Ediciones
Resultados
Síguenos en
Hola

NCAA

El sindicato que puede cambiar el deporte universitario

El equipo de baloncesto de Dartmouth vota a favor de fundar un sindicato para que les reconozcan como trabajadores de la universidad y no solo como estudiantes.

Jugadores del equipo de baloncesto de la Universidad de Dartmouth celebran una canasta.

El ya eterno debate sobre la profesionalidad o amateurismo de los deportistas universitarios en Estados Unidos puede haber vivido un momento clave. En la Universidad de Dartmouth, una de las ocho pertenecientes a la prestigiosa Ivy League (donde están Harvard, Yale, Princeton o Columbia, entre otras), su equipo de baloncesto masculino ha realizado una votación para formar un sindicato de trabajadores. El resultado ha sido de 13 votos a favor y 2 en contra. “Hoy es un gran día para nuestro equipo. Nos mantuvimos unidos toda la temporada y ganamos esta elección. Es evidente que nosotros, como estudiantes, también podemos ser trabajadores universitarios y miembros sindicales. Dartmouth parece estar estancada en el pasado, es hora de que termine la era del amateurismo. Hacemos un llamado a la Junta Directiva de Dartmouth y a la presidenta Beilock para que vivan la verdad de sus propias palabras y cultiven ‘espacios valientes’ en los que ‘cambiar de opinión basándose en nuevas evidencias es algo bueno’. Trabajemos juntos para crear un negocio menos explotador hacia los deportes universitarios. Durante los próximos meses continuaremos hablando con otros atletas en Dartmouth y en toda la Ivy League sobre la formación de sindicatos y el trabajo conjunto para defender los derechos y el bienestar de los atletas”, han declarado los jugadores Cade Haskins y Romeo Myrthil.

Tanto la Universidad como la NCAA no parecen nada entusiasmadas con el paso que han dado los jugadores. En un comunicado oficial de Dartmouth su versión es que “los estudiantes del equipo de baloncesto masculino no son empleados de ninguna manera”. Y añaden: “Para los estudiantes de la Ivy League que son atletas universitarios, lo académico es de primordial importancia y la actividad atlética es parte de la experiencia educativa. Clasificar a estos estudiantes como empleados simplemente porque juegan al baloncesto no tiene precedentes y es inexacto. Por lo tanto, no creemos que la sindicalización sea apropiada”. En cuanto a la NCAA, explican que están “realizando cambios para brindar más beneficios a los estudiantes que son atletas, incluida atención médica garantizada y becas garantizadas”, pero aseguran que tanto ellos como los líderes de los atletas estudiantiles de las tres divisiones coinciden en que “los atletas universitarios no deben verse obligados a aceptar un modelo de empleo”.

El pasado 15 de septiembre los jugadores del equipo de Dartmouth solicitaron a la Junta Nacional de Relaciones Laborales formar un sindicato y ha sido bajo la supervisión de este organismo como se ha elaborado el proceso y se ha llevado a cabo la votación. A pesar de la protesta de la Universidad, en febrero la directora regional de la Junta, Laura Sacks, confirmó que los jugadores eran empleados y que podían seguir adelante con sus planes. Sacks explicaba que los atletas producían un beneficio económico a Dartmouth con su actividad deportiva, que la Universidad tenía un control significativo sobre esta actividad y que los jugadores recibían como compensación alojamiento, entradas y otras cosas.

Precedente público

No es la primera vez que en el deporte universitario estadounidense pasa algo así. Ya intentaron sindicarse en 2014 los jugadores del equipo de fútbol americano de la Universidad de Northwestern y la Junta Nacional de Relaciones Laborales también falló a su favor en un principio, pero después se echó atrás cuando el asunto se elevó del ámbito regional al nacional. Y es que las decisiones de esta Junta solo pueden aplicarse al sector privado, y la Northwestern participaba en la Conferencia Big Ten, repleta de universidades públicas. Fue entonces cuando se pensaron que un fallo a nivel nacional no promovería la estabilidad en las relaciones laborales, debido a la diversidad de leyes a nivel estatal. La diferencia en esta ocasión es que Dartmouth es una universidad privada que sólo compite con otras universidades privadas.

Deportivamente no es nada especial, aunque académicamente sí lo sea (como todas las de la Ivy League). Pero el hecho de que sea privada puede hacer que esta vez sí llegue a buen puerto la reivindicación de los jugadores de ser tratados como cualquier otro trabajador de la Universidad. La votación del equipo de baloncesto masculino de Dartmouth es el primer esfuerzo sindical desde que la asesora general de la Junta Nacional de Relaciones Laborales, Jennifer Abruzzo, publicó un memorando en septiembre de 2021 actualizando la postura de la Junta de que los jugadores de las instituciones académicas son empleados, invitando a que se presentaran casos adicionales. La votación favorable y el posible futuro sindicato de Dartmouth pueden suponer un antes y un después en el deporte universitario estadounidense, que se llena los bolsillos con el dinero de un negocio que mueve millones de dólares mientras su protagonistas, los deportistas, prácticamente no pueden probar ni un mínimo trozo del pastel.

Normas