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SURNE BILBAO BASKET

El sueño de Álex Reyes de ir por fin a la selección española

“Siempre tienes esa esperanza y más, tras un buen partido. Te vas a la cama animado. Me fastidia”, confiesa el alero. Responde con un “sí” rotundo sobre la posibilidad de seguir en Bilbao.

Actualizado a
El sueño de Álex Reyes de ir por fin a la selección española
EFE

Alex Reyes no llegó a hacer el sábado ante la Granada el mejor partido en cuanto a números con la camiseta del Bilbao Basket. Se fue a 17 puntos y 20 de valoración, incluyendo un matazo que recordará durante mucho tiempo. Una actuación que levantó al personal de sus asientos y condujo a que sus compañeros le empujaran y estrujaran en la celebración final. “Este vestuario es una piña, se nota, todos vamos a una”, se sincera. Su récord anotador son los 21 puntos ante el Estudiantes en la temporada 2020-21 en Miribilla y ese mismo número en valoración ante Unicaja en el Carpena. “Creo que ante el Granada hice mi mejor partido con esta camiseta, porque esos otros dos no se ganaron”, puntualiza en Radio Bilbao.

El alero de Bilbao Basket, de 29 años, hijo de un histórico como Miguel Ángel, se lo ha tenido que currar hasta ser un jugador con etiqueta ACB. Ya suma 88 partidos en la élite, dos en Valladolid en la temporada 2010-11, casi en la prehistoria, y el resto estas tres últimas campañas en la ACB. Llegó a Bilbao a suplir a Sergio Rodríguez, actualmente en el Tenerife.

Es un gran conversador, un tipo educado, muy integrado en Bilbao y los alrededores, y un peso pesado en el vestuario. Nunca le falta una sonrisa en su rostro. Y tras esa enorme actuación ante el Granada soñaba con más fuerza que nunca que estaría en la convocatoria de la Selección para los dos últimos partidos clasificatorios para el Mundial 2023, ante Islandia en Reikiavik (jueves 23, 20:45 horas) e Italia en Cáceres (domingo 26, 18:00 horas), aunque el combinado nacional se encuentra ya clasificado. Estaba en la prelista junto con sus compañeros Ignacio Rosa y Francis Alonso, pero finalmente sólo acudirá este último. “Siempre tienes esa esperanza, y más, tras un buen partido. Te vas a la cama animado. Piensas que después de esto tienes más posibilidades. Bueno, a mí por supuesto me fastidia. El hecho de estar en esa lista y luego quedarte fuera de ella es un poco frustrante, pero también eso me da ganas de seguir trabajando por este camino”, apunta tajante. Scariolo ha preferido llevar a Caicedo (Granada) en la posición de alero.

Reyes es uno de los que tienen contrato en Bilbao para un curso más. Casi todo el perímetro está atado. Hakanson, con cláusula de salida asequible para los grandes ‘tiburones’, Radicevic, Goudelock, Francis Alonso y Rabaseda. Ponsarnau también. Álex no titubea a la hora de responder con un “sí” rotundo cuando se le pregunta si se quedará en Bilbao y cumplirá lo firmado. “Sin dudarlo. Tengo un año más de contrato, pero por supuesto. Considero que es un buen sitio donde jugar y seguir creciendo”, argumenta el alero cacereño.

Sus ídolos han sido Calderón y San Emeterio. Lleva el 8 por el extremeño y el cántabro es su referente por su juego como alero. Los otros espejos son Pau Gasol y Rafa Nadal. Suele ir con Hakanson a jugar al golf. Ahora son días de vino y rosas, pero ha pasado una etapa en la que se desesperaba por la falta de acierto en el tiro, “y me tocaba intentar aportar en otras facetas hasta que regresaran los buenos porcentajes”. Al alero extremeño se le suele ver muy a menudo protestando decisiones de los colegiados. “Sí, es cierto. Lo sé, los sé. Hablo mucho con los árbitros y es algo que tengo que corregir. En ocasiones acabo quemadísimo. Es una batalla que tengo perdida con mi padre. Es el primero que me dice ‘no hables con ellos’. La mayoría de las veces no son quejas, les pido explicaciones de por qué han pitado una falta o cosas similares, pero siempre intento que sea en un tono educado, con respeto mutuo. De todas formas, tengo que modificar algo ese aspecto”, admite.

