El grito de los posmilenials
Parra (2000), Pradilla (2001) y Garuba (2002) anuncian la llegada a la Selección de una nueva generación en la que también se espera a Aldama.
A Sergio Scariolo no le tembló el pulso para mantener juntos en la cancha a Joel Parra, Jaime Pradilla y Usman Garuba en el momento más caliente del partido más importante de la primera fase, Turquía. Como están pasando tantas cosas nuevas en la Selección durante este Eurobasket, el detalle pudo pasar por alto: los tres jugadores que formaron durante un buen rato el frontcourt de la Selección de baloncesto son posmilenials. “Estoy orgulloso de ellos”, dijo el técnico italiano al final del partido. Una vez más, pues, y con las luces largas puestas, el baloncesto español empieza a asegurar el relevo. Mientras todavía espera a Ricky Rubio (31) para liderar en el Mundial de 2023 y los Juegos de 2024, ya tiene jugadores con diez años menos aprendiendo el oficio para cuando sea necesario. A Parra (2000), Pradilla (2001) o Garuba (2002) se les unirá pronto Santi Aldama (2001), que renunció este año por recomendación de su equipo, Memphis Grizzlies. Y por detrás asoman Juan Núñez (2004), que ha sido MVP del Europeo Sub-20; por no hablar de la generación subcampeona del mundo Sub-17 con Aday Mara (2005), un siete pies nacido en Zaragoza que puede ser la bomba del futuro, Izán Almansa, Langarica, Hugo González…
Pero volvamos a esos posmilenials. “La primera vez que lo vi en las Ventanas, le dije a Jaime: tiene pinta de que vas a quedarte aquí mucho tiempo. Se está ganando un rol importante”. A Pradilla, jugador del Valencia Basket, primer heredero en un torneo oficial del número 4 de Pau Gasol, no le está pesando la camiseta. Tal vez ni lo haya pensado. Por momentos, y por sus movimientos, Pradilla recuerda a los jugadores de vieja escuela, siempre tomando la decisión correcta. Pero Pradilla también tiene su lado salvaje cuando corre las transiciones. Y detrás se esa apariencia de jugador tranquilo, es un competidor tremendo. “Tiene ambición, tiene ganas y disfruta en la pista. Así es desde que lo conozco en Valencia”, reflexiona Xabi López-Arostegui. Pradilla ha sido una de las grandes sensaciones de la primera fase. Su defensa a su capitán en el Valencia, Dubljevic, fue de manual.
Joel Parra es una debilidad de Sergio Scariolo, que se lo llevó al Eurobasket incluso sin que el catalán jugase una gran preparación. Seguramente haya estado tentado de pagar esa cláusula de un millón de euros que tiene con la Penya para llevárselo a Bolonia... A sus 22 años, Parra está en un momento importantísimo de su carrera. Ya es un jugador de nivel, pero puede subir el último escalón para ser una figura. Durante su carrera, ha ido transformándose. Primero, cambió de mano en el lanzamiento a propuesta de los directores técnicos del Joventut, Jordi Martí y David Jimeno. Era zurdo, pero tiraba con la derecha. En la Penya pensaron que el alero sería más efectivo lanzando con su mano buena. Y resultó. Eso le permitía, además, parecerse más a uno de sus ídolos de infancia, Pete Mickeal. Parra también cambió sus hábitos de comida con ayuda del dietista del Joventut y el preparador físico, Dani Moreno. “Cada entrenamiento, incluso cada día de descanso, cuenta en un jugador”, recuerda Scariolo, que confía en que Parra se exprima y exija físicamente, en que cuide y cultive su físico y su talento porque ahí hay un gran jugador de baloncesto, que sabe ser intenso en defensa, correr transiciones, lanzar abierto y aprovechar superioridades con su 2,02 en el poste cuando juega contra aleros más pequeños.
Con el benjamín de la Selección, Garuba, todo eran incertidumbres a principio del campeonato. Una lesión en el tobillo izquierdo puso en riesgo su participación en el Eurobasket. Desde luego, al menos, una preparación en condiciones. En los amistosos contra Lituania, e incluso ya en los partidos de Ventanas, el último ante Países Bajos en Almere, se vio a un jugador lejos de su mejor condición. Además, el de Azuqueca venía con la rémora de un primer año complicado en una NBA en la que sólo jugó 24 partidos con los Rockets. Sin embargo, Garuba es el jugador que más ha progresado de la Selección en la primera fase. Su aportación en defensa le convirtió en el elegido de Scariolo para jugar los últimos minutos contra Bélgica. Contra Turquía tuvo un papel relevante ante Alperen Sengun, compañero con más protagonismo en los Rockets que se fue a más de cinco minutos del final por cinco faltas. Garuba dio el nivel. Sus buenas sensaciones en defensa le han permitido crecer ofensivamente y convertirse muy pronto en uno de los jugadores clave de la Selección, llamado además a jugar un papel decisivo contra Lituania, donde tendrá que fajarse con Domas Sabonis y Jonas Valanciunas. Un rol relevante espera a Garuba en los próximos años de la Selección. Debutante en un gran torneo en los Juegos de Tokio, su imagen al final del partido de cuartos de final contra Estados Unidos, en pista mientras los Gasol veían los últimos minutos en el banquillo, anunció un tiempo nuevo que está llegando.
No es momento aún para que Parra, Pradilla o Garuba tomen el mando. Hay un capitán, Rudy, que sueña con estar en los Juegos de París; y un líder, Ricky, sobre el que debe cimentarse la Selección hasta, al menos, 2024. Todavía faltan los últimos coletazos de Llull y ahora debe ser el momento de los Hernangómez. Pero la voz de los posmilenials empieza a escucharse.