Hacia la canasta de cuatro puntos
El triple se incorporó en la NBA en 1979 y en el baloncesto FIBA en 1984, pero al principio no todos lo vieron con buenos ojos. Algo que ocurre ahora con la línea de cuatro puntos. El debate continúa.
El tiro de cuatro puntos se ha convertido en una de las opciones para revolucionar el baloncesto. Aunque esa canasta con un valor extra ya se ha utilizado en algunos experimentos (la liga de 3x3 Big3 y el All Star de la WNBA cuentan con unos círculos en la pista situados a más de 8,5 metros y cuyos aciertos suman cuatro puntos), el baloncesto filipino es el único que se ha atrevido, por el momento, de manera oficial. En agosto de este año, Chris Banchero, de los Meralco Bolts, fue el primer en anotar un lanzamiento desde más allá de 8,22 metros, que sumó cuatro puntos para su equipo. El primer ‘cuádruple’ de la historia fue en la Copa de Filipinas.
Entre los jugadores hay debate. “Podría beneficiarme que hubiera una línea de cuatro puntos, porque probablemente he lanzado muchos tiros desde esa distancia”, dice Stephen Curry, uno de los jugadores que, sin duda, sería un especialista desde esta distancia, aunque el base de los Warriors considera que lo que a él le beneficiaría, perjudicaría al juego. “Siento que cambiaría demasiado la geometría del juego y animaría a muchos, que no saben qué hacer, a lanzar desde esa distancia”.
En cambio, otros creen que la NBA debería atreverse a incorporarlo. “Les gusta probar cosas, evolucionar... Podrían probarlo un año para ver cómo funciona. Incluso podrían hacerlo en la G-League y a ver qué pasa”, comenta Patrick Beverley, ex de Clippers y Rockets, entre otros, ahora en el Hapoel Tel Aviv. “Sumarías más puntos, pero los porcentajes serían terribles. La gente que juega en la NBA es inteligente y no van a abusar de esos tiros”.
Crear una nueva línea de cuatro puntos conlleva un gran problema y es el de las dimensiones de la cancha. Aunque la solución es que esa nueva línea de cuádruple solo sea frontal y se superponga con la de triple en los laterales. Los Rockets y los Sixers, entre otros, ya la incorporaron en sus canchas de entrenamiento. Las dimensiones de la cancha es uno de los grandes debates que hay en el mundo del baloncesto FIBA desde que la Federación Internacional decidiera alejar la línea de tres puntos del 6,25 al 6,75. Un cambio que se aprobó en 2008 y que entró en vigor en 2010, aunque en la LEB Oro, por ejemplo, se probó una temporada antes. “Es más una diferencia mental que física. Navarro, por ejemplo, está acostumbrado a lanzar desde siete metros”, comentaba antes de su implantación Lucio Angulo, en ese 2009 en el Cáceres.
Tras casi década y media, sigue siendo bastante frecuente ver cómo un jugador pisa la línea lateral al lanzar de tres desde la esquina, porque solo tienen 90 centímetros de espacio. La ACB probó en 2018, en el Circuito Movistar de Guadalajara, una pista ensanchada 50 centímetros en cada lateral (en total, 16 metros en vez de 15). Presentó el informe en la reunión de la Unión de Ligas Europeas de Baloncesto (ULEB) y se lo remitió a FIBA, siempre reacia a cambios de este tipo por el coste de adaptar las pistas a la nueva normativa.
Pero el baloncesto clama desde hace años por estos cambios. “Es fundamental ensanchar la cancha para mejorar el baloncesto del futuro, porque la pista se le ha quedado pequeña a los jugadores”, comentó Ettore Messina, entrenador del Armani Milán, hace un par de años. “Es necesario con los niveles de físico que hay y para que sea más vistoso”, añadía Álex Mumbrú, por entonces entrenador del Valencia Basket, y ahora seleccionador alemán.
El triple, más de dos décadas en llegar al baloncesto
Al triple, santo y seña en el baloncesto actual, le costó ser aceptado. En 1961, la Liga americana de baloncesto (previa a la ABA), incorporó el lanzamiento de tres puntos. Duró solo una temporada y media antes que el nuevo triple y esta competición desaparecieran. Tuvieron que pasar casi dos décadas para que se consolidara. En 1976, la NBA y la ABA se fusionan, aunque el triple no llegó hasta 1979: el primero fue obra de Chris Ford (Boston Celtics) en octubre de 1979. George Mikan, primer comisionado de la NBA, era partidario de introducir este lanzamiento con ‘premio’. “Lo llamábamos el ‘home-run”, comentaba después el mandatario.
Un éxito en la NBA, pero que la FIBA tardó todavía un lustro en incorporar. Esta gran novedad, que modificó el juego y abrió el espacio al existir una amenaza en el exterior, no fue vista con buenos ojos por todos. Por ejemplo, en Italia creían que la decisión que había adoptado la FIBA, cuyo secretario general era el serbio Boris Stankovic, favorecía a los equipos soviéticos y yugoslavos, con grandes tiradores, con lo que peligraba su dominio en el Viejo Continente (el Cantú y la Virtus Roma se habían repartido las últimas tres Copas de Europa).
A España llegó con la ACB (1984-85) y Vicente Gil (Estudiantes) fue el primero en anotar desde 6,25, aunque al principio se consideraba más una herramienta para remontar partidos que una jugada en sí misma. El primero que vio potencial en el lanzamiento lejano fue Aíto García Reneses, que consideró que era una estrategia excelente para abrir las defensas. En la primera temporada con triples se lanzaron 2.239 y anotaron 859 (38,4%) y dos años después estas cifras se habían casi triplicado (2.100/5.664, un 37,1%).
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