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EUROLIGA | OLYMPIACOS 78 - MADRID 79

Edy Tavares, el MVP de la Undécima

El pívot cierra una Final Four magistral con un merecido MVP. Dominó los tableros, dio espacios a sus compañeros y fue el epicentro del ataque y la defensa del Real Madrid.

KaunasActualizado a
El pívot cierra una Final Four magistral con un merecido MVP. Dominó los tableros, dio espacios a sus compañeros y fue el epicentro del ataque y la defensa del Real Madrid.
TOMS KALNINSEFE

Edy Tavares es el MVP de la Final Four. El pívot ha cuajado una actuación excepcional en los dos partidos de Kaunas, ante Barcelona y Olympiacos, y se ha llevado un merecido trofeo que le acredita como el jugador más valioso de la Undécima. Es un nuevo triunfo para los blancos, que reescriben la historia, remontan un 0-2 al Partizán en cuartos (nadie lo había hecho nunca) y se ha impuesto al segundo y primer clasificado de la Euroliga para hacerse con un nuevo entorchado. Es el éxito de Chus Mateo, que se reivindica. También de Sergio Rodríguez, que ha acabado la temporada de una forma excepcional. De Sergio Llull, que anota un tiro para la posteridad. De Rudy Fernández, que sigue sumando a los 37 años. Pero, ante todo, es el éxito de Edy Tavares, que se reivindica como uno de los mejores jugadores del Viejo Continente y se lleva a casa una copa que le certifica como lo que es: todo un MVP.

El caboverdiano finalizó la final con 13 puntos, 10 rebotes, 2 asistencias y 20 de valoración. Se fue a 5 de 9 en tiros de campo y 3 de 4 en tiros libres. Y todo después de dominar al Barça en semifinales: 20 tantos, 15 rechaces, 39 de valoración y un +17 con él en pista. Ni Sertac Sanli ni Moustapha Fall han conseguido frenar al pívot, que ha sido un peligro constante en una zona en la que se siente como en casa, ha atrapado rebotes o los ha permitido para sus compañeros, ha asegurado la protección del aro y ha permitido, con bloqueos constantes, espacios para que el resto de jugadores blancos anoten canastas fáciles. Una pantalla suya habilitó el espacio suficiente para que Sergio Llull pudiera realizar la suspensión que le ha dado al Madrid la Undécima. Una canasta que ya forma parte de la historia.

Tavares (31 años, 220 cm) ha dado un paso de gigante esta temporada. Ha sido fundamental en sus partidos y se ha multiplicado en la Final Four, a la que no ha llegado Vincent Poirier, su relevo natural. Disputó 33 minutos ante el Barça y casi 35 en la final. Su sola presencia ha impedido que los jugadores del Olympiacos se atrevieran a entrar en la zona y que se vieran obligados a lanzar lanzamientos complicados desde posiciones menos ventajosas. A pesar de la lesión de Poirier y también la de Gabriel Deck, el Real Madrid ha conseguido superar a sus rivales. Con eso, el empuje de la vieja guardia (Rudy, Chacho, Llull) y mucha fe, han logrado la conquista más improbable de todas, la de una Euroliga que hace unas semanas parecía imposible, impensable. Un triunfo, el de la Undécima, que encumbra a un equipo de ensueño. Una revolución redondeada con un lanzamiento extraordinario. Y con un Edy Tavares imperial, claro.

Las palabras del héroe

Tavares ha hablado tras recibir el MVP: “Mi enhorabuena a Chus Mateo, que ha sufrido más que el resto para que pudiéramos lograr todo lo que hemos conseguido. Estamos aquí por él, porque ha creído en nosotros y ha tenido mucha confianza en nosotros, también el club. Muchos tenían que pedirles disculpas, porque ha habido muchas críticas. Él es el jefe, cuando se habla del Madrid, hay que hablar de él. Se lo merece más que nadie porque es una de las mejores personas que he conocido y ha sabido gestionarlo todo. Lo que cambió es que Chus nunca se ha rendido, por eso remontamos el 0-2. Fuimos paso a paso, creímos en nosotros mismos. Dentro del club sabíamos que podíamos hacerlo, creímos. La jugada de Llull la he visto como la he visto mil veces, sé que el hombre que tiene que tener la pelota es él, pase lo que pase sabía que iba a tomar la mejor decisión. Para mí es el mejor jugador del último segundo, y yo estaba ahí solo por si cogía el rebote. El entrenador se preocupa mucho por nosotros, siempre nos impulsa para ser mejores. Había que mantener la cabeza alta si había un error, la confianza que nos transmite es increíble. Los fisios y el personal médico me han ayudado mucho. Cuando tuve la lesión siempre me mantuve positivo, tenía dolor y pensaba que se podía haber acabado la temporada hasta que me hicieron las pruebas. Chus Mateo me da la confianza en ataque, porque creo que no soy tan bueno en ataque, pero él me la da. Las lesiones ocurren, pero tienes que hacer lo posible por volver y ayudar a tu equipo a ganar. Para mí, significa mucho ser el MVP en una Final Four, siempre pienso que defiendo a un cuatro en vez de a un cinco, porque pocos equipos juegan contra mí con hombres grandes, sino que lo hacen con jugadores que se abren para lanzar de fuera. Al final, me ha ido bien enfrentarme a Fall, a un jugador como yo, y no tener que salir a la línea de tres”.