El vestuario se quedó tocado tras la derrota en Girona que les dejaba casi sin opciones de ir a la Copa que arranca mañana en Badalona. “Fue un palo. Teníamos mucha ilusión. Es un partido para aprender mucho de él, pero más por la forma en la que perdimos que por quedarnos fuera. El encuentro de Girona lo puedes perder, pero no de la manera que lo hicimos. Una lección importante. Todos salimos concienciados de qué es lo que no debemos hacer, aunque luego hayamos tardado algunos partidos en ponerlo en práctica”, concluye el jugador de Surne, quien está encantado de trabajar junto a Ponsarnau, “solo le he oído tres broncas, el resto es intentar corregir desde el convencimiento al jugador”. Con la permanencia virtual en el bolsillo, el equipo sueña con avanzar en el Last-16 de la Champions. Y recibe con los brazos abiertos a Goudelock y Rigo, lesionados de larga duración. El norteamericano vuelve de su país este fin de semana tras la rehabilitación y ha levantado enorme expectación, aunque no se le espera hasta finales de marzo.

Reyes es un notario cualificado para hablar sobre la enorme diferencia física que existe entre la LEB y la ACB: “Creo que ese bache de ponerme al nivel físico de la Liga ya lo he superado. Los primeros meses, a pesar de trabajar todo el verano, fueron muy duros. Le decía al preparador físico que no llegaba, lo hacía tarde. Hasta el año pasado no creo que haya llegado a la par física que el resto de jugadores. Con las piernas de LEB no te haces al contacto de esta Liga y su exigencia física”. El jugador extremeño es graduado en Psicología y ha empezado el grado de Magisterio en Educación Primaria. Álex es hijo de todo un clásico del baloncesto como Miguel Ángel Reyes. 449 partidos en ACB en 15 temporadas consecutivas entre Cáceres, Baskonia, Cantabria Lobos y Valladolid. El peso del apellido le ha ayudado y pesado a partes iguales hasta que desde hace unas temporadas ya no es “el hijo de Miguel Ángel”, sino Álex Reyes. “El baloncesto en mi casa está desde siempre y para mí es una ayuda extra. Mi padre es el entrenador en casa”.

No elude ningún tema Álex. Es un ávido lector, en eso tiene afinidades comunes con Rabaseda, su compañero de habitación en los desplazamientos. Tiene la carrera de Psicología, de hecho alguna vez ha puesto en marcha sus habilidades para manejar positivamente la mente de algún compañero. Y, no contento con eso, cursa Magisterio de Primaria Bilingüe, porque también sacó el C1 de inglés. Su novia es profesora en Galicia, trabaja con niños que tienen unas necesidades especiales. Cuestionado sobre la homosexualidad, salud mental y lo que se ponga por delante, responde: “El deporte desde fuera parece fácil y sencillo. Pero en cualquier aspecto de la vida hay que contar con la ayuda de un profesional. Desde la temporada pasada hablo con una. Hay buenos y malos momentos. Somos unos privilegiados, pero no hay que dejar el aspecto mental y, por fortuna, está dejando de ser un tabú. La buena noticia será que deje de ser noticia que un deportista o lo que sea diga que es homosexual. Me viene a la mente el año que jugué en Valladolid. Nos pitaron tres mujeres. Dijo el entrenador, Paco García, que el problema era que fuera noticia. Tenemos que empezar a normalizar que cada uno tiene sus preferencias y seas lo que seas, no hay nadie en el mundo que deba cuestionarte si te gusta una persona u otra”, asegura.