia de su plantilla, que tiene una capacidad infinita para agarrarse a los partidos. Hay fe y calidad. Y hay Jayson Granger, el héroe de los terceros cuartos.

El base uruguayo es el señor del cortijo, un jugador completamente diferencial en la categoría (sino el mejor de la Primera FEB), que permite al Estu dormir y luego sacar adelante los duelos, sobre todo, con su voracidad en el tercer cuarto. El problema en Burgos es que tuvo que llevar la carga todo el duelo y no solo en los instantes calientes. Demasiado peso para un jugador que estuvo lesionado en pretemporada y que es el alma de un equipo que cambia la cara cuando también salta a la cancha Adams Sola.

El capitán es una navaja suiza que solo hace cosas bien, rebotea en ataque, es un soldado defensivo, ha ganado en la penetración y en el conocimiento del juego. Un suma y sigue de virtudes que junto al poderío de Granger no evitaron el colapso en el Plantío. La próxima semana, Zunder Palencia, rival gigante contra el que los errores se pagan aún más caros.

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